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El diablo se mete por el bolsillo

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Rafael Viloria

Desde tiempos muy remotos en la historia de la humanidad. Aun cuando ni siquiera nos imaginábamos los incalculables avances del desarrollo de los medios de comunicación (hoy llamados redes); hemos recibido pequeños y grandes mensajes que de forma extraña o no han producido interés o su contenido es tan profundo, que mejor ha sido mostrar grados de indiferencia, dejando que el mundo siga igual.

En tiempos en que el hijo del carpintero de Galilea (El Nazareno), andaba en sus giras “Libertarias” se decía que primero entraba un “Camello por el ojo de una aguja, que un rico en el Reino de los Cielos”.

Siglos después. En un concilio Ecuménico del ya existente “Vaticano”, el Papa Juan XXIII dijo: “El Vaticano debe abrir las puertas y las ventanas para que entre el aire y entre el sol.

Tiempos después a propósito de la Visita que nos dispensaría “El Papa Juan Pablo II”, dijo a través de los medios de comunicación en general “hay que despertar, reaccionar, para rescatar la fe, la confianza para construir la esperanza.”

Ahora: muy reciente. Como dicen los hermanos de Oriente, “antiel”. El Papa Francisco, allá en Medellín, en una de sus Ruedas de Prensa, Francisco dijo: El Diablo se mete por los “Bolsillos”.

Todo el mundo sabe que es un bolsillo, donde están ubicados y para qué sirven” Bolsa que tiene una prenda de vestir u otro objeto para llevar o guardar alguna cosa.”. Entre ello “Dinero”. Bien habido y hasta mal habido.

Nos sorprende El Papa Francisco, cuando con tanta precisión relativa, indica que el “Diablo” “Se mete por los bolsillos”. A riesgo de alguna impresión, voy a tratar de indicar el primer bolsillo, por donde el “Diablo” hizo su exitosa entrada que a la postre marco en la historia de la humanidad una situación que se transformó en un “Flagelo”, que no habido forma ni manera de poder erradicar.

La historia sagrada de la humanidad Reseña el rol que jugó el apóstol Judas al recibir treinta (30) denarios de Plata para facilitar un proceso que término llevando al Nazareno a su crucifixión.

El Diablo: encontró en el bolsillo de Judas el camino que le permitiría transformar la conciencia de quien ocupaba un espacio junto con el Nazareno la búsqueda libertaria contra el imperio Romano.

Creo que el Papa Francisco nos está obligando a deponer las aptitudes de manifiesta indiferencia y por consiguiente descubramos cuantos, bolsillos existen en la administración pública, por donde, no solo uno sino muchos diablos, están haciendo estragos a la sociedad en su conjunto.

Cada día que pasa las “armas” que se están empleando para evitar la proliferación del flagelo existente; descubrimos que no es un problema de leyes; de discursos exaltados, de cuerpos uniformados del color que sea; de capacidad técnica y operativa, lo que podrá dar al traste con lo que hoy denominamos corrupción desenfrenada.

El diablo no solo invadió los bolsillos de la “Cosa Pública”, se apodero y casi que para larga vida de los niveles de conciencia de quienes manejan la administración de los recursos financieros de la gestión pública.

Razón le asiste al Papa Francisco al asegurar y comparar con el diablo, que entra por los “bolsillos” de miles y miles de funcionarios públicos. Peor que las siete (7) plagas de Egipto lo que en nuestro País acontece hoy día. Los Resultados son visibles y tangibles al conocimiento público de la sociedad. Claro que lo que está ocurriendo no es nada que paradójicamente no tuviéramos conciencia de su existencia, lo que pasa es que sirios y troyanos, no hemos sido valientes para rechazar abiertamente, y combatir desde sus cimientos mismos las causas, efectos y consecuencias que de tal situación se han originado.

Los venezolanos estamos entrampados. La habilidad de los expertos en el manejo de los medios de comunicación nos hace creer que los verdaderos responsables de lo que pasa en nuestro país somos nosotros mismos por no seguir los postulados de aciagas falacias utópicas en lo social, económico y político.

Estamos ciegos, sordos y mudos frente a la realidad que frente a nosotros tenemos, sabemos lo que tenemos que hacer, como lo debemos hacer, para que hacerlo como, cuando y con quien. El problema es que tenemos que despertar, reaccionar y actuar ya. No podemos seguir esperando a los falsos mecías que nunca llegaran.

La salvación de la patria depende de nosotros mismos, con nuestra voluntad y disposición. Para ello hay que poner en marcha una verdadera revolución social democrática que produzca los cambios y transformaciones necesarias, para arrebatarle al diablo su nefasta misión que nos destroza a todos por igual. Cerrémosle los bolsillos a la perversidad satánica.

Ex Presidente de Central Cooperativa Nacional de Venezuela (CECONAVE)

 

 

 

 

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