Jesús Machado
El 18 de setiembre de 2008 vimos en la prensa:
“Los seis principales bancos centrales del mundo anunciaron la adopción de “medidas coordinadas” para hacer frente a la falta de liquidez en los mercados financieros.
La Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón, el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra y el Banco Nacional Suizo inyectarán capital por un valor de US$180.000 millones.”
El compromiso hecho por los países ricos en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo Monterrey (México) marzo 18 a 22 de marzo de 2002, organizada por la ONU de proveer ayuda a un ritmo de 0,7% de su PIB, estarían dirigidas a: “inversiones en servicios básicos de infraestructura económica y social, servicios sociales y protección social, incluidos los de educación, salud, nutrición, vivienda y seguridad social, que permitan atender debidamente a los niños y las personas de edad…”
Según estimaciones de la misma ONU, casi unos mil millones de personas más pobres.
Por supuesto, esas mismas naciones ricas que ofrecieron aportes para lograr las metas del milenio han mostrado un fuerte rezago en las ayudas.
Para el año 2007 según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se señalaba que la ayuda económica de 22 países ricos (entre lo que se encuentran los países antes mencionados) a los países en desarrollo bajó 5,1% en el 2006 comparado con el año anterior. Para el 2006 la ayuda fue de 104.421 millones de dólares, que equivale al 0,30% del Producto Interno Bruto (PIB) de esos 22 países que forman el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD). Estados Unidos, entregó un 0,17% de su PIB, un 20% menos de lo que había donado en 2005.
En el informe del año 2008 de la OCDE, se señalaba que en el 2007se produce un descenso de la ayuda respecto del año anterior: 0,73% en términos corrientes y 8,4% en términos reales. El esfuerzo relativo del conjunto de los donantes pasa así de 0,31% del PIB en 2006 a 0,28% en 2007. 103.655 millones de dólares.
18 de septiembre de 2008
En un informe presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) Señalaba que: “…la cifra de población desnutrida en el mundo en 2007 se eleva a 923 millones de personas…” más adelante: “reducir el número de personas hambrientas en 500 millones en los 7 años que quedan para 2015 requerirá un esfuerzo mundial resolutivo y de envergadura, acompañado de acciones concretas”, para ello proponía que: “…los países más golpeados por la actual crisis, muchos de ellos en África, necesitarán al menos 30. 000 millones anuales de dólares para garantizar su seguridad alimentaria y reactivar sistemas agrícolas que han sido descuidados durante mucho tiempo”.
No ha sido posible concretar medidas para la asistencia al desarrollo e implementar acciones concretas para reducir la pobreza y el hambre durante años pero si ha sido posible aportar 180.000 millones de dólares en un solo día para auxilio del sector financiero especulativo. Sin contar con la propuesta, aún es discusión, de 700.000 millones de dólares de dinero público para salvar a la industria financiera de EE.UU.
Esta claro el asunto, si usted hace desastre en el sector financiero y le va mal tendrá abundantes recursos monetarios de inmediato para salir de la crisis, pero si es pobre, con hambre, necesita educación, salud, vivienda y seguridad social tendrá que esperar por largo tiempo hasta que caigan migajas de la mesa del banquete de los ricos.