Francisco Javier Duplá
Los datos son alarmantes. Alrededor de un millón de jóvenes se encuentra fuera del sistema educativo, reconoció Soraya el Achkar, viceministra para las comunidades educativas en la clausura del encuentro Por una educación de calidad para todos, organizado en julio pasado por Cerpe, la UCAB, la AVEC, Fe y Alegría, la Asociación Civil Asamblea de Educación y el Departamento de Educación de la CEV.
Otros datos reportados por la prensa no dejan lugar a dudas sobre la decadencia del sistema educativo tal como está funcionando.
Las actividades en el liceo Luis Espelozín de Catia y en la mayoría de los planteles públicos y privados culminaron el pasado 10 de julio. Fue un año escolar marcado por tropiezos donde muchos alumnos apenas lograron ver 65 % de los objetivos planteados. Además de los días de clases perdidos, la falta de profesores, las fallas en las estructuras de los planteles y la paralización del programa de alimentación marcaron la actividad académica (…) Con la ausencia de clases la estrategia fue mandar trabajos de investigación pero eso no es suficiente para lograr el dominio de los contenidos. Los alumnos tienen muchas dificultades con habilidades básicas de lecto-escritura y de razonamiento lógico-matemático. A esto se añade la ausencia de personal capacitado en Matemática, Inglés, Física, Química, Biología (…) Los alumnos que no reciben ni una hora de las asignaturas del corte científico son promovidos con una nota ficticia producto del prorrateo de las notas de las materias que no son científicas. Esto los deja en desventaja a la hora de ingresar a la universidad.
Hacer frente a esta realidad no es fácil. Hacen falta claridad de ideas y determinación para llevarlas a término. Muchos educadores tienen buenas ideas, pero no tienen los recursos ni están en puestos que puedan llevarlas a cabo. En este trabajo se van a presentar muchas y buenas ideas para mejorar la educación venezolana, que aparecieron en el encuentro en la UCAB de julio pasado. Ponerlas en práctica le corresponde sobre todo al Gobierno, que debe asociarse con las familias y con todas las instituciones sociales.
“Estamos convencidos de la necesidad y urgencia de una educación de calidad para todos en Venezuela. Lo contrario es perpetuar la pobreza de los más pobres. Urge una movilización nacional para llevar a la práctica los consensos fundamentales ya establecidos en la Constitución”. Estas palabras del padre Luis Ugalde dieron el tono al encuentro. Y es que no se trata de inventar ideas novedosas, sino de cumplir las que ya existen. Siguiendo su exposición, la Constitución bolivariana establece como obligatorio el derecho de los niños a una educación de calidad (Art. 2, 3, 21, 75, 76, 102, 103) y la necesaria alianza entre familia, sociedad y Estado para que ese derecho se haga realidad. El sistema educativo tiene que lograr que se formen personas dignas y productivas, ciudadanos y trabajadores, personas con valores como la dignidad humana, la libertad responsable, solidaridad y espíritu democrático. Lo que no debe formarse es gente adoctrinada que se somete sin libertad y por miedo a lo que impone el Gobierno.
En cuanto a la manera de lograrlo, el sistema educativo, las materias y los programas de estudio deben responder a las necesidades y exigencias de una sociedad tecnológica en plena transformación. Eso es fácil decirlo y muy difícil hacerlo, porque está en juego no solo el dominio de las Técnicas de Información y Comunicación, las famosas TIC, sino su aplicación al sistema regular de enseñanza-aprendizaje. Como dice Antonio Pasquali:
A la educación formal le espera una forzosa racionalización de sus relaciones con las TIC, hasta aquí signadas por un esquizofrénico amor/odio. Las TIC comenzaron siendo para el muy conservador mundo educativo meros auxiliares docentes como el lápiz y la tiza, y pasaron decenios para que fuesen elevadas al modestísimo rango de la educación virtual, o sea descalificada de entrada por no-real-verdadera, ficticia y mera antesala de algo real. Mientras tanto, las TIC se venían convirtiendo en el principal instrumento creado por el hombre para la difusión de datos, informaciones y saberes, y el sistema tuvo que crear una educación a distancia o telemática, muy probablemente la única vía aún abierta para reinventar una educación democrática y de calidad.
Es claro que la formación en criterios y valores necesita el contacto personal, el ejemplo de los adultos, y eso no puede ser transmitido por las TIC, pero los conocimientos sí. Ahí tenemos mucho que crear e inventar.
Una educación de calidad solo puede existir si los educadores son personas de calidad, formados en universidades buenas, que gozan de autonomía y ofrecen planes de estudio actualizados. La carrera de educación será atractiva si se ofrecen ingresos dignos, salario integral y seguridad social. El trato a los educadores es una asignatura pendiente, en la que han sido aplazados este y casi todos los gobiernos pasados. Un hombre tan ajeno al mundo educativo como José Antonio Páez, que aprendió de adulto a leer y escribir, ya mostraba por la profesión de educador una mezcla de admiración y compasión:
No se olvide que el magisterio es la carrera más penosa que abraza el hombre instruido, obligado unas veces por la necesidad, movido otras por el noble objeto de ser útiles a sus compatriotas, aun a costa de su futuro bienestar: ella exige la más completa abnegación, porque es lucha continua y a brazo partido contra la ignorancia, con las preocupaciones y vicios de la época; y sin embargo no sólo no se le da siempre la cooperación que necesita, sino que muy frecuentemente se le encomiendan obras que los mismos interesados no han podido y tal vez no esperan llevar a cabo.
Admiraba al educador y se quejaba de que la sociedad no era consciente de la importancia de su trabajo. Mientras los gobiernos sigan prefiriendo las armas a la educación, el país no mejorará.
Una educación de calidad demanda un currículo actualizado, flexible, adaptado al estudiante y atractivo para él, contextualizado, que integre todas las dimensiones del ser humano, que enseñe a ser productivo de bienes y valores. En cuanto a los contenidos es interesante que el mismo Simón Bolívar se pronunciara sobre este tema con un sentido de la actualidad de su momento que bien quisiera yo para los que hoy diseñan los planes de estudio:
Deberá aplicársele a aprender los idiomas modernos, sin descuidar los suyos. Los idiomas muertos deben estudiarse después de poseer los vivos. ‘La geografía y cosmografía’. ‘La historia a semejanza de los idiomas, debe principiarse a aprender por la contemporánea’; ‘las ciencias exactas, porque ellas nos enseñan el análisis (…) y por ese medio aprendemos a pensar y a raciocinar con lógica’: ‘la estadística es un estudio necesario’; ‘la mecánica y ciencia del ingeniero civil, pero no contra su voluntad, si no tiene inclinación a esos estudios’; ‘la música no es preciso que la aprenda (…) pero sí debe poseer aunque sea rudimentos del dibujo lineal, de la astronomía, química y botánica’; ‘la moral en máximas religiosas’; ‘el derecho romano’; ‘si su inclinación lo decide a aprender algún arte u oficio yo lo celebraría, pues abundan entre nosotros médicos y abogados, pero nos faltan buenos mecánicos y agricultores’; ‘el baile, que es la poesía del movimiento’; y ‘sobre todo, recomiendo a usted inspirarle el gusto por la sociedad culta donde el bello sexo ejerce su benéfico influjo’.
Hay temas actuales, que es indispensable enseñar. Me refiero a la educación medioambiental, a la demografía, a nociones básicas de economía y manejo del dinero, al papel social de las religiones y en general de las ideologías, a los grandes modelos de la humanidad. Estos temas pueden contribuir a mejorar y hacer más prácticas las asignaturas tradicionales: lenguaje, matemáticas, ciencias naturales, historia, educación cívica. ¿Cómo pueden hacerlo?
Nadie pone seriamente en duda que la educación medioambiental es necesaria. Pero todavía no somos suficientemente conscientes de que podemos realmente acabar con la vida en el planeta si seguimos consumiendo en espiral y contaminando sin conciencia. La educación medioambiental es por ello necesaria, pero no debería convertirse en una materia, sino que la escuela ha de promover proyectos que ayuden al niño y al joven a comprender el mundo, a ver las implicaciones del trato que los humanos le damos, a conjurar peligros, a admirar la naturaleza y a comportarse mejor con ella. Y junto con la escuela, las asociaciones de vecinos, las autoridades locales y regionales, las industrias, para implicar a todo el mundo en una educación que debe rendir sus frutos en un próximo futuro.
La aritmética básica está implicada en las operaciones normales de compra y venta, y los niños las manejan al margen de la educación formal, pero las actitudes hacia el manejo del dinero, las compras necesarias o superfluas, las modas y sus exigencias deben ser puestas de relieve en el trajinar de cada día. No solo se trata de recomendaciones y buenos consejos, sino de manejo de las pequeñas y grandes cifras de los presupuestos familiar y ciudadano, y sus implicaciones para la totalidad de la sociedad.
El papel social de las religiones y en general de las ideologías es un tema controversial pero necesario. Daría un aspecto nuevo a la enseñanza de la historia y provocaría reflexiones y discusiones serias, que acostumbrarían a la libertad de expresión, al uso de la lógica, a la tolerancia, al respeto. Este tema se puede desarrollar a propósito de la aparición de las grandes religiones mundiales, de hechos e instituciones actuales o pasados, de ideologías que han profesado millones de personas y que piden juicios equilibrados para no repetir errores pasados.
Junto con este tema histórico está todavía por estudiarse el papel de las grandes figuras en el mejoramiento de la humanidad: Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela, Teresa de Calcuta, Oscar Arnulfo Romero entre los recientes, y Mateo Ricci, Marco Polo, José Gumilla, Louis Pasteur, Thomas Alva Edison entre los de siglos pasados, contribuirían a formar en la mente de los estudiantes modelos de humanidad muy distintos de los tradicionales en los manuales de historia, compuestos casi exclusivamente de hazañas guerreras, llevadas a cabo muchas veces por personajes ambiciosos y sin escrúpulos que han causado grandes sufrimientos y muertes innumerables.
Por concretarme al estudio de personajes interesantes de nuestra geografía nacional sería bueno conocer a “los representantes de la cultura civil en Venezuela en los años de vida republicana y democrática. Por ejemplo, Andrés Bello, educador, jurista y comunicador eximio; el geógrafo Agustín Codazzi; José Gregorio Hernández, santo médico, del que estamos celebrando el 150 aniversario de su nacimiento; los literatos Cecilio Acosta, Andrés Eloy Blanco, Teresa de la Parra, José Rafael Pocaterra y Mariano Picón Salas; la pianista Teresa Carreño; los pintores Martín Tovar y Tovar, Cristóbal Rojas, Arturo Michelena, Emilio Boggio, Armando Reverón, Manuel Cabré y otros muchos; los humoristas Leoncio Martínez y Aquiles Nazoa; la activista social y escritora Cecilia Pimentel; los educadores Rafael Vegas y José María Vélaz; el escritor y periodista Miguel Otero Silva; Arturo Uslar Pietri, muchos hombres en un solo nombre; la cantante Morella Muñoz, las actrices Doris Wells y Juana Sujo, y un largo etcétera”.[v]
Estas son algunas ideas propias sobre cambios posibles en los contenidos que se enseñan. Por su parte, el encuentro que reseñamos es un esfuerzo de tantos y tantos educadores de prestigio a los que les duele la situación de la educación venezolana, que proponen ideas dignas de estudio. A las autoridades educativas les corresponde escuchar.