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Diálogo como proceso de entendimiento nunca perderá vigencia

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Lorena Quintanilla Muñoz

Un nuevo episodio de diálogo se gesta entre representantes del gobierno y la oposición venezolana. El escepticismo se cierne sobre este rencuentro en virtud de los fracasos que le anteceden.

Luis Florido (VP) colgó en su cuenta de Twitter que ‘negociación internacional consiste en: elecciones presidenciales con nuevo CNE, garantías internacionales sin presos e inhabilitados’.

El politólogo Luis Francisco Cabezas apuesta a que las partes en conflicto encuentren un término medio para dirimir sus diferencias, claro está, con la presencia de un mediador imparcial. Es importante que exista un espacio de distensión.

¿Diálogo para qué? ¿Diálogo cómo?, son las preguntas claves, señala.

La emergencia humanitaria debe ser prioridad, amén de que el país cerrará con una inflación por encima del 1.000 % y será mucho mayor en 2018.

“El acceso a los medicamentos, los brotes de difteria y malaria deberían ser el ‘para qué’ de entrada. La salud es un punto no negociable”.

Por otra parte, advierte, que no hay posibilidad de cambio si no se aborda el tema de la transición política mediante condiciones equilibradas, sin ventajismo, abuso de poder y fraude.

“En Bolívar quedó demostrado el fraude, porque una cosa dicen las actas y otra cosa dice el CNE. Esto evidencia que el árbitro electoral no puede seguir siendo el mismo”.

A su juicio el diálogo en sí mismo no es malo. Hay que entender que se está frente a un gobierno que hará cualquier cosa por mantenerse en el poder.

Cabezas destaca que en esta ocasión el gobierno está muy desacreditado internacionalmente. La Unión Europea le dio el visto bueno a las sanciones, EEUU y Canadá han hecho lo propio. Además, el Grupo de Lima ha incidido en ese lobby internacional. Argentina también pidió sanciones relacionadas con un embargo petrolero.

“Pareciera que hay condiciones mucho más equilibradas ya que se estará en presencia de tres países mediadores del Grupo de Lima, habrá paridad en la mediación; siempre habíamos estado en desventa”.

Insiste en que el diálogo en esta ocasión puede tener algunas posibilidades de éxito por tanto que la realidad del país es muy grave en todos los ámbitos. Todo dependerá de la habilidad de las partes en negociación.

En esta oportunidad la oposición tuvo el tino de anunciar el diálogo primero que el gobierno. Agrega que el gobierno no luce tan cómodo, pero no se puede subestimar. Es un monstruo que no se mide a la hora de hacer lo que sea para mantenerse en el poder.

Subraya que la intervención extranjera o golpe de Estado son formas descabelladas para el cambio político, sobre todo cuando los militares son los que mandan en el país. La intervención extranjera es una cosa del pasado.

“El diálogo es la posibilidad para la transición política. Transición con el chavismo, lo que será un proceso lento”.

Estéril y comprometido

El politólogo Yosbert Vásquez explica que el diálogo como proceso de entendimiento nunca perderá vigencia. No es más que una negociación, subraya.

Ese diálogo, dijo, debe tener un elemento inexcusable y que hasta ahora se desconoce: una agenda, cuáles son los puntos a tratar y cuál es la finalidad de cada uno de esos temas. Esa es la primera fase en cualquier proceso de negociación política o en cualquier proceso de diálogo.

“Cuando eso no existe se puede advertir el fracaso de esa mesa de entendimiento, lo que ha sido constante en los diálogos anteriores. Van los actores involucrados a una especie de catarsis, de liberación de ideas entre dimes y diretes sin centrarse el desarrollo del diálogo en los puntos registrados en la agenda política”.

Vásquez, lejos de parecer pesimista asegura que, por la inexistencia de esa agenda, posiblemente se trate de un diálogo fracasado.

“Además está descontextualizado. Hoy la ciudadanía no necesita el entendimiento de los actores políticos, necesita un gobierno que tome decisiones y rescate la institucionalidad del país. Asimismo, necesita una oposición que le pueda servir de contraloría y de grupo de presión para derogar algunas acciones políticas que el gobierno pueda estar tomando”.

Enfatiza que mientras se atiendan los problemas de la política y no los problemas de la gente, el diálogo seguirá siendo un proceso de entendimiento ficticio y estéril.

Expone que la ciudadanía tiene un mínimo de credibilidad respecto a los actores políticos que van al diálogo. Cuando los actores involucrados en el proceso son los mismos que la gente rechaza, el diálogo se aprecia comprometido.

“El diálogo sería exitoso si esos actores tuvieran la aceptación y la credibilidad del resto de las personas inmersas en esa negociación. El venezolano hoy en día no cree en sus representantes”.

Por otra parte, resaltó que la dirigencia opositora sigue mostrando a los actores de la comunidad internacional como si fuesen los grandes árbitros del proceso de negociación.

“No son árbitros porque no toman decisiones. Es falso que la supraconstitucionalidad de algunas normas internacionales y actores políticos internacionales como la ONU, OEA o CIDH, tengan incidencia sobre las decisiones que se toman en Venezuela, eso es una matriz de opinión que se ha creado desde la oposición y que Luis Florido, un gran inexperto del derecho público internacional, ha mostrado”.

Insiste en que mostrar a la comunidad internacional como el remedio de todos los males es una gran irresponsabilidad.

“Se puede hablar de presión diplomática y de un rechazo al gobierno nacional, hasta allí, porque, aunque las instancias internacionales decidan, el gobierno nacional no tiene la obligación política y mucho menos jurídica de atender esas decisiones”.

Sostiene que el gobierno nacional predomina, además que los actores políticos trabajan en función de una elección presidencial.

“Un proceso de diálogo en medio de una elección presidencial favorecerá al gobierno porque la ciudadanía rechaza el proceso de diálogo por lo infértil que ha sido y eso desacredita a la oposición venezolana. No haber atendido el proceso de diálogo en el momento significa que hoy en día no tiene efectividad”.

Garantías

Macario González, candidato a la alcaldía de Iribarren, es partidario del diálogo.

Indica que si la crisis venezolana no se resuelve por la vía de la negociación se generaría una situación no deseable para nadie.

“El pueblo sufre demasiado por la falta de medicinas y escasez de alimentos, sumado a la inseguridad. No podemos cargarle más muertes por violencia política”.

Sostiene que para el diálogo sea útil y no produzca frustración en la gente, quienes están involucrados, sobre todo los representantes de la alternativa democrática, deben decirle claramente al país en qué condiciones participan en ese evento y cuáles son las garantías de que no será una nueva burla de parte del gobierno. Asimismo, se lo deben aclarar a la comunidad internacional.

González apunta que la MUD como tal no está operando por lo que se trata de una decisión tomada en el seno del parlamento. Los partidos, sin la marca de la MUD, decidieron participar en esa mesa de entendimiento, excepto Vente Venezuela.

Los temas, apuntó, se resolverán si el diálogo es fructífero y está acompañado de garantías.

El diálogo no se puede desechar, pero debe blindarse para que dé frutos, además de ofrecerle garantías al país.

Fuente: http://www.elimpulso.com/home/dialogo-como-proceso-de-entendimiento-nunca-perdera-vigencia

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