Por Revista SIC
El pasado 16 de septiembre, el país vio como el Gobierno llegaba a un “acuerdo parcial” con sectores de la oposición; el mismo establece la reincorporación del PSUV al Parlamento, la designación de un nuevo CNE, la liberación de varios presos políticos y la elección de los cargos a cuerpos deliberantes por representación proporcional. Para los factores democráticos que no participaron de ese acuerdo, el mismo es la búsqueda del sector oficial para ganar tiempo, gracias a factores que son “colaboracionistas”. Entretanto, las vías parecen agotarse y el país sigue clamando respuestas
Por cuatro meses el Gobierno que encabeza Nicolás Maduro ha mantenido negociaciones con la oposición. Los contactos estuvieron auspiciados por el gobierno de Noruega. Luego de tener los primeros encuentros en Oslo, pasaron a Barbados donde se terminó llegando a… nada.
Cuando desde la oposición –en la voz de Stalin González y Juan Guaidó– se anunció el cierre de las negociaciones, el Gobierno decidió comenzar contactos con otros actores democráticos que le fueran más “cómodos” para el diálogo. Es así que el 16 de septiembre, junto con sectores de la oposición, entre los que destacan: Avanzada Progresista, Cambiemos, Movimiento al Socialismo (MAS) y Soluciones, anuncian el inicio de nuevas rondas de conversaciones, con un acuerdo parcial donde destacan entre otras cosas: la incorporación del PSUV al Parlamento, el nombramiento de un nuevo CNE y la liberación de los presos políticos.
Las reacciones no se hicieron esperar; el resto de los factores que le hacen oposición al chavismo lo consideraron como “una jugada” del Gobierno con sectores que son colaboracionistas. Algunos dirigentes como Alfonso Marquina, los consideran parte del sector oficial, dando a entender que no pertenecen a las filas democráticas. Nuevamente, la división de la oposición se hace palpable ante la falta de estrategias unitarias.
De lo firmado por el Gobierno de Maduro con parte de la oposición solo se ha logrado la liberación de Edgar Zambrano, primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, y la reincorporación de los diputados del sector oficial al Parlamento. Todavía queda la duda de qué pasará con la Asamblea Constituyente y si se podrá lograr la convocatoria a unas elecciones presidenciales en un corto lapso de tiempo.
Voceros de los partidos que están en las conversaciones han manifestado que buscan salidas a la crisis, además de un posible entendimiento que logre destrancar el juego político. Timoteo Zambrano (Cambiemos), Claudio Fermín (Soluciones) y Felipe Mujica (MAS) han sido los más atacados por los sectores que rechazan estos acercamientos, y en algunos casos se ha puesto en evidencia el uso de descalificativos para asegurar que esos dirigentes políticos son agentes oficiales.
Se ha exigido la amplitud de esa mesa de diálogo y la veeduría internacional. Después de dos semanas, solamente Javier Bertucci, excandidato presidencial y dirigente de la organización Esperanza Por el Cambio (EPC), se ha incorporado a las conversaciones; esto origina más desconfianza en quienes ya no creen que la salida del Gobierno pase por un acuerdo político.
Otras organizaciones que en el pasado tuvieron acercamientos con el oficialismo, esta vez se han mantenido al margen; el caso de COPEI es el más evidente. A pesar de que en 2018 lideraron varios acercamientos que tuvieron como resultado algunas liberaciones de presos políticos, hoy prefieren mantener distancia y esperar a ver qué ocurre con estos contactos.
La comunidad internacional no tiene muchas expectativas de que ese mecanismo funcione si no cuenta con la aquiescencia y participación de la Asamblea Nacional. A pesar que exhortan a salidas pacíficas y democráticas, comienzan a ver con preocupación cómo el juego político no se destraba, mientras la crisis provoca una migración nunca antes vista en el continente.
Barbados agotado
Stalin González, segundo vicepresidente del Parlamento y jefe de la delegación opositora en las negociaciones que se desarrollaron en Barbados, anunciaba el 13 de septiembre que se agotó el formato de contactos que habían mantenido con el Gobierno.
Desde agosto no se habían vuelto a reunir los representantes de Maduro y Guaidó, luego que los EE.UU. sancionaron al régimen venezolano. Para el sector oficial no había razones para seguir con los contactos, mientras los norteamericanos hacían presión por otro lado. Desde los factores democráticos consideraban las sanciones como un mecanismo que contribuía a acelerar un acuerdo que ayudara a la elección de un nuevo gobierno.
En Barbados, los mediadores noruegos comenzaron a notar lo cuesta arriba de la posibilidad de un acuerdo en el corto plazo. El propio gobierno local ya había anunciado el cese de los contactos entre el Gobierno y la oposición, sin dar mayores detalles del por qué de tal situación.
El propio Juan Guaidó declararía sobre el cese de las negociaciones y, en vista de que el Gobierno hacía contactos con otros factores de la oposición, anunciaba la propuesta que él había dejado sobre la mesa en Barbados: la renuncia de Maduro y la suya para la conformación de una junta de transición que condujera al país a la elección de un nuevo Presidente de la república.
Desde el sector oficial no han refutado lo mencionado por Guaidó, parece que hicieran borrón y cuenta nueva con el nuevo diálogo que desarrollan con otras organizaciones políticas. Aunque en algunas declaraciones afirman que están dispuestos a seguir con el método que se congeló en Barbados.
El poder de la palabra
El diálogo desarrollado entre el Gobierno y factores de la oposición tuvo como consecuencia la primera liberación de un preso político. No cualquier preso político, sino uno de los más emblemáticos para la oposición, que estuvo 135 días privado de libertad: Edgar Zambrano.
El diputado y dirigente de Acción Democrática fue liberado por el Gobierno el pasado 17 de septiembre. A su salida de la cárcel fue recibido por la delegación de la oposición que mantiene contactos con el sector oficial; las opiniones sobre su liberación fueron distintas y el por qué de la misma fue vista desde diferentes ópticas, dependiendo de quién las emitía.
Zambrano salió y comenzó a declarar sobre el poder de la palabra, mecanismo necesario para solventar muchos de los problemas que afectan a la población. Consideró que parte de la crisis que se vive es por el no reconocimiento entre las partes, algo que originó controversia en algunos sectores políticos. Incluso evitó atacar la iniciativa que desarrollan factores de la oposición con el Gobierno, así como manifestar su rechazo a una posible intervención militar.
Las hipótesis sobre la salida de la cárcel del primer vicepresidente del Parlamento fueron variadas, las más extremistas hablan del colaboracionismo de Zambrano con el régimen, pero terminan cayéndose ante la falta de sustento. Todavía algunos sectores de la oposición siguen con los ataques hacía sus propios aliados.
Al final, todo indica que la liberación fue parte del acuerdo que tiene el Gobierno con los factores con los que mantiene comunicación. Según informaciones emitidas, se tiene una lista de más de cincuenta personas detenidas por cuestiones políticas, que buscarán que sean liberadas, de la misma forma como se hizo con Edgar Zambrano.
Nuevo año escolar
Arranca el año escolar 2019-2020 y los problemas en el sistema educativo siguen: docentes mal pagados, infraestructura en mal estado, deserción estudiantil, ausencia del personal docente, administrativo y obrero, entre otros muchos. Desde el Gobierno anuncian a todo gañote el éxito que será el nuevo año escolar.
Desde los gremios docentes anuncian una escalada del conflicto con el Estado, ya que desde hace tiempo no se discute un nuevo contrato colectivo y el salario –de apenas Bs. 40.000– es insuficiente para poder sostener la vida de un maestro y su familia. El ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz hace caso omiso a las demandas de los profesionales del área.
Ante la alta ausencia del personal docente, el Gobierno responde con maestros exprés, una forma de palear la falta de profesores, pero que no termina de solventar la problemática. La formación de los denominados maestros exprés no es igual a la de un profesional de la educación, los primeros son preparados en cursos de muy poca duración, mientras que los segundos cumplen con años de carrera que deben desarrollar para formar las nuevas generaciones.
La infraestructura que recibe a los estudiantes para el año escolar 2019-2020 está en las peores condiciones, en muchas instituciones los servicios básicos como agua y luz son inexistentes; las edificaciones educativas no reciben mantenimiento desde hace años, casi no hay pupitres y el material educativo escasea. Los comedores escolares están inoperativos o, en su defecto, dan muy pocos alimentos que no cubren la carga nutricional requerida. Muchos niños y jóvenes prefieren dejar la escuela y ponerse a trabajar para poder ayudar a sus familias a surfear la crisis que lleva tiempo aquejándolos.
Aunque el panorama parece afectar solo a las instituciones educativas públicas, también la crisis alcanzó a los colegios privados. Los mismos tienen que hacer maromas para que la inflación no se coma su presupuesto; posibles aumentos durante el año escolar que arranca parecen difíciles de lograr, si están bajo la supervisión de las autoridades, que asfixian a quienes desde la empresa privada decidieron invertir en la educación del país.
También las instituciones subsidiadas tienen dificultades para arrancar el año escolar, a pesar de buscar alternativas que puedan ayudarles a tener mejores condiciones para estudiantes y el personal que hace vida en las escuelas; la crisis es implacable y muchos prefieren buscar otras alternativas para subsistir en el largo plazo. Fe y Alegría ha sido una de las instituciones más golpeadas; a pesar del esfuerzo de muchos, no todos pueden sostenerse con los bajos salarios. Al día de hoy, solo en Caracas, Fe y Alegría tiene que llenar vacantes en más de trescientos cargos entre personal docente, obrero y administrativo.
Los gremios y sindicatos educativos ya anuncian la dificultad de trabajar bajo las condiciones que impone el Gobierno, ven difícil que el año escolar concluya satisfactoriamente, no solo por los problemas laborales; también por todo lo que ocurre alrededor: apagones constantes, falta de transporte público, escasez de efectivo, entre otros; el nuevo año escolar está en jaque.