El Servicio Jesuita a Refugiados tiene una década acompañando a la población refugiada en Venezuela y en el marco de la conmemoración del Día Mundial del Refugiado queremos propiciar la reflexión sobre el valor de la hospitalidad y la necesidad de ver a las personas en situación de refugio como sobrevivientes que luchan por sus derechos humanos.
Acompañar significa caminar al lado de la persona, les acompañamos y ofrecemos nuestra hospitalidad a los más vulnerables, a los que están en las fronteras marginalizados por el aislamiento, la hostilidad y la xenofobia. La hospitalidad engloba la idea de acoger al otro con dignidad, coexistencia, justicia, igualdad y solidaridad.
Las personas refugiadas en Venezuela se encuentran en situaciones muy lejanas a la concepción de hospitalidad, respeto y garantía de sus derechos humanos. La piedra angular de los problemas que afrontan diariamente se relaciona con el tema de la documentación: la ausencia de un marco normativo compatible con la protección internacional, con base en el Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados de 1967, que regule su condición migratoria una vez sean refugiados reconocidos por la Comisión Nacional para los Refugiados; con la inexistencia de un plazo razonable en la decisión de las solicitudes y por las bajas tasas de reconocimiento del estatus de refugiado.
Las dificultades antes mencionadas son obstáculos para el acceso y goce de derechos humanos. Así, en el tema educativo, los niños, niñas y adolescentes provenientes de Colombia que han huido de graves violaciones a sus derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario, no tienen acceso efectivo a la educación, si bien constitucionalmente se reconoce como un derecho universal y existen directrices del Ministerio de Educación y Zonas Educativas para que pueden acceder a las instituciones educativas, también debe incluirse el derecho a obtener los certificados y documentos habilitantes que demuestren la aprobación del grado académico.
Sobre el derecho al trabajo, la ausencia de políticas públicas en el ámbito laboral que respondan de forma diferenciada a la situación de los refugiados y solicitantes de refugio, lo que genera situaciones de explotación y servidumbre, inserción exclusiva al trabajo informal, desempleo y situaciones de vida precarias.
La hospitalidad es el camino para comprender en toda su dimensión la cohesión social que no se agota en cubrir las necesidades básicas de subsistencia, sino que es preciso diseñar y ejecutar políticas públicas que brinden con un enfoque diferencial y duradero el desarrollo humano en concordancia con el progreso social, la igualdad, la sostenibilidad y en definitiva el respeto y garantía a los derechos humanos.
Sheila Goncalves. Directora Nacional del Servicio Jesuita a Refugiados Venezuela.
Telefono +58.212.5631018
Correo: [email protected]
Ana María Palacios. Coordinadora Nacional de Incidencia del Servicio Jesuita a Refugiados Venezuela.
Correo: [email protected]