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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Desbloquear la participación juvenil

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En esta reflexión no compartimos la idea de personas e instituciones que sostienen que las juventudes están despolitizadas; todo lo contrario, aquí creemos que los jóvenes venezolanos, al padecer las desigualdades del sistema, juzgan la situación y quieren participar para cambiar las cosas, solo que necesitan aliados locales que los ayuden a superar obstáculos institucionales que operan en el país. Por ello, estas ideas están dirigidas a funcionarios, grupos y organizaciones que impulsan la inclusión y participación juvenil

Por Robert Y. Rodríguez, s.j.*

Vinculaciones locales inteligentes

El Estado venezolano en el Proyecto nacional Simón Bolívar, tercer plan socialista de desarrollo económico y social de la nación 2019-2025 (Plan de la Patria) declara como política pública estructurante: “Potenciar el saldo político organizativo, cultural y económico de la juventud… fortaleciendo las instancias de organización y participación en el sistema educativo, CLAP, Consejos Comunales, Comunas, Consejo Presidencial y Congreso de la Patria, entre otras”.

               Su indicador consiste en la “Tasa de participación de jóvenes en cargos de gobierno, institucionales y del Poder Popular”, y los programas para lograr esta meta son Chamba Juvenil, Soy Joven Productivo, Misión Barrio Adentro Deportivo (p. 57), entre otros. 

               Adicionalmente, en el discurso de celebración del Día de la Juventud, en febrero de 2023, el presidente Maduro anunció otra mediación, a saber: la “Gran Misión Juventud Venezuela”1. Habría que destacar que no se encontró información ni detalles técnicos sobre esta última iniciativa del Ejecutivo nacional; al parecer solo se quedó en flatus vocis.

               Funcionarios inteligentes reconocen que las instituciones públicas locales ameritan el apoyo de la sociedad civil organizada para lograr la participación y protagonismo juvenil. Porque esta alianza, que también debería integrar a las familias, construye mejores condiciones para que los jóvenes, efectivamente, sean agentes de transformación en sus comunidades. 

               En un sistema que ha sido tachado como híbrido, es decir, democrático-autoritario (Gombata, 2020) y con fuertes mecanismos de ideologización y exclusión, daría la impresión de que esas vinculaciones estarían negadas. Tal vez formalmente así sea (de arriba hacia abajo), y los relatos de este tipo abundan; pero en intercambios informales tú a tú (de abajo hacia arriba), he sido testigo de cómo funcionarios y activistas con motivaciones genuinas, autoridad y reconocimiento social han pactado apoyos conjuntos.

               En ese caso, son las relaciones y conversaciones honestas entre representantes públicos y líderes comunitarios, empresarios, docentes, agentes eclesiales, etcétera, las que construyen “de hecho y no de ley” condiciones de inclusión juvenil (permisos, vinculaciones, seguridad, recursos, mecanismos). 

               Los activistas comprometidos con los jóvenes, siempre que sea posible y conveniente, tendrían que invertir más tiempo en establecer contactos y relaciones productivas con funcionarios públicos locales accesibles para desbloquear el disfrute de derechos y participación juvenil en tiempos de la revolución. 

Moisés Pablo Nava / Cuartoscuro

Transformar el miedo y la desconfianza en prudencia

En la revolución bolivariana el conflicto político y la emergencia humanitaria compleja han diluido la confianza de los jóvenes en su futuro; por ello han decidido convertirse en extranjeros en busca de una tierra prometida, donde broten más oportunidades para su sentido de vida.  

               Pero, hay otros jóvenes que han decidido quedarse, intentando día a día hacer de la adversidad una virtud, como muestra de su capacidad resiliente. En ambos casos hay cariño, orgullo, arraigo y ganas de comprometerse con el país2

               También hay miedo y desconfianza a expresarse libremente y participar debido a la violencia. Es verdad que el miedo bloquea y paraliza; sin embargo, también regula la impulsividad y valentía irresponsable. Plantea interrogantes. Estas activan la prudencia, que se convierte en virtud política cuando está informada y funciona para ponderar y tomar decisiones. 

               En tal sentido, sería pertinente implicar a los jóvenes en espacios inclusivos, seguros y protegidos, donde puedan intercambiar ideas y conversar con otros pares y personas cualificadas, íntegras, no polarizadas ni con afán adoctrinador. La buena conversación estimula la imaginación (Lederach, 2008), esa que descubre “grietas en el muro” (rutas alternativas) y activa la confianza en el ser capaz y su poder transformador (Ricoeur, 1996).

               Los intercambios humanos supradichos también podrían cultivar la confianza en las instituciones y en los mecanismos de participación reforzándola como principio político movilizador de la acción ciudadana para que lo abstracto, lo ausente y soñado, se haga histórico. 

               En los jóvenes, sobre todo los que tienen entre 18 y 24 años, hay que resignificar, críticamente, la idea de que como las cosas no funcionan no vale la pena participar. Todo lo contrario, se trata de actuar, dentro del marco constitucional, para que acontezca lo que no se da. Aquí operaría una especie de reconstrucción de lazos de los jóvenes con la institucionalidad democrática, una reconciliación superadora de caminos violentos. 

Deconstruir la actitud política híbrida hacia la participación 

Investigaciones sociales que hemos realizado en Gumilla (2023) con grupos de jóvenes de comunidades populares sugieren que algunos han naturalizado la violencia en la vida cotidiana. Mientras que las encuestas de juventudes (Aparicio, 2021; UCAB, 2021) revelan un incremento en la actitud política híbrida, que se traduce en que los jóvenes encuestados desean la democracia como sistema de bienestar aceptando ejercicios autoritarios del grupo de poder que la lidera. 

El Ucabista

               Esa actitud se traduce en decisiones electorales que reproducen y habitúan la violencia política y entregan libertades y derechos. Y en Venezuela, los jóvenes son sus principales víctimas. En efecto, merece la pena “echarles el cuento” a los noveles ciudadanos sobre otros sistemas democráticos más sanos, plenos, a objeto de ofrecerles narrativas que les ayuden a reconstruir sus referentes políticos para ampliar su mundo y categorías de juicio y acción ciudadana. 

               En la sociedad global abunda la insistencia de que toda acción ciudadana debe acontecer en red, que el ciudadano debe asociarse. Sería conveniente que las agrupaciones que más implican actualmente a los jóvenes: recreacionales, deportivas, culturales, ecológicas, integren con mayor profundidad el enfoque de derechos para que a la actividad específica se sume la reflexión sobre el contexto y praxis por el bien común. 

               Además, como espacios de interacción social de personas diversas, donde los jóvenes se sientan aceptados e inspirados, se pueden aprovechar también para crecer en valores democráticos –reconocimiento, respeto a la dignidad del otro, inclusión, libertad de expresión, negociación, participación– que revierten caminos autoritarios. 

               Al respecto, los partidos políticos venezolanos tienen una reflexión y decisión pendiente. Deben abrir más canales de formación y participación para los jóvenes, y lo definitivo es que desde los 18 a los 34 años (marcador internacional de juventud) puedan participar en las instancias y roles de decisión de los partidos, según su evolución y madurez humana. Ya es tiempo de cambiar la estrategia, la de solo usar al joven para las movilizaciones y campañas. 

               En esta conquista, tendríamos que acompañarlos para que no reproduzcan los esquemas autoritarios habituales de los “cogollos” partidistas.  Tampoco el modelo populista, demagogo y utilitario de líderes políticos venezolanos que, desconectados de las penas y alegrías de las personas, se acercan exclusivamente para conseguir votos y luego desaparecen. 

               Los líderes políticos deben escuchar más a la juventud en sus dificultades, expectativas y proyectos, con la finalidad de desarrollar una comunicación política y un programa que también los incluya. Si quieren ser escuchados, entonces deben ser coherentes y genuinos en sus motivaciones y propuestas de inclusión y participación.

               La participación social reflexiva en las comunidades y el encuentro con líderes comunitarios íntegros tendrían que ser escuela de gobierno de las juventudes con esa vocación, donde se formen nuevos líderes políticos más conectados con las bases; donde aprendan a comunicarse, empatizar y comprometerse con las bases. Ciertamente, las organizaciones del gobierno (comunas, consejos comunales, CLAP, misiones, etcétera) y muchas otras deberían ser también una oportunidad para acrisolar capacidades políticas. 

Inscripción y actualización de datos en el registro electoral

El Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano declara que el registro electoral (RE) está abierto continuamente y que todo ciudadano que demande registrarse y actualizar datos debe dirigirse a la oficina regional del ente en las ciudades de los estados.

               En mi caso, me registré en una estación del Metro de Caracas, en el año 2004, cuando había en marcha un programa público para actualizar masivamente el RE. En estos años ya no es así, abunda la desinformación e incluso las trabas burocráticas del CNE3

               Los jóvenes que viven en el interior de los estados tienen dificultades económicas y de traslado en transporte público. Además, en esas comunidades hay deficiencias en el servicio eléctrico y de Internet. Por ello, los jóvenes ameritan el apoyo de organizaciones y activistas para registrarse y actualizar sus datos en el CNE. Estos son los grandes habilitadores de la participación política electoral, que en la esperanza de muchos jóvenes es el único camino político, democrático y pacífico para transformar la realidad que los expulsa.

Notas:

  1. Tomado de https://mppre.gob.ve/2023/02/12/gran-mision-juventud-venezolana-se-fundara-en-marzo-2023/
  2. Tomado de https://es.quora.com/Te-sientes-orgulloso-de-ser-venezolano
  3. Tomado de https://cronica.uno/si-no-pudimos-llevar-la-maquina-del-registro-electoral-a-los-jovenes-entonces-llevamos-a-los-jovenes-al-cne/

Referencias:

APARICIO, R. (2021): “Jóvenes del Caribe” un estudio realizado por la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe. Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset Madrid, España. 

GOMBATA, M. (2020): The evolution of a hybrid regime in chavista Venezuela: between authoritarianism and democracy. Tesis doctoral, Universidad de Sao Paulo. Brasil.  

LEDERACH, J. P. (2008): The moral imagination. The art and soul of building peace. New York: Oxford University Press.

RICOEUR, P. (1996): Sí mismo como otro. Madrid: Siglo XXI Editores.

Universidad Católica Andrés Bello. (2021): Encuesta nacional sobre juventud. Caracas. Recuperado de https://elucabista.com/wp-content/uploads/2021/10/Presentacion-ENJUVE-II-26-10-2021-DEFINITIVA.pdf

*Director de la Fundación Centro Gumilla.

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