Jesús María Aguirre
Imagínense que un empresario venezolano o español compra las acciones de un equipo de los Emiratos Árabes o de un país musulmán y les pide arrancar de su escudo, divisa tradicional del club, la media luna, que corona su marca y enaltece la prosapia del Jeque máximo. Me imagino las protestas de los musulmanes y no me extrañaría que un comando del Isis atacara con dinamita alguna oficina de la empresa financista venezolana o española.
Pues, admírense, de que ahora el Real Madrid quita la cruz de su escudo por presiones de los capitales financieros islámicos para venderse en el bazar oriental, a cuenta de que no pueden tolerar que el escudo del Real Madrid entre a sus países con su crucecita por las connotaciones ignominiosas que tiene para el mundo musulmán.
Hasta el presente creía que el calificativo de Real del equipo de Madrid obedecía a su creación en tiempo de la monarquía y en honor a la realeza española, símbolo de la unidad de España, y lo mismo pudiéramos decir de Real Sociedad o algún otro equipo menor. Pues bien, resemantización o no, piensen en adelante, que el término Real se refiere a los reales –petrodólares islámicos–, que enriquecen al club y que algún día Florentino se nos aparezca con chilaba y babuchas.
Bueno es el cilantro (multicultural), pero no tanto.