“Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos e hijas de Dios” (Mateo 5, 9)
Cpal Social
Como es del conocimiento de la opinión pública, Nicaragua está atravesando una grave y creciente crisis política. La salida pacífica a dicha crisis es el unánime deseo y el firme compromiso de la población que reclama democracia, libertad y justicia. Ya son más de 100 nicaragüenses a los que se les ha arrebatado sus vidas en poco más de un mes, por ese reclamo ético y constitucional.
La Compañía de Jesús, presente en el país desde 1916, se ha sumado a ese clamor y a ese compromiso. Nuestra convicción humana, ética y cristiana, nos exige compartir, respaldar y defender la vía pacífica para superar el conflicto. El diálogo honesto y la negociación sensata y viable se imponen para lograrlo. Estamos aún a tiempo de evitar más polarización, más derramamiento de sangre y más dolor. Quien quiere la paz no hace la guerra, quien no quiere violencia ni agrede, ni persigue, ni maltrata, ni intimida.
Se nos ha informado de fuente fidedigna que la integridad física y la vida misma del Padre José Alberto Idiáquez, S.J., Rector de la Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua, está corriendo grave peligro. El Padre Idiáquez ha sido amenazado por su participación en la Mesa de diálogo convocado por la Conferencia Episcopal, por ponerse al lado de los estudiantes, por defender los derechos humanos de quienes están pacífica y legítimamente demandando sus derechos constitucionales, por hacer continuos llamados al Gobierno nicaragüense a dar signos concretos de que la paz que dicen buscar sea fruto de la justicia y el compromiso democrático, y por incorporar a la Universidad como tal en ese esfuerzo de los nicaragüenses.
Habiendo comunicado al Padre General de la Compañía de Jesús, padre Arturo Sosa, S.J., residente en Roma, dicha información, y contando con su apoyo, en nombre de todos los jesuitas en Centro América y de todas las personas laicas que integran las cuarenta instituciones que juntos llevamos adelante con el único deseo de servir a los pueblos centroamericanos, responsabilizo desde ya al Gobierno nicaragüense de cualquier agresión o atentado que pudiera sufrir el padre José Alberto Idiáquez, S.J.
Hago un llamado a organismos de Derechos Humanos nacionales e internacionales, a la OEA, a la ONU, al Parlamento Europeo, a todas las universidades jesuitas del mundo, a las distintas Iglesias, y a todas las personas comprometidas con la dignidad del ser humano, a respaldar decididamente la salida pacífica y negociada a la trágica situación que está viviendo el país, y a exigir el respeto a la integridad física de todos los nicaragüenses que como el padre Idiáquez, S.J., la Conferencia Episcopal, los estudiantes y demás miembros de la sociedad civil que integran la Mesa de diálogo, están trabajando por una paz fruto de la justicia.