La comunidad de la parroquia La Vega, sector Las Casitas, caminó cargando cruces como símbolo de las penurias que hay que superar en Venezuela para vivir con dignidad
Por Clavel Rangel | @ClavelRangel
La comunidad de La Vega caminó este miércoles 22 de agosto de 2018 desde la punta del cerro, en el sector Las Casitas, hasta la redoma La India en una procesión de cruces. En cada una de ellas guindaron un símbolo de servicios y derechos escasos: dinero en efectivo, una pelota pinchada, cajas de medicamentos, harina de maíz, baldes y botellas de aguas vacías, y una consigna como centro:
“Hay delitos económicos que son más graves que los homicidios porque son más conscientes y son la causa no de una, sino de muchas muertes y de la corrupción”. San Alberto Hurtado.
La frase fue la razón de la procesión. La parroquia celebra las fiestas patronales de su santo, el jesuita chileno San Alberto Hurtado, y la caminata es el resultado de la reflexión de la comunidad de La Vega, una de las 22 parroquias del municipio Libertador de Distrito Capital.
“Había que manifestar desde nuestra fe a través de un gesto cristiano que es una procesión de cruces. Las cruces simbolizan el dolor de nuestro señor Jesucristo, y hoy Venezuela es un cristo sufriente en el rostro de cada uno de nuestros hermanos”, explicó el párroco de la comunidad y quien encabezó la movilización, el jesuita Alfredo Infante.
La caminata, de unos 7,3 kilómetros pendiente abajo, terminó marcada por otros símbolos de la Venezuela en crisis: decenas de personas esperando transporte público que no llega… y que todos los días los obliga a caminar esa misma distancia para alcanzar un autobús; niños y padres en cola afuera de un módulo de Barrio Adentro; unas cincuenta personas haciendo cola en el Mercal del barrio y las organizadores del Clap, en La Vega, señalando a las participantes de la procesión.
–¡Ajá, Barbara! Bien bonito que estás allí. –gritó una mujer desde un módulo de Barrio Adentro a Bárbara, de 44 años y con discapacidad, madre de tres adolescentes.
“Avancen, avancen tranquilos que no estamos cansados, contamos con la fuerza de nuestro padre Hurtado”, vociferaba Yasiris Paredes, líder de uno de los comedores comunitarios de Alimenta la Solidaridad que funciona en La Vega para atender el hambre y a una población vulnerable: los niños.
Pero detrás de ella y pese a la fuerza de su consigna, dos mujeres caminaban llorando. Una de ellas era Bárbara, a quien una de las organizadoras del CLAP le señaló, y otra muchacha, ambas dependientes de la bolsa de comida subsidiada que mensualmente vende el Gobierno en un contexto de hiperinflación y escasez.
Desde 2017, luego de las protestas, este ha sido el mecanismo de control social denunciado por líderes de la comunidad y una de las razones por las que vecinos del sector han estado renuentes a participar. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana 2017 (Encovi), 9 de cada 10 venezolanos no puede pagar su alimentación diaria.
Y en esa escena, que acompañó toda la caminata, mujeres como Ana y Gladys, animaban a sus compañeras: “mija, que le quiten la bolsa si quieren, pero ellos no pueden porque el derecho a la alimentación es tu derecho”.
Un mensaje reforzado por Infante en cada de una de las estaciones de la procesión: “Si somos hombres de fe no podemos callar ante la injusticia. Tenemos que organizarnos y asumir nuestra responsabilidad”.
La caminata fue acompañada por los movimientos de protesta pacífica Piloneras, Dale Letra, así como dirigentes del movimiento Caracas Mi Convive y Alimenta la Solidaridad, este último sostén de uno de los comedores populares que funcionan en la parte alta de La Vega como parte de la red San Alberto Hurtado, que organiza otros comedores para niños.
Leandro Buzón, cofundador de Caracas Mi Convive, destacó el poder de la organización y participación comunitario como vía para exigir la resolución de problemas y exigencia de derechos al Ejecutivo, uno de los puntos transversales del proyecto que lideran en las 22 parroquias del municipio Libertador. En ese sentido, dijo, la procesión de este miércoles en La Vega tiene un mensaje poderoso: “Si la comunidad se organiza y participa es capaz de vencer el miedo, una de las armas del gobierno para oprimir”.
La movilización ocurrió dos días después de la entrada en vigencia de un nuevo cono monetario y la implementación de medidas económicas que apuntan a un mayor control de lo que queda del aparato productivo. Se trata, además, de una de las pocas movilizaciones articuladas con consignas sociales, además del sector Salud, programadas desde la comunidad que ocurre en los últimos meses.
En Venezuela en los últimos cuatro años, según el Foro Penal Venezolano, 12.406 personas han sido detenidas por disentir. De modo que la protesta, casi tácita, ha estado prohibida en el país.
Aunque no hubo detenciones la mañana de este miércoles, efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional se concentraron en la redoma de La India. Más de 50 efectivos de la GNB llegaron con equipos antimotin al final de la procesión para impedir un eventual cierre de calle en La Vega.
La procesión cerró con peticiones de la comunidad, por la paz, por la salud y por la misericordia de los gobernantes.
Fuente: http://talcualdigital.com/index.php/2018/08/22/cronica-las-cruces-bajaron-de-la-vega-en-consigna-por-una-vida-digna/