Astrid Liscano de Raad*
A lo largo de la historia, el hombre ha buscado, el porqué de la conducta criminal de aquellos quienes en un momento determinado se colocan al margen de la ley y por múltiples factores producen un hecho delictivo, dentro de una sociedad regida por normas, por leyes y por reglas, que existen para sustentar la buena convivencia entre todos. Diversos factores de tipo social, económico, ético, moral y otros se hacen presentes cada vez que en nuestra sociedad sus integrantes sufren las consecuencias del hecho delictivo, donde el victimario ha actuado algunas veces con lujo de maldad, ensañamiento y desproporción, en contra de una víctima, produciendo su muerte. Luego surgen muchas interrogantes y, sobre todo, diversas opiniones en esos casos especiales. Cuando un delincuente ejecuta un hecho delictivo de este tipo, ocurre un eco enorme de repudio social, de manera general.
En nuestra sociedad venezolana, no existe, por ejemplo, el llamado “asesino en serie”, ese curioso personaje que hemos visto muchísimas veces en las películas extranjeras y sobre todo en Hollywood, donde se nos presenta a un asesino sin piedad que se regocija con su maldad, y quien piensa muchas veces que es una especie de enviado especial, quien debe aniquilar a determinadas personas por el hecho de poseer ciertas características similares. Por ejemplo, el asesino de la película “Copicat”, o el abominable Aníbal el caníbal de la película “El Silencio de los Inocentes” o “Mister Broocks”, el cual trata de un ejemplar empresario, que sale por las noches a cazar personas y matar sin piedad a gente inocente para saciar un deseo criminal que se le presenta cuando menos se lo espera, llevando así, en silencio, una doble vida, pues es un honorable padre de familia, un gran hombre de negocios y a su vez es un criminal.
Esta forma antisocial y criminal existe en otros países y se denomina “asesino en serie”, es un personaje que se traslada a algunos sitios y, llegado el momento, ataca a las personas por presentar características similares y definidas, idealizadas en la mente del asesino. En nuestro país, otros múltiples factores desencadenan los hechos delictivos, sin contar con el tema biológico, sino que surge, en la mayoría de las veces, por razones económico-sociales, frustraciones y, sobre todo, debido a una carencia o falta absoluta de valores, los cuales son muy necesarios para convivir dentro de una sociedad.
Los aspectos biológicos de los delincuentes han sido analizados por muchos estudiosos a través de la historia, tratando de dar alguna respuesta a la conducta delictiva, especialmente cuando ocurren hechos monstruosos sin explicación alguna. Por citar un ejemplo, César Lombroso hace siglos, presentó la célebre teoría del criminal nato, de obligatorio estudio para la criminología. En su teoría, explicaba que ciertas características físicas en el individuo podían mostrar clara tendencia criminal. Este autor basaba su idea en las características físicas de los delincuentes, y planteaba que el criminal nato tenía algunas características especiales como, por ejemplo, paladar en forma de bóveda, frente pronunciada, orejas en forma de asa, mentón pronunciado, labios gruesos, epiléptico. Para él, un delincuente era un ser atávico, se trataba entonces de una persona poco desarrollada mentalmente, algo así como un ser muy primitivo. Además, decía que el criminal nato, hablaba en “argot criminal” -lenguaje especial- y utilizaba tatuajes en la piel.
Muchos años después, esta teoría cayó en descrédito porque, desde luego, una persona con frente pronunciada, orejas grandes, que use tatuajes y posea otras características de las presentadas por este autor, no necesariamente tiene que ser un delincuente. Posteriormente, en 1950, se descubrió un hecho curioso y asombroso: una anomalía cromosómica, el doble cromosoma Y o XYY, que se le vincula a la conducta violenta o destructiva.
Como se sabe, el cromosoma Y es el que determina el sexo masculino y, normalmente, la fórmula cromosómica en los hombres es XY. El potencial agresivo no es universal dentro del reino animal, sin embargo, estudios antropológicos ratifican que el hombre se encuentra dentro de las especies violentas. Pero, ¿cómo surgió esta teoría? Ocurrió que, en 1950, el criador de caballos del multimillonario árabe Aga Khan, asesinó en París a una prostituta, de una manera descomunal y sin un motivo aparente. Este señor fue condenado a pasar su castigo en un hospital en París, y no en la cárcel, esto por influencia de su patrón. Un día, por equivocación, le fue tomada una muestra de sangre para efectuarle un cariograma que se le había indicado a otro paciente recluido en ese hospital, descubriéndose por error en dicho examen, el doble cromosoma en el asesino. A partir de allí, los abogados que llevaban la defensa del criador de caballos, trataron de alegar esta anormalidad biológica como el motivo del asesinato, ya que de ser así podría, tal vez, ayudarle a la defensa, pues nadie es culpable de nacer con una anormalidad genética.
Posteriormente, la teoría del doble cromosomas se encontró en muchos otros casos, como por ejemplo en el de Richard Speck, un norteamericano que un buen día comenzó a disparar con un fusil y sin ningún motivo a los transeúntes que pasaban por una calle, matando a un numeroso grupo de personas. Igualmente, otro hombre en los Estados Unidos de Norteamérica, presentó el doble cromosoma, habiendo protagonizado el siguiente hecho: se introdujo en una escuela de enfermeras y mató, sin ningún motivo y sin piedad, a varias de ellas.
Como era de suponerse, en estos hechos y en otros casos similares, se pudo demostrar y comprobar la doble carga cromosómica, lo que vino a causar gran revuelo en el plano jurídico, ya que muchos defensores penalistas buscaron demostrar la inocencia de sus defendidos por considerarlos irresponsables de sus actos, debido a su anormalidad genética. Aunque los estudios posteriores no arrojaron resultados concluyentes, no deja de ser interesante el tema para una novedosa disciplina como es la Sociobiología, definida como “el estudio sistemático de las bases biológicas de toda conducta social”, la cual ofrece nuevas perspectivas dentro de las ciencias de la conducta humana y, en especial, para la criminogénesis y la conducta antisocial, donde, entre otras cosas, se continúan buscando los porqués a las diversas interrogantes tras la aparición del delito en la sociedad y, muy especialmente para aquellos casos donde los delincuentes, de una forma desproporcionada y despiadada, ejecutan crímenes horrendos en contra de las víctimas. El tema sigue en estudio.
*Abogada egresada de la ULA (1991), especialista en Derecho Penal, ex juez penal del estado Lara, docente universitaria de pre y posgrado, columnista del Diario El Impulso.