El nuestro es destacado como uno de los países latinoamericanos que cuenta con instituciones sólidas. El incremento de la violencia letal no constituye, por ahora, un desafío a la gobernabilidad. Sin embargo, es imprescindible hoy un funcionamiento eficiente de la inteligencia policial para identificar a las bandas que actúan, el tipo de crímenes que cometen y sus víctimas
Los niveles de preocupación por el aumento de la criminalidad en Chile no tienen precedentes. La Fundación Paz Ciudadana, en su Informe sobre victimización por robo e intento de robo, da cuenta de un incremento de la victimización en relación con la medición previa y revela que el porcentaje de los encuestados que expresan alto temor alcanza los niveles más altos desde que se realiza la encuesta (IFPC 2023). La explicación a la que se alude con frecuencia es que ese temor se debe al importante aumento de homicidios con uso de armas de fuego, la creciente presencia del crimen organizado y la aparición de nuevos delitos, como los secuestros extorsivos, que reflejarían que el país vive la etapa de violencia delictual más aguda desde el retorno a la democracia.
Caracterización del fenómeno criminal
La información existente permite aseverar que existen cambios profundos en las manifestaciones de la criminalidad, aunque por ahora no es clara la evidencia respecto de qué factores los impulsan. Las tendencias apuntan a un incremento de los homicidios con armas de fuego, los que tienen lugar entre hechores desconocidos entre sí, y a crecientes dificultades para identificar sospechosos por parte de las policías. Asimismo, la participación de extranjeros como víctimas y hechores viene aumentando, así como la ocurrencia de agresiones mortales en el contexto de la actuación de bandas y pandillas.
Un informe nacional confirma que los homicidios consumados han aumentado entre 2018 y 2022, pasando de 4,5 fallecidos por cada 100 mil habitantes, a 6,7 en 2022 (Subsecretaría de Prevención del Delito y Ministerio Público, 2023). Y la proporción de casos con imputado conocido ha experimentado una disminución sostenida, del 76 % al 58 % durante ese periodo. Ello se explica probablemente porque en los hechos no intervienen conocidos entre sí, lo que ha llevado a sostener que se trata de manifestaciones de crimen organizado, lo que, sin embargo, requiere ser comprobado. A su vez, el porcentaje de hechores conocidos de nacionalidad extranjera ha venido creciendo, aunque sigue siendo minoritario. En 2022 solo el 13,1 % de los hechores identificados eran extranjeros.
En tanto, el contexto predominante en el que ocurren los hechos indica que el grupo más numeroso de homicidios con causa conocida corresponde a la categoría de hechos ocurridos como producto de la ejecución de otros delitos (robos con violencia que culminan en homicidios) o con la participación de grupos organizados, el que ha venido reduciendo su participación en el total. Un segundo contexto predominante corresponde a la violencia intrafamiliar.
Por otra parte, resulta de gran interés observar que, en promedio, el 70 % de quienes han sido identificados como hechores tengan condenas previas en el país. Esto quiere decir que ya han tenido contacto con el sistema de justicia penal y que no se trata de inmigrantes irregulares con antecedentes previos desconocidos.
Aunque no constituye una realidad que pueda extrapolarse al resto de Chile, una región que ha sufrido los cambios delictuales a los que nos referimos es la llamada Macrozona Norte, que comprende las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo. Es un área geográfica que constituye la puerta de entrada para la inmigración irregular y vecina de grandes centros productores de droga. Una comparación realizada por la Fiscalía entre 2011 y 2021 da cuenta de un aumento de los homicidios por casos de venganza y ajustes de cuentas, disputas territoriales entre bandas rivales y la presencia de extranjeros como víctimas, testigos e imputados (Unidad Coordinadora del Sistema de Análisis Criminal y Focos Investigativos de la Fiscalía Nacional 2022).
Factores explicativos del fenómeno criminal
Las explicaciones del incremento de los homicidios varían en cuanto a su certeza y la rigurosidad de los estudios. Un aspecto que exponen la Fiscalía y el Gobierno hace referencia a la penetración creciente del crimen organizado que trae consigo disputas territoriales, venganzas y quitadas de droga. Asimismo, ello explicaría la ocurrencia de nuevos delitos que se han venido extendiendo, como secuestros extorsivos y otras expresiones de extorsión. En ocasiones, a lo anterior se agrega que el país se encuentra en una primera etapa de penetración del crimen organizado, y eso traería consigo violencia al interior de los mismos grupos.
En respuesta a este diagnóstico, el Gobierno lanzó un Plan de Lucha contra el Crimen Organizado, ha impulsado la creación de un Ministerio de Seguridad Pública y ha apoyado al Ministerio Público con la contratación de profesionales que apoyen en la investigación de homicidios y secuestros. Esta explicación es plausible, pero requiere ser afinada, a objeto de determinar la magnitud de la amenaza que enfrenta el Estado de derecho.
Un estudio reciente centrado en el análisis de la Región Metropolitana intentó determinar la correlación existente entre variables de tipo comunal y tres tipos de homicidios diferentes: aquellos con participación de organizaciones criminales, los cometidos para consumar otro delito y los que resultan de conflictos interpersonales que no constituyen violencia intrafamiliar. Los resultados parecen indicar que los factores sociales asociados a cada tipo de homicidio pueden ser distintos (Mohor, por publicar).
Esto es que, a mayor concentración de desventajas sociales, aumenta la probabilidad de concentración de homicidios interpersonales no intrafamiliares. La prevalencia de población migrante estimada no se constituye, en esta muestra, como factor explicativo de ninguno de los tipos de homicidios analizados. Respecto de la dimensión que caracteriza la criminalidad comunal, los porcentajes de victimización por robo resultan relevantes en todos los casos analizados, aunque particular y naturalmente importantes en relación con homicidios asociados a otras actividades criminales. Por su parte, la tasa de casos policiales respecto del delito de tráfico de drogas resulta significativa para homicidios asociados a organizaciones o pandillas y para aquellos relacionados a otros delitos. No ocurre así respecto de casos de microtráfico, tasa que solo es significativa si se relaciona con otras actividades criminales.
Algunas reflexiones
La prensa y los comentaristas tienden a explicar los hechos criminales que se describen como el producto de la penetración del crimen organizado, sin caracterizar más precisamente los contornos del fenómeno. El concepto de crimen organizado es genérico y tiene características y dimensiones diversas. Basta que exista una organización de carácter permanente de al menos tres personas dedicada a cometer delitos con fines de lucro para que se hable de una organización dedicada al crimen organizado.
Como sabemos, expresiones de crimen organizado y crecimiento de mercados ilegales han existido en Chile desde hace muchos años. Las manifestaciones del tráfico minorista de drogas y el uso de armas han obtenido espacio suficiente en los medios y han sido la razón para ejecutar diversos programas públicos dirigidos a barrios vulnerables durante los últimos veinte años.
En consecuencia, resulta difícil explicar la nueva violencia como producto del ingreso del crimen organizado. Los diagnósticos del Observatorio del Narcotráfico (2022) entregan información de interés, pero no logran construir una hipótesis sobre los cambios que ha experimentado el mercado de drogas ilícitas y los participantes de este, ni explican la creciente violencia en nuestro país.
La literatura indica que en la violencia producto del narcotráfico pueden intervenir actores distintos en disputa por el control del negocio (Bergman, 2018). Podría consistir en lucha armada entre vendedores en la calle, violencia, asesinatos que involucran a distribuidores, transportistas y vendedores al detalle. O bien podría ocurrir que bandas dedicadas al narcotráfico diversifiquen su accionar hacia la comisión de delitos violentos. ¿Cuál o cuáles son los casos aplicables a nuestro país?
Chile es destacado como uno de los países latinoamericanos que cuenta con instituciones sólidas. El incremento de la violencia letal no constituye, por ahora, un desafío a la gobernabilidad. Sin embargo, es imprescindible un funcionamiento eficiente de la inteligencia policial a efectos de identificar a las bandas que actúan hoy, el tipo de crímenes que cometen y sus víctimas. Es comprensible que ello tome tiempo, pero el Gobierno debiera asegurar que exista un enfoque proactivo, pues la ciudadanía experimenta la sensación de que reina la impunidad.
Fuente: este artículo fue enviado por la revista Mensaje, de Chile.
Referencias
Índice Paz Ciudadana. (octubre 2023): Presentación de resultados.
MOHOR, Alejandra, “Análisis de los homicidios en la Región Metropolitana de Chile: una exploración ecológica sobre tres tipologías”. Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana.
Subsecretaría de Prevención del Delito 2023. “Primer Informe Nacional de Homicidios Consumados: Una visión integrada e institucional 2018–2022”.
Unidad Coordinadora del Sistema de Análisis Criminal y Focos Investigativos de la Fiscalía Nacional. (diciembre de 2022): “Informe comparativo de homicidios de los años 2011 y 2021 en la Macrozona Norte”. En: Fiscalía, VII Informe Anual, Observatorio del Narcotráfico.