Por Bruno Desidera*
La epidemia que está poniendo de rodillas a China, Italia y otros países diversos se está difundiendo lentamente en América Latina, donde los sistemas sanitarios están menos equipados.
¿Y si llega a Venezuela? “El problema no es si llega a Venezuela”, interrumpe el doctor Julio Castro Méndez, médico infectólogo, referente de la ONG Médicos por la Salud, que elabora una publicación periódica en relación con la situación de los hospitales venezolanos. “El problema es cuando llegue. Estoy convencido de que eso será inevitable, solo es cuestión de tiempo, puesto que el COVID-19 ha comenzado a difundirse por otros países de Sudamérica”. Un escenario de pesadilla es lo que ocurriría a la llegada del coronavirus, “puesto que la situación sanitaria en Venezuela está comprometida desde hace tiempo. En los hospitales falta el agua frecuentemente, factor fundamental para prevenir la difusión del virus. El 53% de la estructura sanitaria no cuenta con mascarillas”.
Epidemia también en Sudamérica
En resumen, si la llegada del VCovid-19 es más que probable, la imposibilidad para hacerle frente es cierta. A decir verdad, nadie en el país ha dado positivo. Una situación en contraste con el resto del continente, donde en los últimos días el virus ha comenzado a difundirse, aunque de manera menor que en Asia y Europa. A la vuelta de 10 días, de todas formas, se ha pasado de casos aislados hasta superar el centenar, una situación que significa el doble solo en 2 días. El sábado, en Argentina, se conoció el primer deceso: se trata de un hombre de 65 años, con dificultades respiratorias, que había regresado hace poco de Europa. El balance provisional de los contagiados en el continente es el siguiente, para el 9 de marzo:
30 personas positivas en Brasil, 17 en Argentina, 15 en Ecuador, 13 en Chile, 9 en Costa Rica, 9 en Perú, 7 en México, 5 en República Dominicana, 5 en las Antillas menores, 5 en la Guyana Francesa, 3 en Colombia, 1 en Paraguay y 1 en Panamá.
Sobre la difusión más contenida en el continente se hacen varias lecturas: algunos, sin contar con el respaldo de los expertos y de las autoridades sanitarias mundiales, sostienen que el virus se difunde de manera más lenta si las temperaturas son elevadas. Otros afirman que América Latina, por la recurrencia a enfrentar epidemias virales, está mejor preparada para aislar los casos que se presenten. Otros, de manera más fatalista, piensan, por el contrario, que no se han tomado muchas muestras y que, en todo caso, como explica el mismo doctor Castro, la difusión solo ha comenzado un poco más tarde, pero que pronto aumentarán los casos. La tendencia de los últimos 2 días es un indicio en este sentido.
Sistema sanitario colapsado
Pero es Venezuela, justamente, el país que suscita mayores preocupaciones. No faltan las interrogantes sobre la posibilidad real de que se informe sobre eventuales casos que resulten positivos, puesto que el actual gobierno de Maduro jamás ha comunicado algo diferente en relación con las otras epidemias actuales en el país. “Hay tres en particular, en este momento: malaria, morbillo, difteria, mientras el dengue, que está causando numerosos contagios en otros países, sobre todo en Brasil y Paraguay, no está contagiando concretamente en Venezuela”, dice el médico. Pero, en el país, hay también diversos casos de tuberculosis. Castro Méndez explica: “Desde hace 3 años están presentes estas epidemias, pero quienes han hecho las denuncias han sido las organizaciones internacionales, para nada el gobierno.”
“Técnicamente hay un mínimo de capacidad de hacer los controles, yo mismo en estos días he tomado muestras a personas que venían de Europa”. Sin embargo, dentro del actual contexto de poca transparencia y crisis generalizada, es difícil pensar en la posibilidad de efectuar diagnósticos a grupos numerosos. Para las próximas semanas, “mucho dependerá de cuántos serán los casos que se presentarán. Pero si se llegase a un número similar a aquellos de Corea o Italia, a la vuelta de dos semanas la situación sería de completo colapso”.
El informe 2019 de Médicos por la Salud es elocuente. El estudio documenta, por ejemplo, que durante el 2019 el 78 % de los hospitales venezolanos han tenido problemas de suministro de agua. En el mes de diciembre solo el 16% de la estructura sanitaria ha tenido agua todos los días. Sin contar con los apagones que durante el año pasado han afectado a más del 60% de los hospitales. La presencia de médicos, en el país, es menor al 10%, la del personal de enfermería es menos del 24%. Las unidades de terapia intensiva funcionan entre el 60-70% de su capacidad, dependiendo de los momentos, las salas de operaciones es algo menos del 50%.
Población debilitada
A esto se añade la escasez de medicinas, también las básicas, que ocurre desde hace años, y un estado de debilidad y desnutrición que ha menguado a gran cantidad de población. “El hecho es -explica Feliciano Reyna, fundador de la ONG Acción Solidaria- que la eventual difusión del coronavirus se añadiría a una situación precedente ya fuertemente comprometida bajo todos los puntos de vista: médico, nutricional, alimentario, educativo. La escasez de agua y de personal es realmente preocupante. En realidad, hace un par de años era peor, puesto que últimamente hay una cierta implementación de la respuesta humanitaria”.
Hay una gran preocupación, agrega, “por la situación de las personas ancianas, que están fuera del sistema de asistencia, o las personas pobres y solas, sin instrucciones. Esperamos que el impacto, en el momento en que se verifique algún contagio, no se extienda”.
*Traducción del Italiano al español por el Padre Alfonso Maldonado.