Por Andrés Cañizález | @infocracia | Política UCAB.
La sociedad replegada y en sus casas, atemorizada. Las operaciones dirigidas por la élite militar. Los medios de comunicación limitados o censurados. Una población enfocada en pensar en su propia sobrevivencia. En la práctica un toque de queda, amparado en razones de salud pública, pero que en realidad ha sido el sueño del régimen.
A fin de cuentas, una sociedad quieta en la que no se discuta la legitimidad de quién gobierna o la necesidad de caminar a un cambio democrático.
El Coronavirus COVID-19 es sin duda un problema global de salud pública. No estamos poniendo en duda las recomendaciones que emanan de organismos especializados como la Organización Mundial de la Salud. La OMS decretó la Pandemia el pasado 11 de marzo, cosa que no ocurría desde 2010 cuando la epidemia global del H1N1.
Pero sería de ingenuos pensar que el régimen de Nicolás Maduro no saca partido político de esta crisis social y sanitaria.
Cuando desde el poder nos dicen que no se debe politizar el Coronavirus, es porque efectivamente se está politizando.
Los mensajes oficiales enfatizan la naturaleza “importada” de los casos, insisten en un “brote” en la ciudad de Cúcuta, que ningún otro ente colombiano o internacional advierte, y sencillamente se victimiza un gobierno, que gozando de riquezas inmensas en el pasado, y que sencillamente despilfarró, sostiene ahora que el sistema sanitario necesita ayuda internacional debido a las sanciones de Estados Unidos.
Las razones sanitarias son ciertas. Las personas deben replegarse en su espacio íntimo. Pero en el caso de Venezuela eso sólo podrán cumplirlo un porcentaje no mayoritario de la población, que puede apertrecharse para no salir de casa dos o tres semanas.
Para el común del venezolano el desafío de sobrevivir es de cada día, con lo que se gana en cada jornada. Una población enfocada, en su mayoría, en buscar qué comer y obligada a retornar a sus casas, atemorizadas del contagio de Coronavirus, no estará pensando en la necesidad de cambio político. Mientras una parte importante de la sociedad esté enfocada en su propia sobrevivencia eso representa ganancia para quienes detentan el poder.
La militarización del manejo de la crisis por el Coronavirus es notable. Hasta los civiles que están en el poder reproducen el lenguaje de operaciones militares. Pero no es una tarea militar al servicio de la sociedad, sino de la propia élite castrense.
Los uniformados más que enfocados en poner sus unidades de transporte para el traslado de enfermos, médicos o enfermeros, como sucede en otros países, terminan apropiándose de las estaciones de servicio y resguardan los pocos miles de litros finales para su beneficio exclusivo.
Médicos, enfermos crónicos, transportistas de alimentos, medios y periodistas, en gran parte del país se quedan secos, sin gasolina. No hay respuesta oficial. Las escasas estaciones de servicio que aún tienen combustible en estados como Lara, Táchira, Mérida, Zulia o Trujillo, son controladas en su totalidad por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana.
La palabra clave parece ser control. Es lo que históricamente ha movido al chavismo. Tener el control de la sociedad venezolana. En los últimos años, bajo el régimen de Nicolás Maduro, incluso se perdieron los modales democráticos que en el pasado se esforzaron en mostrar.
Estamos ante un autoritarismo puro y duro, que ya nos ha demostrado no resquebrajarse, incluso si para sostenerse en el poder se pierden vidas humanas.
Es el mismo régimen que reprimió sin cortapisas en 2014 y 2017, el que enaltece a las FAES al día siguiente que Michelle Bachelet pide su disolución, es el mismo régimen que destruyó el aparato productivo nacional y que luego dice que la crisis humanitaria la generaron las sanciones de Estados Unidos.
Es a fin de cuentas, el mismo régimen que hoy tiene al país en “cuarentena social” por el Coronavirus sin que tengamos certeza sobre la veracidad de las cifras oficiales, sin que sepamos a ciencia cierta cómo se va comportando la propagación del virus dentro de Venezuela. El mismo gobierno que ante una crisis de salud pública no coloca a ningún especialista sanitario como vocero.
El chavismo es sinónimo de obsesión por el poder. No creo que el manejo de la crisis por el Coronavirus vaya a ser diferente a lo que ya conocemos.
Un régimen que durante años ha intentado dominar a una sociedad. Una sociedad que ahora obligada por razones sanitarias debe recluirse. Un sistema oficial de medios de comunicación enfocado, por costumbre, en la propaganda y sin interés de abocarse a la prevención. Una crisis social y de salud pública puesta en manos de militares. De facto un decreto de toque de queda en muchos lugares del país y los uniformados actuando de forma discrecional.
No estamos en capacidad de pronosticar por cuánto tiempo estaremos así ni qué país tendremos luego del Coronavirus. Lo que sí es notable es que esta crisis encaja con el modelo chavista de hegemonía y control, y el chavismo sacará provecho de ello.
Fuente: https://politikaucab.net/2020/03/25/coronavirus-la-tormenta-perfecta-que-esperaba-el-chavismo/