Por Jesús María Aguirre.
Una de las pandemias mundiales de la que se tiene memoria precisa fue la de 1918. Se desató cuando aún no se aplicaban las vacunas. Esa gripe, llamada española, posiblemente el evento más mortífero en la historia de la humanidad, mató alrededor de 100 millones de personas entre los años 1918 y 1920. En Venezuela, se contabilizaron más de 25.000 muertos por la gripe española, equivalente a no menos del 1% de la población. Los métodos de contención eran los mismos que ahora han aplicado en China. No son, pues, un invento chino, aunque tal vez ahora la disciplina es más rigurosa en el control de las circunscripciones.
“En un momento en el que no había vacuna ni antibióticos para tratar las infecciones secundarias que podían asociarse al virus, los esfuerzos en el mundo para contenerlo se limitaban a intervenciones no farmacéuticas como las cuarentenas, una buena higiene personal, uso de desinfectantes y la limitación de concentraciones públicas, recuerdan los CDS”¹ .
Por lo demás, no es la primera vez que hay pandemias de origen asiático. Basta con recordar: el virus H1N1 de la pandemia de 1918, que fue sustituido por el de la pandemia de 1957-59, la llamada gripe asiática (H2N2) y ésta por el de la pandemia de 1968, la llamada gripe de Hong Kong (H3N2). La Organización Mundial de la Salud calcula que cada una de esas enfermedades, más bien leves, causó entre 1 y hasta 4 millones de muertes en el mundo.
En Venezuela, existe un trabajo realizado por Juan José Rodríguez y documentado por el libro Historia Fundamental de Venezuela, de José Luis Salcedo Bastardo, doctorado en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Ciencias Políticas y Sociales en 1955; que describe muy bien las vicisitudes que tuvo que padecer nuestro país cuando las epidemias tocaron esta tierra, y lo que tuvo que enfrentar profesionalmente el Doctor José Gregorio Hernández para combatirlas, tal fue el caso de la epidemia llamada “Gripe Española”.
A propósito de la labor médica de José Gregorio Hernández, el Dr. Alfredo Gómez Bolívar, escribe: “Nunca usaba maletín médico en sus visitas a los enfermos, solo usaba el termómetro para tomar la temperatura al enfermo y el reloj, para medir el tiempo… Permanecía de pie en sus visitas médicas; escribía las fórmulas siempre de pie en papel sin membrete, de ellas se conservan muchas, que las personas guardan con mucho cariño. Sólo durante la epidemia de gripe de 1918, para poder atender a mayor número de pacientes, convino en utilizar un automóvil, cedido espontáneamente por el Sr. Domingo Ottati, y lo devolvió a los veinte días. Durante esta pandemia de gripe, llamada Gripe Española, aunque no fue en España donde comenzó; el Dr. Hernández se esforzaba por atender el mayor número de casos posibles”.
Así que el tema no es si son los españoles o los chinos los victimarios de la humanidad o si los virus son de izquierda o de derecha porque provienen de una país comunista o neoliberal, sino si tenemos una políticas sociales y de salud adecuadas y más médicos venezolanos a la altura de José Gregorio Hernández, sin tener que mendigar recursos humanos de Cuba como si fuéramos una colonia hospitalaria de la isla, dependientes de su medicina.
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