Luisa Pernalete
Imagine la escena: una escuela ubicada en una comunidad popular del interior del país, digamos San Félix, hay niños de 5 y 6 grado. “¿Hay drogas en este barrio?”- pregunta la maestra- “Uf, maestra, por todos lados, ¿usted quiere ir donde venden cerca de mi casa?” – “¡No gracias! Otro día”. Otra pregunta esta vez a adolescentes: “¿Les han invitado a robar en la comunidad?” De 32, 16 levantan la mano. Y sigue, “En mi cuadra vive el Jackson, todo el mundo sabe que las motos que arregla son robadas, ¿si quiere que se lo presente?” Y así continuamos.
No soy del CICPC ni del Sebim, es la indagación elemental para que la escuela pueda hacer su plan de educación para la paz. No invento la escena, solo la recreo sin nombres ni lugares. Es una práctica común hacer esas consultas para saber cuánto riesgo corren nuestros muchachos. No hace falta que los torturemos para que hablen, tampoco un arma. Sólo conversar, y querer enfrentar el problema.
¿No podría el gobierno poner a trabajar sus equipos de inteligencia para detectar dónde están los focos centrales de la delincuencia organizada en comunidades especialmente violentas? ¡Claro que la sociedad está cansada del asedio de los delincuentes! Los ciudadanos queremos gozar de nuestro derecho al libre tránsito (Art. 50 de la CRBV), queremos que el derecho a la vida no sea sólo un artículo de la Constitución, pero no con cualquier procedimiento. Un poco de inteligencia podría resultar menos costoso que operativos espectaculares, sobre todo porque no se necesitan 2.000 funcionarios, tanquetas y afines para saber dónde se ubican los “peligrosos”. Y si es para ubicar bachaqueros, puedo asegurarles que hay métodos más simples. Otro tema es ver si lo importante no será abordar la causa de la escasez y no la consecuencia, pero eso es otro asunto.
Sigamos con la utilidad del trabajo de inteligencia para reducir la delincuencia, para pacificar el país. Los operativos espectaculares pueden llevarse por delante los derechos de las víctimas. ¿Qué tal si fuera su hijo el detenido sólo porque iba al liceo a la hora de la acción? Aunque lo suelten después, es una experiencia por la cual no me gustaría que pasaran mis alumnos.
Una cosa si es necesario puntualizar: el trabajo de inteligencia tiene que ser discreto, nadie tiene porqué enterarse que la policía investigará a la banda “los caraqueños” en el barrio El desespero de San Félix. Hay que hacerlo ca-lla-di-to, nada de medios, cámaras, funcionarios de alto rango. De lo que se trata es de reducir la delincuencia con el menor costo posible para los vecinos, víctimas de la violencia.
¿No será bueno un poco de inteligencia contra la delincuencia?
@luisaconpaz