Luisa Pernalete
Hemos imaginado que soy una directora de un plantel, digamos que de San Félix, ubicado en una comunidad popular y estoy reunida con todo el personal. Estamos evaluando el año escolar 2014/2015, o sea, es el último consejo de maestros de período que comienza. Es el 20 de julio del 2015. Estas son mis palabras en esa escena.
Me siento cansada, muy cansada, pero muy contenta. He revisado mis registros y encuentro motivos por los cuales alegrarme y quiero felicitarlos a todos. ¡Qué bueno que también está el personal administrativo y obrero! ¡Todos son importantes!
- Comencemos por los logros en la infraestructura. ¡Por fin techamos la cancha! El consejo comunal cooperó, la iluminaron muy bien, y ello ha permitido que los muchachos puedan estar hasta el atardecer. Además, todo el año se ha hecho mantenimiento y no se ha dejado todo para operativos esporádicos. Los padres, junto a sus hijos y autoridades de la alcaldía, han visto la importancia de este trabajo.
- Se incrementó la matrícula en primer grado. Hemos ido casa por casas hablando con las madres. Las mejores maestras se han puesto en ese grado. Hemos ayudado a la gente de la comunidad vecina, donde no hay un centro de educación inicial. Ese es un problema en los barrios de creación reciente.
- Se ha reducido la deserción en el primer año de bachillerato, ¿Se acuerdan que en el año antepasado se nos fueron 9 por cada sección? No ha sido fácil. Creo que el plan de ayuda de “compensación pedagógica” para ayudar a los que iban mal, con el apoyo de los estudiantes universitarios que hicieron su servicio comunitario con ese programa ¡Fue éxito! Pero creo que también fue determinante todo el trabajo en las horas de guiatura, horas en las ubicamos a los mejores profesores, bueno, y gracias a que el Ministerio entendió que estas horas debían entrar en horario y ser pagadas a los responsables. En este sentido, además de felicitar a los profesores guías, debo reconocer el trabajo que se tomaron al tomar contacto con los estudiantes que se fuero en años anteriores. Animarlos a volver, o a buscar alternativas, como por ejemplo, ir al Centro de Capacitación Laboral que la iglesia abrió en la parroquia. Fue bonito ese trabajo.
- Programa estrella el de “Aprender a convivir”. ¡cuántos conflictos se han resuelto por vías pacíficas! Toda la formación sistemática, y no espasmódica, para enseñar a los estudiantes desde el primer gado, a “ pensar antes de actuar”… hasta ustedes se beneficiaron. Nos ayudaron los compañeros de Fe y Alegría del colegio vecino. Las alianzas son importantes. ¿Y qué tal todas las estrategias para eliminar los apodos humillantes? Animaba ver los carteles en las puertas de los salones: “Esta grado es territorio 100% libre de apodos! No se puesto en todos, pero esa será la meta para el próximo año escolar. Ya se sabe que se requieren al menos 3 años para pacificar un colegio. Hay que continuar, sea quien sea el director.
- Se redujo el número de embarazos. Y no fue repartiendo condones, sino educando los afectos, elevando la autoestima de los adolescentes, desarrollando las inteligencias múltiples de todos los estudiantes, trabajando en su proyecto de vida, todo eso contribuye a que vean que la maternidad es cosa seria y no es cosa de esa edad.
- Determinante fue la formación de las madres – también vinieron algunos padres -. ¿Vieron cómo fueron cambiando y cómo eso influyó en el comportamiento de los hijos? La “graduación” del primer grupo de Madres Promotoras de Paz fue hermosa. ¡lloramos todas, ero de felicidad! Hay que crear un grupo por grado.
Hicimos muchas cosas más, como por ejemplo, incorporar los juegos instructivos del padre Wysenn a las clases de lengua y matemáticas, (gracias padre); el cambio en las reuniones de padres y representantes; la recuperación de la placita del barrio, la llegada de nuevos docentes que entraron por concurso, mucho más responsables que los que entraron no se sabe con cuáles criterios, en fin, fue un trabajo diverso, pero con metas claras, para no perdernos.
Por todo lo anterior estoy muy contenta, y sé que ustedes también. Nos hemos convencido de que sí se puede hacer algo por los muchachos y por el país. Claro, las altas autoridades también deben hacer lo suyo. Me olvidaba: con los concursos, se arregló el asunto de todos los interinos, pues se hicieron los nombramientos ya para esos compañeros.¡Justo!
Y por cierto, ya llegó el bono vacacional, merecido se lo tienen.