Cuando pensamos en los jóvenes venezolanos de hoy nos encontramos con un grupo marcado por indicadores desfavorables donde todo parece indicar que una posibilidad real de mejora es imposible. No obstante, también es necesario conectar con esas iniciativas donde brota la esperanza y nace la solidaridad
Por Adle Hernández*
Venezuela es un país multi-problemático caracterizado por la “[…] pérdida de institucionalidad, crisis económica, cambios demográficos y crisis del combustible”1. Los jóvenes enfrentan a diario esas problemáticas; según cifras de la Enjuve 20212, la población juvenil se ha reducido en los últimos ocho años, y los mayores problemas que enfrentan están relacionados con la calidad de vida, el acceso a la educación universitaria e insatisfacción con la democracia. Cuando pensamos en los jóvenes de hoy nos encontramos con un grupo que tendrá memorias nítidas sobre la escasez, pobreza, represión y migración.
Pero Venezuela también se caracteriza por la movilización de muchas personas y organizaciones que están preguntándose qué hacer y cómo responder a este país que nos toca profundamente y nos duele hondo; y si bien todos los números hablan de las dificultades que se palpan en la cotidianidad, también es necesario conectarnos con aquello que nos habla de la esperanza. Las iniciativas de solidaridad que han surgido hablan de la gente que no se resigna a la tristeza de un país que se rompe y nos rompe, nos habla de muchas personas que están decididas a conectar con la vida y conectar a otros con esa vida. Un ejemplo de esto son las acciones de trabajo en comunidades de nuestros estudiantes.
La Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) se ha caracterizado desde su fundación por creer firmemente en el rol que tienen los jóvenes en el país. Y como universidad jesuita apuesta por la formación del estudiante, no solo en su especialidad profesional sino también en la formación integral de la persona que se conecta con la realidad para tratar de comprenderla y transformarla. Las estadísticas de Extensión Social nos dicen que, en los últimos cinco años, un promedio de 1.500 estudiantes de Caracas y Guayana se han vinculado cada año con acciones de nuestros ejes de acción, para contribuir de manera importante con un promedio de 25 mil 400 beneficiarios por año. Pero más allá de las estadísticas, valdría la pena preguntarnos qué significan esos números y cómo podemos particularizarlos y darles rostro. A continuación, citaré algunos ejemplos de la acción comunitaria estudiantil de la UCAB.
En primer lugar, es importante mencionar la reconocida labor que inició el padre Vélaz, s.j.3 con un grupo de estudiantes hace casi 67 años, en el que a través del trabajo de catequesis que hacían en un sector caracterizado por la pobreza y exclusión, se sintieron interpelados por la realidad que les llevó a soñar lo que poco tiempo después se convirtió en Fe y Alegría. Esa fue tal vez la acción más antigua de vinculación ucabista en comunidad, pero no es solo esa. Hay muchos otros ejemplos de los que me permitiré escoger tres. El primero de ellos es la Clínica Jurídica, que surgió a finales de los años ochenta, con el padre Olaso, s.j. y un grupo de estudiantes voluntarios que brindaban orientación jurídica a personas en los barrios de Caracas, esa iniciativa fue creciendo y haciéndose cada vez más sólida y fructífera, lo cual permitió que en el año 2011 el Centro de Clínica Jurídica Padre L. M. Olaso, s.j. abriera sus puertas y se posicionara progresivamente como un referente en materia de servicio jurídico gratuito pensado para personas que de otra forma no podrían acceder a la justicia. Cada año pasan por el centro entre 120 y 200 estudiantes que no solo participan en el servicio jurídico, sino también en actividades formativas y de voluntariado, en el que destaca el programa “Quiero ser Abogado”, donde enseñan a jóvenes de bachillerato los principios básicos del sistema jurídico venezolano y el derecho a la justicia que tienen todas las personas.
Otro ejemplo es la cátedra de Psicología Escolar de la Escuela de Psicología, que durante casi cuarenta años ha estado comprometida con escuelas de sectores populares a través de sus prácticas. Cada estudiante que se forma como psicólogo pasa por la experiencia de atender casos individuales y grupales, así como trabajar con docentes y representantes en favor de miles de niños y niñas a lo largo de su historia.
También encontramos las acciones de voluntariado de las distintas escuelas en las que se han realizado actividades de refuerzo escolar para fortalecer las competencias de niños, niñas y adolescentes (NNA) en contextos de pobreza, actividades deportivas, recreativas, de liderazgo, ciudadanía y reconciliación, entre otras. Nuestros jóvenes comprometidos trabajan con ilusión y responsabilidad con cientos de NNA, adultos y adultos mayores, guiados por la visión de corresponsabilidad, solidaridad y especialmente el sentimiento profundo y fructífero de contribuir, de implicarse y comprometerse con la transformación.
Estas acciones se enmarcan, primero en una institución que cree en el país, cree en sus jóvenes y tiene una misión clara “[…] formar a la juventud […] e irradiar su acción a los sectores más marginados”4, promover el trabajo social con jóvenes necesita también de acompañamiento, de ese elemento inspirador y orientador que muestra las oportunidades de crecimiento y de vinculación, que es usualmente un profesor; pero también vincular a los jóvenes con el trabajo comunitario supone una plataforma institucional que cree en esta opción. El trabajo con jóvenes es increíblemente inspirador, siempre resulta conmovedor ver estudiantes que optan libremente por hacer actividades en comunidad y deciden movilizarse, algunos incluso con las dificultades de la pandemia, para vincularse y trabajar con los otros, porque eso les llena de sentido.
Acceder a la educación superior de calidad hoy en Venezuela es cada vez más difícil. En la UCAB nos esforzamos para que nuestros jóvenes descubran que esta posibilidad se puede convertir en oportunidad (que esta posibilidad se transforma también en oportunidad) para otros; hacer experiencias de trabajo social permite al joven descubrir su propia humanidad a través de la reflexión del encuentro con el otro, y por medio de esa conexión de humanidades (la suya y la del otro) descubre el potencial maravilloso que tiene para ofrecer y transformar el mundo en algo mejor, primero como estudiante y luego como profesional que no solo sabe lo técnico de su profesión sino el potencial humano de ésta y de sí mismo como ser integral.
Un estudiante que transforma su entorno, tiene un efecto multiplicador porque inspira a otros también a la transformación. Se dice en el documento sobre Promoción de Justicia en las Universidades de la Compañía de Jesús5, que es el sector educativo uno de los más potentes en la misión de la lucha contra la injusticia. Acompañar a nuestros jóvenes en esa misión de promoción de justicia es también contribuir a la generación de memorias de solidaridad, ciudadanía y reconstrucción.
*Directora de Proyección y Relaciones Comunitarias de la Universidad Católica Andrés Bello.
Notas:
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“Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (Encovi)” (septiembre de 2021). [Diapositiva de PowerPoint]. Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, UCAB. https://assets.website-files.com
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“Encuesta Nacional sobre Juventud” (octubre de 2021). [Diapositiva de PowerPoint]. Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, UCAB. https://elucabista.com
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Fe y Alegría Venezuela (2022). [En línea]. “Nuestra historia”. https://www.feyalegria.org
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Universidad Católica Andrés Bello (s.f.). “Acerca de la universidad”. [En línea]. https://www.ucab.edu.ve
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“Promotio Iustitiae. La promoción de la justicia en las universidades de la Compañía”. Documento especial. N° 116, 2014/3 [En línea]. Secretariado para la Justicia Social y la Ecología de la Curia General de la Compañía de Jesús. https://unijes.net