La comunidad de Catuche envió al sacerdote de Petare, Bruno Renaud, y al diario Últimas Noticias una carta en respuesta al artículo de opinión que publicara el padre Renaud titulado “Padre rector de la UCAB”. Nos hacemos eco del texto para su análisis y discusión. La misiva firmada por más de 100 personas de Catuche está a continuación:
Estimado padre Bruno Renaud
Usted no nos conoce personalmente; nunca hemos tenido la oportunidad de intercambiar reflexiones y puntos de vista sobre aquello que durante décadas muchos cristianos de base hemos orado, creído, esperado, soñado y luchado.
Somos personas de la comunidad de Catuche. Como mucha gente que usted seguramente conoce en Petare, tenemos, gracias a Dios, una capacidad impresionante de hacer milagros para salir adelante con todo lo que se nos presenta en la casa, en la calle, en la escuela, en la comunidad, en el trabajo. En fin, la eterna lucha de cada día por tener una vida digna. ¡Qué le vamos a contar! usted sabe como es la cosa.
El sábado 11 de junio leímos en el diario Últimas Noticias su artículo de opinión titulado “Padre rector de la Ucab”. Como hemos hecho muchas veces en Catuche con diversos textos, nos reunimos para reflexionarlo y ver qué nos decía.
Sin ánimo de engancharnos en discusiones amargas, permítanos decirle que nuestro primer sentimiento fue de indignación; esa que sientes cuando alguien se mete injustificadamente con alguien de tu familia. Queremos decirle que el padre Joseíto, es parte de nuestra familia, de nuestra comunidad y de nuestra vida misma, porque él ha estado con nosotros por más de 20 años, ha trabajado junto a nosotros, ha visto nacer y crecer a nuestros hijos, ha sufrido con la muerte de nuestros chamos, ha luchado junto a nosotros por hacer realidad nuestro deseo de tener una vivienda digna, una comunidad más humana, más unida, más solidaria.
Pero más que nuestra indignación, queremos hacerle llegar algunas reflexiones que nos surgen después de leer su artículo:
En primer lugar, y con su perdón, porque cada quien es libre de escribir, decir y hacer lo que su conciencia le dicte, nos parece que sus diferencias de pensamiento con el padre Joseíto las hubiera podido conversar con él perfectamente a nivel personal, sin exponerlo públicamente en el espacio de opinión que tiene en el periódico. ¿Es que pasó de moda la corrección fraterna cuando creemos que un hermano está actuando en forma incorrecta?
En segundo lugar, nos parece que usted hace mucho tiempo no va por los lados de la UCAB. Es cierto que allí estudian muchos muchachos de familias pudientes, pero no es menos cierto que allí, desde hace varios años, se están impulsando procesos de cambio orientados a responder a las necesidades de formación, participación e inclusión social que tanta falta nos sigue haciendo en el país. Le vamos a mencionar algunos ejemplos concretos: en el Centro de Salud Santa Inés, diariamente reciben atención médica de calidad, a costos muy accesibles, cientos de personas de diversos barrios de Caracas; la escuela de humanidades y educación brinda apoyo a miles de docentes y alumnos de varios barrios, para contribuir a mejorar la calidad educativa; las clínicas jurídicas de la facultad de derecho brindan apoyo legal a miles de personas de escasos recursos que no tienen con qué pagar los honorarios de un abogado. Esas iniciativas no son producto de la Ley de Servicio Comunitario del Estudiante Universitario, porque tienen años funcionando; por lo tanto creemos que tiene que ver con un cambio en la forma de concebir la universidad.
Cuando uno camina por la universidad y mira la cara de los muchachos que estudian allí, se ven muchos jóvenes que no tienen pinta de burgueses, a menos que la burguesía haya cambiado radicalmente su dirección de habitación, su forma de vestir, de hablar y de transportarse. Hoy en día para los muchachos de La Vega, Antímano, La Pastora, San Agustín, Carapita, Caricuao, Catia, que logran terminar el bachillerato, no es misión imposible estudiar en la Católica. Seguramente usted tiene razón y todavía hay mucho que cambiar, pero lo que sí le podemos asegurar es que hoy esa universidad está en lugares que hace unos quince años atrás eran impensables.
En tercer lugar, y esto nos hace pensar mucho, son los “cambios” que usted esperaba con la gestión del padre Joseíto como rector de la universidad: “bajar en la Ucab el nivel de agresividad contra este gobierno. Ubicar el análisis en nuestro mundo globalizado y… más amenazado por el capitalismo salvaje que por el ¡comunismo!”. Padre Bruno, nosotros, humildemente, tenemos otras esperanzas: que nuestros hijos vivan muchos años, tener un trabajo digno para seguir levantando a la familia, que la universidad siga manteniendo sus puertas abiertas de par en par para que cada día más y más muchachos de nuestras comunidades puedan ingresar a ella, que la universidad forme profesionales íntegros, bien preparados, sensibles a nuestras necesidades y a los problemas del país.
Creemos que hay dos posibilidades para que la universidad baje lo que usted llama “la agresión contra al gobierno”: la primera, que el gobierno responda oportuna y eficazmente a las necesidades del país. Es verdad, aquí se han emprendido incontables iniciativas, pero usted no puede decirnos que ya en nuestro pueblo no existen los rostros que menciona el documento de Puebla. La segunda posibilidad es que la universidad cambie su misión educativa y social por una opción netamente político partidista.
Perdone el atrevimiento de decirle lo que pensamos por este medio. Le mandamos un abrazo fraterno, porque aunque tengamos diferencias, somos hermanos.
Atentamente,
Más de 110 personas de la comunidad de Catuche, cuyos nombres, número de cédula y firmas anexamos a esta carta que entregamos a la redacción de Últimas Noticias, solicitando su publicación