Luisa Pernalete
AMMM- Tal vez, con tantos asuntos serios que nos mantienen ocupados y ocupadas en este país, no nos hemos dado cuenta del peligro que nos acecha. Por eso, la A.M.M.M ( Asociación de Mujeres Milicianas Menopausicas) alerta al país el peligro que se corre si se empeñan en obligarnos a nosotras, mujeres de entre 50 y 60 años, a cumplir el Servicio Militar.
No se han dado cuenta que el 21 de octubre salió en Gaceta Oficial y se ha cambiado la Ley de Conscripción Militar –o sea, esa que nos va a obligar a todos y a todas a inscribirnos en al servicio Militar y a cumplirlo, pues-. Mucho menos se ha meditado sobre el peligro que corre Venezuela con esta Ley. Eso fue hace un año y aún no se han dado cuenta de lo que se firmó, de lo que le espera al país. Se lo digo yo, que soy la Presidenta del AMMM ¡Estamos en grave peligro!
Trate usted de imaginar lo que será un ejército conformado – o conformada – por soldados y soldadas menopáusicas. Pienso, por ejemplo, en mi comadre Adelina, que tiene 57 añitos, sufre de presbicia y usa sus lentes de mirar cerca y de mirar lejos. Ella dice que no se pondrá esos bifocales porque se marea. Qué tal si al llegar a “formar” se acuerda que se le han quedado sus anteojos de mirar lejos en la cocina de su casa y le dan la orden de disparar… Ya la imagino gritando: “¿disparar pa’ donde? “
Peor aún será con mi vecina Florinda, a esa se le reventó el tímpano hace años. Es sorda como una tapia por el lado izquierdo, pues. Cuando le hablan comienza a girar esa cabeza de un lado para el otro –como haciendo bailoterapia- buscando de dónde le hablan, “¿Qué fue lo que dijo? ¿ de qué disparate habla? – cuando le den la orden de disparar-, mientras tanto el enemigo invasor ya tomó las instalaciones petroleras.
¿Y qué creen que le pasará la sra. Chinquita, la maracucha? Sólo piense en un diálogo del primer día de entrenamiento cuando el Distinguido –de veintipico de años- le ordene los primeros ejercicios: “ Pero mijo, si ud. es el hijo menor de Francelinita, yo lo conozco desde chiquito. Vos podéis ser hijo mío. Mucho que te cargué y te cambié pañales de los de antes. No, mi amor, vos no me vais a mandar como si yo fuera una carajita porque se lo cuento a Francelina. ¡Déjate de varillas! Vos tenéis que ir a barrer la calle de tu mamá. ¡Mas respeto a las canas!” . Piénsese en la cara de vergüenza que va a poner el Distinguido frente a semejante alzamiento de la Chinca, y ni hablar de los aplausos del resto de las compañeras de la AMMM apoyando a su amiga de toda la vida.
¿Y qué haremos con las milicianas menopáusicas ya abuelas cuando los nietos no tengan clase? “Yo me traje a mis dos nietos, porque mi nuera anda pal trabajo, así ¡Mayerlinita, deja de pelear con William Guillermo! ¿hasta cuando?… como le venía diciendo… ¡William Guillermo, no le tires las crinejas a Mayerlinita!… me los traje para la práctica, ¿Qué quería que hiciera? y mañana también, porque hay reunión de maestros… ¡William Guillermo, déjale la gorra al Capitán!”
Ajá, ¿y los uniformes? “No mi amor, –dirá Doña Lola– yo no me pongo eso, me veo muy barrigona”. Una será meonopáusica, pero tiene su dignidad, ‘¡me buscan un uniforme que me combine con los zapatos que me regalaron los nietos en mis 58 años, ¡ese saco de papas no me lo pongo yo!” Habrá que hacer una asamblea de la asociación para decidir los colores de los uniformes. Nada de que “ ¡esa es la orden!”.
Pero lo peor; ¿qué van a hacer cuando haya que guardar un secreto militar?” Ah no, mi amor, el Alto Mando tiene que comprender que una tiene sus amistades del alma, sus amigas de toda la vida. Una debe solidaridad y lealtad a las demás miembras de la AMMM y tiene que desestrasarse compartiendo los secretos. Allá los hombres que se quedan callados todo el tiempo, nosotros tenemos que conversar. Claro, sólo se lo diremos a las mas cercanas…
Como Uds. comprenderán, es un problema de Estado, no es que no queramos cumplir con la patria. Precisamente, por amor a la Patria, advertimos que las socias de la AMMM no podemos ir al Servicio Militar. Por el bien del país.
Firmado y firmada
La Directiva de la A.M.M.M
Fotos: Luis Carlos Díaz y ABN