Por Dolors Massot | Aleteia.
¿Está justificado el miedo que se ha levantado contra el coronavirus? ¿Por qué, a pesar de la información que recibimos, se extiende la alarma social? ¿Y cómo podemos reducir el miedo para no entrar en pánico? Las características del miedo retratan perfectamente lo que sucede hoy:
- Es la suposición de un mal (así lo describe el filósofo Aristóteles en la “Ética a Nicómaco”).
- Es una aflicción o barullo de la imaginación cuando está a punto de sobrevenir un mal destructivo o aflictivo (la frase también es de Aristóteles en el mismo libro).
- Se puede experimentar en forma individual o colectiva.
Vamos por partes:
1. El miedo se basa en una suposición. Hasta que no dispongamos de todos los datos acerca del coronavirus y hayamos podido responder a los interrogantes que nos planteamos interiormente, suponemos cosas acerca del coronavirus.
Llenamos el espacio vacío de conocimiento con suposiciones y eso actúa de palanca para hacernos reaccionar ante lo que creemos que se avecina. Esas suposiciones podrían hacernos tomar medidas prudentes pero también medidas exageradas.
2. El miedo se activa porque detectamos un mal. Objetivamente el coronavirus es un mal. Cualquier enfermedad es un mal aunque no todas merecen la misma preocupación.
Pongamos nota a ese mal: del 1 al 10. Existen ya datos que nos ayudan a valorar el coronavirus: la cantidad de infectados, no existe todavía vacuna, el bajo porcentaje de muertes, la comparación con una gripe de las que cada año nos ataca, la población de riesgo… Eso hace que, cuando ponemos los datos en la balanza, mitiguemos el impacto que nos produce la información.
¿Por qué el coronavirus ha dado tanto miedo? Porque reúne las características de una película de terror:
- Algo desconocido.
- Algo nuevo.
- Algo incontrolable.
- Algo que produce daño y hasta la muerte.
- Causa admiración: lo científico es admirable.
3. Supone un reto para la persona. Hay que luchar contra él. Y ahí se activa la épica con palabras como “guerra”, “batalla”, “lucha”, “sin tregua”, “hacer frente”, “desactivar”, “ganar”…
La persona, por instinto de supervivencia, reacciona ante lo que puede causar dolor y muerte. Por eso saltaron las alarmas. El miedo puede ser protector de un mal objetivo. Sin embargo, conforme avanza el contagio del Co_vid19, vamos poniendo rostro al coronavirus y ya sabemos hasta qué punto es perjudicial o incluso mortal: en casos concretos, que no son superiores a enfermedades como la gripe común.
Las palabras han contribuido al miedo
“Epidemia” sigue sonando a algo imparable y mortal. Pero la realidad es que, por ejemplo, la gripe también es una epidemia.
“Contagio” suena en nuestra cabeza a algo pernicioso: el sida, otras enfermedades de transmisión sexual… Pero también la gripe se contagia y no morimos todos.
¿Hay motivos para entrar en pánico ahora?
No. Ya disponemos de la palabra clave: los organismos internacionales y nacionales han comprendido que la mejor forma de combatir el miedo es la información a la población.
Los datos alimentan el conocimiento y contextualizarlos nos ayuda a hacernos una idea real de la dimensión del coronavirus. Así, cada uno sabe si debe estar muy preocupado y qué medidas debe poner, que sean proporcionales a su situación.
Si en mi familia hay personas con inmunodeficiencia o mayores de 80 años, deberé tener especial precaución (por un viaje previsto, por una persona de la familia que esté entre la población de riesgo…).
¿Cómo puedo frenar el alarmismo?
- Infórmate a través de fuentes fiables. No es lo mismo una información anónima que nos llega por un whatsapp que los datos aportados por la OMS o el ministerio de Sanidad de nuestro país.
- El morbo es una tentación que a todos nos acecha. Lo sabemos de siempre: llama más la atención un muerto o un peligro inminente que hablar de la vida cotidiana. Es el punto de atracción que nos produce el mal. La curiosidad y la ignorancia hacen el resto.
- La retórica de las cifras. Los expertos en retórica saben que los números nos fascinan. Impactan y convencen. Hablar de “miles de muertos” alarma, pero contextualicemos el dato: ¿qué son 2.700 muertos en una población de 1.386 millones de personas en China?
- Exigencia a los medios de comunicación y los gobernantes. Deben informar con transparencia, veracidad y proporcionalidad. En 10 minutos diarios se puede estar ampliamente informados. Practica una dieta informativa detox, que sea saludable, y suprime lo que sobra y engorda el miedo.
- Aprovecha tu tiempo. ¿Has pensado si dedicas a este tema más tiempo del necesario? ¿No podrías dedicar tu conversación a otro asunto?
- Domina tu miedo. Conócete a ti mismo, busca datos que alimenten la inteligencia y actúa sobre tu imaginación controlándola para que no se pierda en fantasías irreales.
Fuente: https://es.aleteia.org/2020/02/28/como-frenar-el-miedo-al-coronavirus/