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Colombia: ¿las reformas se desvanecen?

Crédito: Mauricio Dueñas Castañeda

Por Félix Arellano

Los resultados de las recientes elecciones regionales y municipales en Colombia, efectuadas el domingo 29 de octubre, por su especificidad no pueden interpretarse como un plebiscito al presidente Gustavo Petro; sin embargo, los adversos resultados suman en el deterioro que está enfrentando en los últimos meses. Todo indica que el presidente debería concentrarse y disciplinarse para que pueda avanzar en las ambiciosas reformas que le ha propuesto al país.

Las elecciones incluían gobernadores de los 32 Departamentos, diputados de las Asambleas Departamentales, alcaldes para 1102 municipios y ediles de las Juntas Administradoras Locales. Este complejo espectro institucional está caracterizado por las agrupaciones políticas, las agendas y las especificidades de cada región, que en muchos casos no tienen mayor relación con las temáticas a escala nacional.

Adicionalmente, cabe destacar que el presidente Petro no cuenta con un partido propio, su candidatura en las elecciones presidenciales se presentó en el marco del llamado Pacto Histórico, una alianza de varios partidos, que se ha debilitado y no presentó candidaturas en la mayoría de las regiones.

En ese contexto, tal elección ha podido transcurrir sin mayor incidencia para el Gobierno central; pero, el presidente, con sus contradicciones, se encargó de complicar la situación, en particular en la Alcaldía de Bogotá, políticamente clave, proceso en el cual el presidente participó activamente, en apoyo al candidato del Pacto Histórico, Gustavo Bolívar, quien llegó a declarar: “En la alcaldía de Bogotá nos jugamos la supervivencia del Pacto Histórico” (El País de España, 19/08/2023).

En ese marco, corresponde interpretar que los resultados en Bogotá constituyen un golpe para el Gobierno, pues el candidato del Pacto Histórico ha quedado en un lamentable tercer lugar. El ganador Carlos Fernando Galán, —hijo de Luis Carlos Galán exsenador liberal, objeto de un magnicidio en plena campaña electoral (18/08/1989)— logró el 49 % de los votos y, en segundo lugar, ha llegado Juan Oviedo, un candidato independiente, que no contaba con la poderosa maquinaria del Pacto Histórico.

En términos generales los resultados dejan un mapa político desfavorable al presidente, en algunas de las grandes ciudades han ganado partidos tradicionales, que parecían en extinción. También se han visto favorecidos, en algunos casos, la anacrónica figura de los “barones regionales” de la política colombiana.

El presidente Petro se enfrenta con un panorama complejo, un nuevo desafío para la capacidad negociadora del Gobierno, que se ha deteriorado progresivamente y, producto de posiciones rígidas y la soberbia, tanto el presidente, como su equipo, se han resquebrajado las vinculaciones con los grupos que conforman el Pacto Histórico.

Cabe recordar que al iniciar el Gobierno el presidente Petro logró construir una sólida alianza en el Congreso, integrada por varios partidos políticos (liberal, conservador, los verdes, partido de la U), que le permitió aprobar proyectos difíciles, tales como: la reforma tributaria, liderada por el prestigioso ministro de hacienda José Antonio Ocampo; la creación del Ministerio de la Igualdad, el Plan Nacional de Desarrollo y la Ley de la Paz Total.

Pero el poder corroe y la indisciplina del presidente, sus contradicciones; agravadas con las debilidades y torpezas de varios miembros de su equipo, fueron generando una diversidad de conflictos, en particular con sus aliados en el Congreso. Los proyectos de reformas de la salud, laboral y de pensiones, enfrentaron importantes críticas de diversos sectores de la sociedad civil y del ámbito político. Progresivamente los partidos que conformaban la alianza en el Congreso se han distanciado y los proyectos de reformas se han archivado, el país político entró en la campaña de las elecciones locales.

Para complicar la situación del presidente se han presentado serios escándalos en su entorno más cercano, minando la confianza y su popularidad; entre otros, las denuncias de la señora Day Vásquez exesposa de Nicolás Petro Burgos hijo del presidente, relativas al manejo irregular de financiamientos ilícitos en la campaña electoral, que el joven reconoció y se encuentra en prisión domiciliaria colaborando con la investigación.

Adicionalmente, se suma el rocambolesco enfrentamiento entre la señora Laura Sarabia, jefa de Gabinete del presidente y uno de los políticos más cercano, Armando Benedetti, para el momento polémico Embajador en Venezuela. Lo que resultó en un espectáculo cargado de improperios de bajo nivel, pero también de negocios opacos que afectan al presidente.

Por otra parte, la paz total, el proyecto más preciado del presidente y el más cuestionado en el país, sigue enfrentando serias dificultades. El desarme de los irregulares no se ha logrado plenamente y, en el marco de las negociaciones, se han presentado casos graves que indignan al país, poniendo en juego la seguridad.

Por una parte, el asesinato de cuatro adolescentes por las FARC disidente, que forman parte de las negociaciones y, más recientemente, el secuestro por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) del señor Luis Manuel Díaz padre de Luis Díaz futbolista colombiano del Liverpool de Inglaterra.

El secuestro ha sido ejecutado por el ELN, actor fundamental en las negociaciones en curso, una organización de estructura descentralizada y en gran medida anárquica. Los negociadores han prometido la entrega inmediata del señor Luis Manuel, que no ha ocurrido por varios días, lo que ha generado preocupación con relación a la vida del secuestrado.

Ante un panorama de continuo deterioro de la gobernabilidad y la popularidad, el presidente, en sus arranques, pareciera que asume una actitud agresiva, siguiendo la peligrosa conseja que dice: “la mejor defensa es el ataque” y promueve el mediático recurso del “balconazo” y de las grandes concentraciones populares, en defensa del Gobierno. Un desgaste tratando de ocultar que, tanto su conducta, como los errores del equipo, constituyen los principales responsables de los continuos fracasos. Situación que los medios de comunicación y los políticos, en el marco de las libertades que caracterizan a la democracia, debaten y difunden, para malestar del presidente.

El presidente Petro logra el triunfo profundizando en el cuestionamiento a los problemas estructurales que enfrenta Colombia y aprovechando el gran descontento de una amplia base social de excluidos, marginados y vulnerables, que pueden ser la mayoría y, al participar electoralmente, juegan un papel decisivo. Pero las necesidades apremiantes en muchos casos resultan presa fácil de la manipulación, particularmente por las narrativas populistas autoritarias

El presidente Petro en varias oportunidades se ha deslindado de los falsos discursos y ha organizado una artillería de proyectos de reformas para promover cambios profundos en el marco de la democracia y no en la oscuridad del autoritarismo; sin embargo, su personalidad y el equipo, le están traicionando. En un contexto interno e internacional tan volátil, resulta fundamental que el presidente Petro se concentre y convoque a la participación de los mejores. para lograr avanzar en el camino del progreso inclusivo, que privilegia la sensibilidad social.

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