Carolina Balbuena Mendoza
El Colegio Gonzaga arriba a sus 70 años. Las siguientes líneas repasan una historia donde a pesar de los cambios de sedes y de personas, se sigue construyendo un ideal en la búsqueda de una sociedad más justa y fraterna. Siempre más y mejor.
El Colegio Gonzaga es una obra educativa de la Compañía de Jesús, que desde 1945 se ha arraigado en la sociedad marabina como una institución de gran baluarte por su trayectoria en la formación de jóvenes que buscan el magis ignaciano en cada una de sus acciones.
Son setenta años que el Gonzaga lleva laborando en Maracaibo. Por sus aulas han pasado miles de jóvenes a quienes se ha ofrecido la oportunidad de recibir una educación de calidad y formación cristiana impregnada por la cercanía estudiante-docente que permite hacer realidad en la actividad de cada día el lema que escogieron nuestros fundadores Virtute Nobilis “Gonzagas nobles por la virtud” con un gran deseo de “Amar y Servir” para “Mayor Gloria de Dios”.
Propagación de ideales y proyecto educativo Delicias: 1945-1966
El Gonzaga nace en 1945 en el sector Delicias de la ciudad de Maracaibo, estado Zulia, surge como consecuencia de las actividades apostólicas que los jesuitas realizaban en la región, las cuales crearon un deseo profundo en la colectividad de contar con un colegio de la Compañía de Jesús. Dicha pretensión contó con el respaldo de los padres Miguel Izaguirre y Ponciano López Davalillo, además del apoyo del obispo del Zulia, Mons. Marcos Sergio Godoy, quien el 12 de septiembre de 1945 concede el respectivo permiso canónico para la fundación.
Después de muchos esfuerzos se adquiere el terreno ubicado en la avenida Delicias, en lo que hoy es la sede académica de la Universidad José Gregorio Hernández, y posteriormente llegan los jesuitas que habrían de encargarse del nuevo colegio: Jesús Joaristi como superior y los hermanos José María Puig y Francisco Bonet, quienes comenzaron su labor el 1 de octubre de 1945 con 35 estudiantes inscritos, teniendo por patrono a San Luís Gonzaga y contando con la maternal protección de la Virgen María bajo la advocación de la Madre del Buen Consejo.
La primera autorización oficial para el funcionamiento del Gonzaga fue emitida por el Ministerio de Educación Nacional el 27 de abril de 1946 y el 10 de enero de 1947 la Junta Revolucionaria de Gobierno, por medio del encargado del ministerio, promulga una resolución por la cual se acuerda concederle la inscripción en el Ministerio de Educación a fin de que sean reconocidos los estudios que allí se imparten.
Aunque los inicios del Gonzaga fueron muy difíciles, pronto se comenzaron a ver las cosechas de estos esfuerzos, en diciembre de 1945 nació la revista Gonzaga que constituyó el primer espacio de confluencia de opiniones estudiantiles, en el que los jóvenes plasmaban los sucesos acaecidos en la institución. Simultáneamente apareció el periódico Cátedra, el cual era mensual y realizado en imprenta, llegando a convertirse en el eco del colegio con sabor popular y vocero de las anécdotas y menudencias, hasta 1967 que desaparece para ser sustituido por otras publicaciones más modestas hechas en multígrafo.
Para dar continuidad a la primaria, en 1950 el Gonzaga abrió la Secundaria, y en 1951 se inauguró el nuevo edificio de tres pisos destinados a aulas, laboratorios y residencia de los jesuitas. Después de sentar las bases del Colegio Gonzaga, el padre Joaristi es sustituido por el padre Leonidas Pinto quien es sucedido por el padre Salaverría y posteriormente por el padre Arruza.
Por otro lado, en 1954 llegan las Hermanas de Cristo Rey al colegio para atender en Villa Gonzaga a los pequeñines desde kinder hasta segundo grado, siendo la primera superiora de la comunidad la reverenda madre Galar. Para esa época se contaba con la mejor cancha de básquet de la ciudad, nació el Orfeón Gonzaga, la Banda de Guerra (1947), y se creó el Centro Excursionista Gonzaga (G.E.G).
En la avenida Delicias el Gonzaga funcionó durante diecinueve años, albergando una población escolar únicamente de varones de la más variada condición social y con un personal docente casi exclusivamente jesuita, en esta época que abarca de 1945 a 1966 el colegio ofreció todos los cursos de educación primaria y secundaria egresando bachilleres primeramente en la especialidad de Ciencias y a partir de 1959 en Humanidades.
Expansión y consolidación de ideales (avenida El Milagro 1966-1975)
A pesar de todos los intentos de expansión y construcción de aulas, la comunidad estudiantil superaba la capacidad física del colegio, además las actividades se vieron entorpecidas debido a un decreto de expropiación para la construcción de las vías de acceso al Puente sobre el lago, lo que hizo necesario trasladar las instalaciones de la institución en 1966.
Esta mudanza coincidió con la época de fluidez monetaria del país, por ello la empresa petrolera Mene Grande Oil Company ofreció sus terrenos aledaños a la sede de sus oficinas y residencia de los trabajadores.
Es así como en octubre de 1966 se da inicio a la segunda etapa histórica del colegio Gonzaga que comprendió el trasladó a su sede en la avenida El Milagro. Otro cambio significativo es que el personal docente laico aumenta y el Gonzaga se convierte en un colegio mixto egresando muchachas por primera vez en la promoción de 1968. Las menciones ofrecidas para los estudios de diversificado en El Milagro, fue al igual que en Delicias, dos secciones en Ciencias y una de Humanidades.
Nuevo proyecto social de la Compañía de Jesús en Maracaibo: (San José 1975 hasta la actualidad)
La tercera y actual etapa del colegio Gonzaga se inicia de forma un tanto distinta que las dos anteriores, implicando el cambio de una sede ubicada en un sector pudiente hacia una de escasos recursos económicos. Esto ocasionó inicialmente un descontento en la colectividad de El Milagro quienes se encontraban satisfechos con la formación y los servicios educativos ofrecidos por el Gonzaga. Afortunadamente, con el pasar de los años, los antiguos alumnos han ido comprendiendo cada vez más el sentido del cambio y sumándose a apoyar al colegio en su actual sede.
Los jesuitas encargados del Gonzaga, para el momento de 1974, producto de los documentos del Concilio Vaticano II y de la Congregación General número XXXII; entraron en un periodo de discernimiento y después de muchas discusiones y oraciones decidieron mudar el colegio a partir de 1975-1976 al corazón de los barrios San José y Cañada Honda, escogiéndose esta zona en particular porque era un sector sin planteles de educación secundaria, y las escuelas existentes quedaban a kilómetros.
La apertura del Gonzaga en un principio exigió mucho sacrificio no solo por parte de los jesuitas, sino también de toda la familia gonzaga, como padres y representantes, estudiantes y docentes quienes tenían que convivir en un ambiente lleno de materiales y maquinaria de construcción, ya que las clases se iniciaron aún con el colegio sin terminar.
Para 1975, fecha de apertura del Gonzaga en San José, el director era el padre Sebastián Altuna, asimismo dejaron el colegio las hermanas Esclavas de Cristo Rey y su lugar lo asumen las Hermanas Misioneras de Jesús. En la actual sede el personal docente es mayoritariamente laico, con un gran deseo e interés de vivir y practicar la espiritualidad y pedagogía ignaciana.
La oferta educativa se mantuvo igual que en Delicias y Milagro; educación primaria y secundaria con bachillerato en Ciencias y Humanidades, esta última se ofreció hasta 1977 para, en 1980, brindar en su lugar el diversificado en Formación Docente, que a pesar de haber egresado promociones hasta 1983 ha dado muchos frutos, puesto que actualmente muchos docentes y directivos del Gonzaga, son ex alumnos de esta mención.
El lema escogido para la celebración de estos 70 años refleja el sentido de esta trayectoria: “Un solo colegio, una sola historia, una misma misión”. Con él se busca hacer justicia a los miles de egresados, gonzagas valientes, a su gran sentido de pertenencia, de amor por el colegio y de respeto y admiración por quienes los formaron en su época colegial. Busca también resaltar que a pesar de los cambios de sedes y de personas, la historia nos une y nos encuentra en la búsqueda de una sociedad más justa y fraterna, “llenos de fe y de ilusión”, y que la formación recibida ha sido capaz de vencer adversidades y diferencias. Y busca subrayar que la misión educadora y evangelizadora de la Compañía de Jesús trasciende tiempos y lugares, y que el compromiso de los jesuitas por Maracaibo y el Zulia sigue vigente y cada día más fuerte, en todas las obras ignacianas de la región.
En el nombre “Gonzaga” está Jesús de Nazaret, está San Ignacio de Loyola, están los Ejercicios Espirituales, está la Pedagogía Ignaciana, está el compromiso por la Fe y la Justicia, está la opción preferencial por los pobres, están Pedro Arrupe, el Papa Francisco, y multitud de jesuitas, religiosas y laicos que han laborado durante 70 años en nuestra institución. Por esa razón, hoy y siempre, para todos, tiene sentido decir: GONZAGA SOY.
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