La obra de los jesuitas a lo largo de más de 80 años rinde grandes frutos. Los resultados son tangibles tanto en materia académica -con una trayectoria invaluable- como en la recuperación del tejido social. Al tiempo que siembran valores, crean puentes que empoderan a los vecinos en momentos cuando la nación sudamericana pide a gritos: vida, salud y esperanza
Carlos Zapata
Acumulan 50 años de servicio social en Venezuela y 80 en el desarrollo de comunicaciones integrales, con un aporte excepcional en materia de investigación y análisis como una de las plataformas de mayor prestigio en toda Latinoamérica. Se trata del Grupo Gumilla y la Revista SIC, obras de los jesuitas en la nación sudamericana, cuyo invaluable aporte ha sido clave en el exitoso empoderamiento de las comunidades.
En Catuche y La Vega los conocen bien. Un trabajo silencioso y perseverante durante décadas les ha devuelto la paz y la esperanza a esos vecinos. Son muestra de lo que desde un punto de vista tangible se puede lograr en barriadas muy pobres de Venezuela.
Pero además, Gumilla impulsa “la transformación del país desde un horizonte de acción social. Mientras al mismo tiempo el Servicio Jesuita aporta en investigación para el análisis social de Venezuela”. Lo afirma el actual responsable del grupo, sacerdote Zapata, en entrevista exclusiva con Reporte Católico Laico, tras señalar que es fruto de un esfuerzo bendecido por Dios y resultado de un “trabajo de equipo”.
La vinculación con otras instituciones ha sido medular en algunos de los proyectos que desarrollan en todo el país. Uno de los más visibles es el convenio con la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), cuyas instalaciones son escenario permanente para la denuncia, la investigación y el análisis sociológico que sin descanso desarrollan a lo largo del año con la institución.
A través de un muy perfeccionado esquema que modela y mejora el programa de asistencia desarrollado por las famosas empresas incubadoras, algunos programas del Centro Gumilla son responsables silenciosos del desarrollo de grandes cooperativas en el país.
No solamente los orientan, sino que los acompañan durante todo el proceso. Algo que ocurre a la par del establecimiento de centros de catequesis y otras formas de labor pastoral, donde incuban no sólo lo comercial sino los valores éticos y morales propios de la doctrina social de la Iglesia Católica.
Un caso emblemático se registra en el estado Lara, donde lograron el desarrollo de una central de cooperativas para el café, ese preciado grano del que no hace mucho Venezuela se honraba como experimentado exportador continental. El mundo campesino es una de las vertientes, enmarcado en una cosmovisión de apoyo integral a quienes cultivan, logrando incidir tanto en el desarrollo de los trabajadores como en sus comunidades.
Otro norte que priva en la nación sudamericana, con base en su particular contexto sociopolítico, es la reducción de la violencia. Lo hacen también desde el origen, en un esfuerzo integral de largos años cultivando valores que apunten a recordar la corresponsabilidad de vecinos y que incidan de manera directa en la formación integral de familias cada vez más sanas.
Trabajan en alianza con organismos locales y siempre en “cooperación con la comunidad”. No son agentes externos ni resultan ajenos a los espacios. Los de Gumilla son uno más de la casa en muchas formas y eso les ayuda a “construir alternativas que sirven de puente para lograr encuentros” en un país que muestra claros rasgos de división a lo largo de todo su tejido social.
Según el sacerdote, Centro Gumilla es una “gran plataforma donde lo social siempre tiene cabida”. Es una obra “de intervención humana, con bendición divina, lograda en articulación con muchas instituciones”. En ella “cabe lo humano y lo humanitario”, desde distintos espacios y para diversos públicos, porque “todos merecen ser salvados”.
También brindan un aporte clave en cuanto al estudio comunicacional y al periodismo de profundidad… algo que cobra especial relevancia e interés si se considera que investigación y profundidad son formas de periodismo tan desaparecidos en Venezuela como las medicinas de los anaqueles, producto quizá de las mismas presiones que hicieron merma en los alimentos y en el papel periódico.
A lo largo de 80 años y 800 números, Revista SIC se ha convertido en “el referente más importante para estudiar la historia de Venezuela”, y esa es sólo una de las muchas razones por las cuales sus prestigiosas firmas escriben de manera voluntaria en la publicación. “Es un lujo y un orgullo aparecer en esas páginas” que narran sin censura, y muchas veces con rigor científico, lo que sucede en la nación sudamericana.
Fuente:
http://reportecatolicolaico.com/2017/12/centro-gumilla-siembra-progreso-y-cosecha-paz-en-las-barriadas-mas-pobres-de-toda-venezuela/