Antonio Pérez Esclarín
Muy queridos hermanos:
En estos días de Navidad, muchas personas, sobre todo niños, me escriben cartas pidiéndome regalos. En esta oportunidad, quiero ser yo el que les escribe a ustedes para pedirles el inmenso regalo de que me acompañen en la tarea de construir una Venezuela reconciliada y fraternal, una Venezuela en la que reine la paz y desaparezcan la injusticia, el hambre y la violencia; una Venezuela en la que todos puedan vivir con dignidad, y tratarse como hermanos. Este es el verdadero sentido de la Navidad. Para eso nací y para eso sigo buscando corazones donde nacer. Recibirme en Navidad y celebrar mi nacimiento exige trabajar para que en Venezuela desaparezcan las colas y el hambre, triunfe la justicia y el respeto, y se haga realidad mi sueño de construir aquí y en todas partes un mundo fraternal.
Sé que cuento con ustedes para realizar la misión para la que nací. Si trabajan desinteresadamente por resolver los gravísimos problemas del país, si olvidan violencias, maltratos, rencores y venganzas, les llenaré de mi alegría y se convertirán en estrellas que alumbran el sentido de la Navidad, la razón de mi nacimiento. Porque yo sigo naciendo en cada persona generosa, que trabaja por desarmar los corazones y las palabras y establecer un mundo de paz y de justicia. Sigo naciendo en cada gesto de ayuda, en cada mano tendida al necesitado, en cada palabra de comprensión y de amor.
No olviden que cada vez los necesito más. Yo soy un niño frágil y desvalido, pero puedo contar con sus brazos fuertes para abrazar a todos, especialmente a los que sufren agobiados por la miseria, el desamor y la soledad. Puedo contar con sus manos para tenderlas al necesitado, para trabajar con esmero por una Venezuela reconciliada y próspera, para aplaudir las buenas acciones. Les confieso que yo sufro mucho cuando veo que algunos utilizan las manos para golpear o para aplaudir los insultos y ofensas. Puedo contar con sus ojos para mirar a todos con compasión y ternura, para que todos, especialmente los más golpeados y necesitados, encuentren en sus ojos mi mirada tierna y comprensiva, una mirada de cariño y de perdón. Cuento con los labios de todos ustedes para bendecir y agradecer, para pronunciar palabras que animan, que curan, que tienden puentes y unen, que calientan con ilusión los corazones. Por favor, les pido que no sigan maltratándose ni insultando, que no utilicen las palabras para herir, golpear y dividir. Cuando insultan a uno de mis hermanos me están insultando a mí. Cuento con los oídos de ustedes para que las personas, sobre todo las que sufren y se sienten rechazadas y solas, se sientan escuchadas y comprendidas. También quiero que se escuchen sin prejuicios y dialoguen con sinceras intenciones de resolver juntos los gravísimos problemas y nunca recurran al engaño y la violencia. Cuento con sus corazones para que todos puedan encontrar en ellos mi amor y mi misericordia.
Los necesito y seguiré necesitándolos para que construyamos juntos una Venezuela en la que durante todo el año brille la Navidad, es decir, donde resplandezca la luz de la esperanza y reine la justicia, la unión, la solidaridad, el amor y el perdón.
Con un muy fuerte abrazo y todo mi cariño a cada uno de ustedes,
El Niño Jesús
¡FELIZ NAVIDAD Y UN 2017 LLENO DE CORAJE Y ESPERANZA COMPROMETIDA PARA CONSTRUIR PARA TODOS UNA VENEZUELA JUSTA Y FRATERNAL!