Escribo estas líneas desde exilio, a un año de mi detención ilegal por cuerpos de seguridad al servicio de la dictadura en Venezuela. Mi orden de excarcelación fue apelada y aún se encuentra pendiente por decisión; esta amenaza silenciosa de volver al confinamiento de una celda en Venezuela me impide volver al país que amo, donde nací y por el cual trabajo y lucho día tras día.
No puedo pensar en un momento más oportuno para hacerle llegar este mensaje a ustedes en representación de los líderes de nuestra región. A ustedes quienes tienen el poder de ejercer su voto y hacer oír la voz de los venezolanos ante toda la comunidad internacional. A ustedes les pido que apoyen la lucha de nuestro pueblo hermano para recobrar la democracia; exijan la liberación inmediata de todos los presos políticos y el cese inmediato de la violación sistemática de derechos humanos por parte del gobierno venezolano.
Recuerdo con frecuencia a mis compañeros de celda, me reconozco en ellos y en los más de 372 presos políticos; en sus casos reconozco mi propia experiencia ante la injusticia, la vejación y la tortura; reconozco en sus familias el dolor ante un injusto encarcelamiento, la incertidumbre de desconocer su paradero, su estado de salud y hasta llegar a desconocer si siguen con vida; reconozco también su lucha incansable para recobrar la libertad.
A ustedes que también conocieron de regímenes autoritarios, atropellos, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales, les pido que se reconozcan en cada uno de los venezolanos y actúen desde su consciencia. No es momento de memorias cortoplacistas, es momento de alzar su voz y respaldar el clamor por la libertad. También está en sus intereses como mandatarios, velar por la estabilidad de la región; una región afectada por oleadas de desplazados ante la crisis económica y política que atraviesa el país. Venezuela es una bomba de tiempo a punto de estallar y sus daños abarcarían mucho más que los 30 millones de ciudadanos que sobreviven en ella.
A los venezolanos nos corresponde reconstruir un país quebrado, polarizado y herido. Nos corresponde perdonar y aprender a seguir adelante sin los seres amados que hemos perdido a manos de la dictadura. A ustedes les corresponde votar a favor de la democracia y denunciar de viva voz lo que vivimos, por eso estoy convencido de que un cálculo real, sincero, solidario y pragmático de su parte, es clave para la reunión a celebrarse en Cancún.
Ustedes saben el impacto que puede tener su pronunciamiento ante la comunidad internacional para lograr una transición hacia la democracia en Venezuela. Venezuela clama por la oportunidad de tener un futuro mejor. La constituyente es una estrategia amañada e inconstitucional de Nicolás Maduro para permanecer en el poder. El chavismo y la oposición manifiestan a diario su rechazo a la Asamblea Nacional Constituyente. El golpe continuado contra la institucionalidad por parte de Maduro ha traspasado ideologías y partidos, reduciéndolo a una lucha para recuperar la democracia y libertad.
Hoy en esta Asamblea General de la OEA ustedes pueden tomar un paso importante para aliviar las penas al pueblo venezolano, para darle esperanza y fuerza a ese espíritu de lucha incansable que hemos demostrado durante 79 días; hoy escriben una página de la historia que todos recordaremos por las decisiones tomadas durante esta jornada de tanta importancia para Venezuela y para la región.
Francisco Márquez
Desde el Exilio
Washington D.C.