Caracas, 10-12-25
Queridos hermanos:
Paso a informarles del impase sufrido esta mañana en el aeropuerto de Maiquetía. Para cumplir con compromisos eclesiales en Madrid este fin de semana y la próxima en España. Con retorno a Venezuela el 21 de diciembre. Lo más común en este último cuarto de siglo es padecer casi siempre, con contadas excepciones, al llegar a Migración el oficial de turno toma el pasaporte y sale a consultar “porque el sistema no funciona”, “no aparece en la lista”…, en dos oportunidades me dijeron que aparezco difunto. En fin, siempre llego al aeropuerto con la mejor disposición de ánimo a ver con qué me encuentro.
Esta mañana, el oficial me dijo que si había revisado mi pasaporte porque no estaba al día y tenía que consultar. Se lo llevó y el bording pass para mostrarlo, me imagino, a su superior. Al rato, dicha persona me dijo que el pasaporte presentaba problemas y que ellos no podían hacer nada. Que subiera a Caracas a la oficina central del Saime para averiguar. Pasada hora y media vino un soldado y me dijo que no podía viajar. Le pedí me devolviera mi pasaporte para ir a reclamar mi maleta. ¡¡¡Hasta para ir al baño me siguió de cerca el funcionario, preguntándome a qué iba hasta ese lugar!!!
Como era ya las 8:00.am. y el vuelo estaba programado para las 8.30am, me dijo “Ud. no puede viajar y sígame”. En el piso superior por donde llegan los pasajeros me hicieron firmar unos papeles en los que dicen que por “incumplimiento de las normas para viajar” no podía hacerlo. Quise hacer una foto de dicho papel, pero no me lo permitieron y no de muy buenas maneras. Si yo insistía en la foto, me amenazaron de quedar detenido. Seguí al soldado a quien le pedí reiteradamente me devolviera mi pasaporte. Al final, lo único que me entregó fue el bording para reclamar la maleta. Me acompañó hasta la salida de los pasajeros cuando llegan del exterior. Le pregunté varias veces qué tenía que hacer y a dónde podía ir. Me contestó que afuera me estaban esperando. Al pasar la puerta corrediza se devolvió y al cerrarse quedé solo afuera sin saber a dónde dirigirme.
Una amable señorita del servicio de información al pasajero me indicó que fuera al counter de la línea donde me atendieron bien y esperé cerca de una hora para que me entregaran la maleta. Del pasaporte nadie me supo dar información y alguien me sugirió no pierda su tiempo aquí en Maiquetía. Diríjase nuevamente hasta Caracas. Subí con la misma persona que me había llevado al aeropuerto y ya estoy en casa.
Les cuento esto para evitar tergiversaciones. Pero es algo que duele porque atenta contra los derechos que tenemos como ciudadanos, de lo que no se da respuesta alguna. Hoy, coincidencialmente es el “día mundial de los derechos humanos” con la campaña “sin información no hay derechos”. Sin igualdad de derechos, sin posibilidad de ser informado, difícilmente puede haber justicia y equidad.
Estamos en tiempos navideños. La fuerza está en la debilidad del pesebre, en la fragilidad de la verdad que se construye en paz, sin violencias y sin abusos. La esperanza pasa por el trabajo continuo por el bien de todos, principalmente de los excluidos.
Queridos hermanos, que este incidente desagradable no sea el pan nuestro de los que no tienen rostro ni padrinos. Que el mensaje reiterativo del Papa León XIV “estamos dispuestos a buscar una solución y una paz duradera y también justa”. Es la tarea de todos y de los que tenemos alguna responsabilidad ética que ilumine el camino de todos nuestros hermanos. Que la Virgen de Loreto, cuya memoria celebramos hoy nos dé su bendición y ternura.
Agradezco las llamadas de los distintos medios de comunicación, pero opto por no dar información personalizada y no dar entrevistas a los periodistas para que el mensaje de estos días, centrado en el Adviento y la Navidad como signo inequívoco de la llamada del misterio de la Encarnación se haga ternura y comprensión más allá de los que solo predican la división, el odio y la discriminación.
Fraternalmente,
+ Cardenal Baltazar Porras Cardozo
Arzobispo Emérito de Caracas



