Antonio Ecarri Bolívar
El día miércoles pasado el Centro de Interpretación Histórica, Cultural y Patrimonial de la Universidad de Carabobo que dirige el Profesor Orlando Baquero, promovió un Foro que denominó: “Discursos que hicieron a Valencia”. Compartí el panel con dos reputados economistas, los Profesores Gustavo Guevara y Francisco Contreras. Allí se hizo un análisis de los discursos más importantes que, desde Valencia, influyeron y repercutieron en toda Venezuela. Todos esos discursos Políticos, con P mayúscula, se originaron en esta importante ciudad o fueron aprovechados desde Carabobo para coadyuvar al desarrollo de la nación. Todos ellos fueron descentralizadores.
El primero de ellos y quizás el más trascendente fue el que creó la República: el Congreso de 1830, celebrado en Valencia, que decidió la separación de Colombia y eligió a José Antonio Páez como Presidente de la nueva Nación. Fue un acto de descentralización, sin duda alguna, que impidió se siguieran decidiendo todos los asuntos que nos atañen desde Bogotá.
Viene ahora el segundo gran discurso descentralizador: en 1959, nuestro Concejo Municipal decidió aprovechar la política de sustitución de importaciones diseñada por el gobierno de Rómulo Betancourt y utilizó sus ejidos más importantes para abrirle espacio a las empresas, casi todas funcionando en Caracas y sus alrededores, otorgándoles todos los beneficios e incentivos posibles y así se creó la zona industrial más importante de toda Venezuela y una de las más grandes de América Latina.
El tercer gran discurso descentralizador fue el de la Reforma del Estado: el proceso de descentralización, promovido desde la COPRE durante el gobierno de Jaime Lusinchi- continuado por Carlos Andrés Pérez- cuando se convocó a todos los sectores de la vida nacional para reformar el estado, se promulgó la Ley de elección y remoción de gobernadores y la Ley Orgánica de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público. Carabobo aprovechó este avance para que nuestro gobernador, a la sazón Henrique Salas Romer –hay que reconocerlo sin mezquindad- aprovechó, como los concejales de 1959, para poner a funcionar con eficacia los puertos y aeropuertos; además, en mancomunidad con Aragua y Miranda se mantenía la Autopista Regional del Centro como una vía terrestre del primer mundo.
Todo este proceso descentralizador, que demostró fehacientemente su pertinencia y eficacia fue revertido, abusadoramente, tan pronto llegó Hugo Chávez al poder en 1999 y allí, a la vista de todos, está el desastroso desempeño de los servicios prestados por las autopistas, los aeropuertos, los puertos y la inmensa corrupción que se ha desatado.
Ahora, ¿cuál será el nuevo discurso, el nuevo relato y cuál la política necesaria en el presente y de cara al futuro inmediato?
El profesor Francisco Contreras nos ha relatado cómo la Escuela de Economía de la Universidad de Carabobo, lejos de seguir las orientaciones macroeconómicas de las tesis keynesianas, decidió más bien dedicarse a la microeconomía, es decir, a la formación de profesionales capaces de resolver problemas propios de una región con vocación industrial.
Ahora bien, imbuido en ese mismo criterio consideré, como Diputado al Parlamento Nacional por este Estado donde se ha contribuido tanto al desarrollo de Venezuela, introducir a la Asamblea Nacional un Proyecto de Ley para convertir a Carabobo en una Zona Económica Exclusiva, comercial, industrial y marítima.
Con este instrumento se espera atraer las inversiones nacionales y extranjeras que coadyuven a la modernización de las instalaciones portuarias en Puerto Cabello, necesarias para convertir a nuestro principal puerto natural en un Puerto de Transferencia, para que sea el primer mega puerto del Caribe y la vía hacia la prosperidad y el desarrollo que requiere Venezuela, para que deje de ser una economía rentista y pase a ser una sólida economía diversificada, para incrementar las exportaciones y retomar el necesario proceso de sustitución de importaciones que reindustrialice a Carabobo y a Venezuela.
El mes próximo se van a realizar, aparentemente, unas elecciones presidenciales. No sabemos cuál va a ser su resultado, lo que sí sabemos es que gane quien gane, sino produce el cambio de 180 grados que reclama la economía de la nación, ese gobierno se va a caer, porque no será viable si no cambia la actual política económica. Ni siquiera habrá basura para hurgar en ella en busca de alimentos y Venezuela quedará para hacer buena, ojalá que no, la admonición de Arturo Uslar Pietri: “si no se cambia la política económica y caen los precios del petróleo, Venezuela será un caso para que la Cruz Roja internacional venga a repartir sopa en las calles de Caracas”.
Esta es una propuesta, un nuevo discurso, una política necesaria con P mayúscula y vamos a impulsarla sin mezquindades, sin banderías sectarias, desde Valencia, desde Carabobo, para Venezuela. Los que nos quedamos aquí debemos trabajar, unidos, para reconstruir el país que permitirá regresar a nuestros muchachos que se nos fueron. Ésta fue la conclusión unánime del encuentro.