Por Francisco J. Contreras M.
Nada escapa a la perversión de su contenido en el populismo a la venezolana. Tendremos unos 23 días que restan de febrero para explorar qué hará realmente el gobierno en materia económica, es una gobernanza experta en deformar y despojar cualquier práctica, herramienta o constructo de su esencia original y transmutarlos en algo retorcido que divide y enfrenta a los venezolanos, es su mecanismo anti frágil de perpetuación.
Si el gobierno llegase a tener éxito en sus propuestas de encarecer con tributos el último refugio que le queda a la gente como dinero para comprar el precio de los bienes y servicios, para pagar o cobrar y para poseer una reserva mientras armoniza el ritmo de pagos y de ingresos en el tiempo, estará creando en la gente un cuadro de incentivos conductuales de extracción de su condición de buen ciudadano y de descapitalización moral para transformarle en un ser sin reglas, ni normas sociales, en un salvaje que ve todo con desconfianza y a los demás como enemigos.
Se están dando las condiciones para evadir impuestos, para premiar toda actividad informal especulativa y financiera y para sacar provecho del capital “relacional” con el gobierno y sus aliados de ocasión. Es un desplumar a quien agrega valor económico en favor de los cazadores de rentas que pululan alrededor del gobierno desde los más encumbrados hasta el pequeño cazador de las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).