Mt 6,24-34
Alfredo Infante sj
Jesús contrasta el paradigma de la seguridad con el paradigma de la confianza. Muchas veces lo confundimos y, cuando esto ocurre, caemos en la idolatría dándole peso absoluto a lo intrascendente, a lo relativo. La búsqueda de seguridad se funda en el miedo, y la confianza en la fe. El pueblo de Israel en el desierto construyó un becerro de oro y lo adoró, buscando seguridad, porque tenía miedo a la adversidad del desierto; ese mismo miedo le llevó a añorar los ajos y cebollas de la esclavitud en Egipto. Muchos no tuvieron madurez para reconocer la presencia intangible de Dios que, con signos como el maná, les acompañaba y conducía hacia la liberación. El pueblo necesitaba algo tangible y manipulable que le diera seguridad. Hoy Jesús nos dice: «nadie puede adorar a dos señores… o sirve a Dios o sirve al dinero».
El poder y el dinero son el nuevo becerro de oro ante el que se sacrifica la vida de nuestros pueblos. Los grandes escándalos de corrupción en nuestros países, especialmente países destruidos como Nicaragua y Venezuela, dan cuenta de esta gran verdad que revela Jesús.
El amor al poder y al dinero, de unas élites emergentes, ha enquistado mafias que han quebrado el Estado de derecho y llevado a nuestras sociedades a condiciones de vida indignas, paupérrimas, insostenibles. Venezuela, se ha convertido, en estos tres últimos años en el país con el porcentaje más alto de expulsión de migrantes.
El reciente informe de derechos humanos (fechado 22/06/18) de la ONU, da cuenta de las razones de porqué migran los venezolanos. Como respuesta a estas dinámicas perversas, siempre tentadoras para la naturaleza humana, Jesús nos propone vivir de fe, rehabilitar la confianza, no dejarnos seducir y atrapar por la lógica del poder; caer en su terreno, es dejarnos configurar deshumanizándonos.
Por eso, nos pone a contemplar la belleza de la naturaleza, el milagro de la vida que brota en el secreto, para detrás de esos signos captar la presencia de Dios, y vivir de fe, descubriendo en lo pequeño y bello la infinitud del misterio: Dios. Pero Jesús, no nos pone a contemplar las maravillas para que nos desconectemos de la realidad que vivimos, sino para que nos afinquemos en él y, libre nuestro corazón, trabajemos por la justicia, por eso concluye «busquen primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura».
Es pues, liberar nuestro corazón e imaginario del paradigma de la seguridad para vivir en el paradigma de la fe, confianza, para desde allí, con el corazón libre de miedo y de la tentadora miel del poder y de las riquezas, entregarnos enteramente a «el reino de Dios y su Justicia», con la confianza de que «todo lo demás vendrá por añadidura».
Oremos Señor, libera nuestro corazón del señorío de las riquezas y del poder. Danos la gracia de pasar del paradigma de la seguridad al paradigma de la fe. Que la confianza en ti, Señor, en medio de la adversidad, nos dé fortaleza para «buscar el reino de Dios y su justicia». Que confiemos firmemente, Señor, estando en ti, en tu misión y justicia, lo demás vendrá por añadidura.
Sagrado corazón de Jesús, en vos confío
Parroquia San Alberto Hurtado. Parte Alta de La Vega.
Caracas-Venezuela.