Los signos de puntuación de cierta manera marcan el ritmo de las oraciones y el fluir de las palabras. Nos permiten expresar de manera clara nuestras ideas de forma escrita y nos sirven para delimitar nuestros pensamientos. Sin signos de puntuación costaría un mundo entender el verdadero significado de cada oración que leyéramos. Dentro de esta gama de opciones hay unos principales como la coma, el punto, los dos puntos y otros auxiliares como el guion, las comillas y la diéresis. Entre los primeros hay dos que no solo marcan el ritmo sino el tono de lo que se lee. Estos son los signos de exclamación y de interrogación.
La exclamación o admiración, como me enseñaron en la escuela, denota sorpresa, asombro, alegría, mandato, deseo, etcétera. Por otro lado, la interrogación hace referencia principalmente a la duda, incertidumbre, desconocimiento, búsqueda, etcétera.
Y ustedes tendrán a bien preguntarse ¿qué tiene que ver todo esto en la coyuntura nacional? Pues tiene mucha relación, ya que según el signo que le pongamos a los próximos enunciados tendremos una actitud determinada ante el venidero proceso electoral. No pretendo indicar los pasos a seguir, pero sí planteo un pequeño ejercicio o divertimento para afrontar los próximos días. A continuación, leerán varios postulados a los cuales les pido que pongan primero signos de exclamación y luego de interrogación y observen con cual coinciden más.
La ruta electoral es la vía para la transición pacífica.
No importa quien sea el candidato de oposición, igual se gana.
La unidad es fundamental para el triunfo electoral.
La comunidad internacional está pendiente de lo que suceda aquí.
Los problemas de la gente son los problemas políticos.
Mi opción es la que tiene razón.
Vale la pena votar.
Pudiera seguir con más planteamientos, pero ya más o menos adivinan por dónde va la cosa. Cada exclamación corresponde a certezas que podemos tener y cada interrogación corresponde a dudas que se nos van planteando, y podemos ver cómo una misma oración puede generar una cosa o la otra según nuestra manera de verla. Lo interesante es ver cuan abiertos estamos a escuchar lo que se nos plantea como distinto o cuan dispuestos estamos a valorarlo o considerarlo.
A veces por tener posiciones muy cerradas perdemos la capacidad de observar otras opciones para encontrar una solución. Hoy día las posiciones de los liderazgos y opinadores habituales parecen estar diametralmente enfrentadas. Mientras la gente se encuentra en una diatriba constante sobre el qué hacer, dejándolos al borde de un nuevo episodio de inacción. La inercia que se rompió con las primarias pareciera que está volviendo producto de los desaciertos de unos y otros. Es probable que los grupos que pugnan por el liderazgo opositor tengan muchas cuentas pendientes, pero este no debería ser el momento de los dimes y diretes sino de la acción conjunta.
¿Podemos coincidir desde un mismo enunciado con posturas distintas? ¿Hay posibilidades de encuentro para lograr que la vía electoral sea una opción? ¿vale la pena intentarlo? ¡Vale la pena intentarlo!