La frecuencia de casos de metástasis en jóvenes preocupa a especialistas debido a la falta de conciencia masculina y la falta de fármacos. “Estamos a punto de quitar los testículos”, advierte el urólogo Ricardo Zsemat
Olgalina Pimentel
El problema del cáncer de próstata en Venezuela requiere de una campaña nacional de prevención similar a la del cáncer de mama en mujeres. No solo porque es el segundo tipo de cáncer más común en hombres –el primero es el de piel–, sino porque es la primera causa de muerte en la población masculina en el mundo y en el país, lo cual se constata cada vez más en las consultas médicas.
“Desde que en 2008 se impuso la tendencia de no pedir los resultados del antígeno prostático, la incidencia del cáncer de próstata agresivo y letal aumentó muchísimo. Y cuando teníamos mucho tiempo sin recibir a pacientes con metástasis, ahora vemos que se ha incrementado 6% en hombres jóvenes de entre 35 y 40 años de edad”, señala el urólogo Ricardo Zsemat, de la Clínica La Floresta, ex presidente de la Sociedad Venezolana de Urología-Caracas (2000-2001) y organizador del primer Congreso Nacional de Cáncer de Próstata en 2001.
La falta de conciencia acerca de la importancia del chequeo médico regular de hombres jóvenes incide en esos resultados. “El hombre demora en chequearse entre tres y cinco años, y muchas veces ya es tarde. Además, se resiste al tacto rectal. Tampoco hay una cultura de transferencia, como en el caso de la mujer con su hija. Nunca verá usted que un hombre le diga a su hijo ‘acompáñame a verme la próstata’. Eso nos preocupa”, dice.
La crisis económica y la falta de medicamentos para tratamientos de próstata son también factores determinantes. “La situación del país afecta muchísimo, desafortunadamente”, expresa. No se consiguen fármacos para el tratamiento de la próstata y aumentan las emergencias: “Hay pacientes que llegan trancados de la orina porque ya no encuentran las pastillas”. Ni tampoco para el cáncer –inyecciones que cuestan 14.000 bolívares–. El IVSS ya no los suministra. “En el pasado, uno de los tratamientos contra el cáncer de próstata avanzado era quitarle los testículos al hombre. La crisis actual nos está llevando de nuevo a practicar la orquiectomía (extirpación total o parcial de uno o los dos testículos) para evitar que la enfermedad progrese por falta de medicamentos”.
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