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Auctoritas y poder

Cortesía de CNN en español.

Por Jesús E. Mazzei Alfonzo

El rol del liderazgo en la conducción política, sea tanto en función de gobierno, como en la rutinaria carrera política de un actor político en determinados episodios –en este caso un líder político a lo largo de su ciclo vital–, es importante para conocer la capacidad de conducción que determinado líder político pueda ejercer en las diversas circunstancias que le toque vivir a una sociedad política en un momento dado. Junto con la auctoritas, poder, y liderazgo son los temas más atrayentes y complejos de analizar en la ciencia política en general, y a él se le ha abordado desde diversas perspectivas académicas: la sociológica, desde la psicología etc.

Desde este punto de vista el estudio del liderazgo es atractivo y estimulante, porque mediante este se pueden establecer aproximaciones de la capacidad de conducción y dirección de, no sólo un proyecto político, sino además de un conglomerado humano a una comunidad política en determinadas circunstancias históricas y, en este caso, cómo afrontar decisiones, crisis políticas y de qué forma ejercer el poder: ¿de manera persuasiva o autoritaria? Es así como el reacomodo de una sociedad puede ser explicado por escasez de liderazgo, mediocridad del mismo o ausencia de él para conducir a determinado grupo humano a objetivos precisos de acuerdo a unos fines y prioridades.

Antes de entrar en materia debemos plantearnos las principales ideas teóricas acerca del liderazgo, sus tipos y características, para poder analizar el caso en estudio. En este sentido, desde el punto de vista psicológico, su característica esencial es la influencia, que está vinculada a la idea de poder, porque puede ser la influencia que una persona ejerce sobre otra. Desde el punto de vista politológico es el ejercicio del poder.

En el líder hay, además, una cierta consideración individual y personal. Esto quiere decir, una inclinación personal del líder hacia sus seguidores. Él sabe que su persona y figura son, en cierto sentido, un modelo para los suyos. Por último, la estimulación intelectual está relacionada con la capacidad del líder a pensar creativamente, a ser innovador en las ideas y a transmitir en los colaboradores la conciencia de los problemas y el modo de cómo resolverlos.

El otro componente es la relación individual-grupo; el liderazgo no puede existir sin sensibilidad, sin conocimiento, comunicación y percepción de las necesidades del grupo, una organización o la sociedad. Hay una influencia interpersonal, del crecimiento mutuo y desarrollo personal.

El elemento importante, además del anterior, es el poder. Porque este no solamente se entiende como capacidad de influencia, sino también como una relación. Todos los líderes tienen poder, pero no todos los que detectan poder son líderes. El poder es también algo que sobrepasa al puesto que ocupa un líder, porque es un aspecto de él. Esto se debe a que el liderazgo sobre seres humanos se ejercita cuando personas, con ciertos motivos y objetivos, movilizan recursos institucionales, políticos, psicológicos y potencian y satisfacen los motivos y necesidades, de sus seguidores. Aquí no nos referimos al poder como manipulación, opresión, sino como una relación cualitativa, en cuanto es valiosa tanto para el líder como para el seguidor.

Se entiende por auctoritas la posesión de cualidades de orden espiritual, intelectual o moral. Lleva siempre adheridas unas cualidades axiológicas: valores morales éticos, estéticos y espirituales. La axiología es la teoría filosófica encargada de investigar estos valores, con especial atención a los valores morales. Etimológicamente, la palabra axiología significa “teoría del valor”, que se forma a partir de los términos griegos “axios”, cuyo significado es valor, y “logos”, que significa estudio o teoría. En este contexto, el valor –o lo que es valorado por las personas– es una decisión individual, subjetiva y producto de la cultura del individuo, que hacen sentir el seguimiento como un deber. Ella, además, se basa en el crédito que ofrece una persona o institución por sus pasados logros y, por tanto, tiene como supuestos la confianza y la credibilidad.

Es decir, tiene auctoritas de esta última especie, quien sabiendo qué hay que hacer, cuándo hay que hacerlo y cómo hay que hacerlo, lo hace efectivamente. De aquí se derivan la idea en torno a la política, al tipo de líder y cuál es la visión de la política. De aquí se entiende que la auctoritas deriva de la capacidad moral para dirigir, orientar o aconsejar. Si ésta existe, se crea un vínculo entre la persona o institución y la comunidad; se comparten valores y motivación, aparece el liderazgo.

Ahora bien, no todo líder tiene auctoritas y poder, algunas veces tiene auctoritas, pero no tiene poder o viceversa. En una realidad compleja que se presenta esta situación, hay que evaluar cada realidad socio-política en particular, y esto lo vemos en la realidad política internacional. ¿Tiene hoy Putin auctoritas? ¡No! ¿Biden, Macron entre otros? ¡Sí! Los tres tienen poder, pero lo administran y lo usan desde una perspectiva estratégica, de forma diferente, mal empleado por Putin –desde el punto de vista militar– y hasta ahora dosificado por Biden, Macron y otros líderes occidentales en sus otras variantes como la persuasión, al crear un clima favorable para el fin de las hostilidades y entrar definitivamente en negociaciones que pongan fin a la guerra.

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