Por Gonzalo Oliveros Navarro
Una candidata a un cargo de elección en Colombia se queja por nuestra presencia en este país.
En una institución financiera, un joven afirma que, como consecuencia de la acción de unos venezolanos hijos de no sé quién y otras lindezas, tuvo un accidente con su bicicleta y debió pagar casi un millón de pesos. Así estamos.
Desde hace más de un año en AsoVenezuela advertimos que situaciones como esas iban a ocurrir. Nos anticipamos y propusimos alternativas de políticas públicas: Identificación y educación.
Por escrito consta que solicitamos se nos identificara cuando entráramos. Que al hacerlo se sabría quiénes éramos, que hacíamos y que podíamos hacer. Lamentablemente, no se ha establecido como política permanente.
Desconozco como determinó el joven de marras que las personas que originaron su accidente eran venezolanos; si presumo que cuando uno de estos se produce en cualquier parte del mundo, no se le pregunta al causante su nacionalidad y menos sus antecedentes familiares. Se requiere simplemente que responda por lo ocurrido.
AsoVenezuela alertó temprano sobre la posibilidad de xenofobia y propuso para èllo una campaña de educación. Con artistas reconocidos y queridos en ambos países. Pusimos como ejemplo de cambio conductual lo que ocurrió con los caraqueños cuando se inauguró la línea 1 del metro de Caracas. Lamentablemente, la campaña contra la xenofobia fue muy tímida y ésta en la actualidad avanza… y a paso de vencedores.
Los venezolanos de bien estamos decididos a contribuir con Colombia, pero creemos que Colombia debe ayudarse y ayudar a sus nacionales. No bastan las declaraciones muy bien intencionadas del señor Presidente Duque y de otros altos funcionarios respecto de la migración venezolana. Las mismas deben traducirse en efectividad en las políticas públicas. Conste que no hacemos reclamo alguno. Es simplemente una observación respetuosa.
En la medida que las políticas públicas sean exitosas, Colombia avanzará y con élla todos los que aquí hacemos vida.