La Región Apostólica Interprovincial en la Frontera colombo- venezolana arriba a sus tres años en medio de un trabajo de acompañamiento a las sociedades que hacenvida en esta región, el cual se remonta incluso a más de 15 años de construcción de una infraestructura de capital humano. Así nos lo cuenta el padre Arturo Peraza, provincial de los jesuitas en Venezuela.
Las bases
La Región Apostólica llega como consecuencia de un continuo trabajo de la Compañía de Jesús, desde las
provincias de Venezuela y Colombia, en los territorios fronterizos del Alto Apure, San Antonio, Cúcuta y el Magdalena Medio. Para la Provincia de Venezuela estos tres años de la RAIF han sido fruto de la siembra que se inició con la implementación del Plan Apostólico de la Provincia 2000-2020. Peraza cuenta que no es hasta el año 2009 en que luego de un encuentro con el padre Francisco De Roux, quienentonces era provincial de los jesuitas en Colombia, surge la necesidad de darle mayor articulación a todas aquellas
obras, actores sociales y comunidades en las que la Compañía de Jesús venía estableciéndose con fuerza. “El padre De Roux conocía de antemano la situación de frontera, sobre todo del lado colombiano, pues había sido párroco durante un tiempo en el sector del Magdalena Medio y sabía de los problemas de desplazados, discriminación y premuras que allí se vivían”, dice.
Visión en conjunto
De Roux en este encuentro constata que estos problemas se habían trasladado al Alto Apure, al mismo tiempo que se encuentra con una infraestructura de capital humano tanto de los jesuitas como de instituciones y organizaciones no gubernamentales. “Y es en ese momento cuando acordamos conformar la Región Apostólica con un carácter interprovincial”, argumenta el padre Peraza.
Parafrasea con vehemencia al Papa Francisco al recalcar la importancia del trabajo en las periferias “las palabras del Papa describen qué es lo queremos, pues él hace énfasis en ir hacia las periferias y una frontera tiene todas las cualidades de una periferia; es pues desde aquí en donde se puede ver mucho más claro todo y en donde toman forma los problemas de ambos países para establecer nuevas dinámicas en el proceso de solución de los conflictos así como de la evangelización”.
No es un límite, es una oportunidad
Uno de los grandes desafíos que enfrenta la RAIF es el peso del límite fronterizo en las personas. Entablar un proyecto en común en medio de este límite es un llamado a entenderlo de otra forma. “El sujeto de frontera por el que apostamos tiene que tener muy claro que eso a lo que le llaman frontera no es un límite sino una oportunidad para construir un polo de desarrollo colombo-venezolano. Animar, acompañar es nuestra tarea, pues es este mismo sujeto quien debe asumir a partir de la consciencia el cambio que requiere para transformar sus problemas en soluciones”.
Por otra parte, Arturo Peraza reconoce todos aquellos esfuerzos y trabajos de todo el equipo y actores sociales de la RAIF animándolos a constituirse como anunciadores de buenas noticias. “Agradezco a todas las personas que ponen el alma en esto, su esfuerzo y creatividad. Nadie puede esperar que un proyecto tan novedoso surja tan rápido. Seguir, no desfallecer, y darnos a la tarea de que el mensaje de Jesús llegue”. (Ánfer Chávez C.)
Fuente: Boletín de la Red Apostólica Interprovincial en la frontera Colombo-Venezolana