Por Francisco J Contreras M
Los dos estilos de gobernanza populista crónica casi perpetua en la historia económica del mundo -más de 70 años-, son similares, pero diferentes:
1 Les une la irresponsabilidad monetaria-cambiaria y la fiscal pues utilizan la emisión de dinero (Venezuela) y la monetización de la deuda pública (Argentina) para financiar el mal gasto público con propósitos demagógicos.
2 Son diferentes porque la asfixia regulatoria es mucho mayor en Venezuela que en Argentina: las regulaciones que dan lugar a información privilegiada, a discrecionalidad y a incentivos perversos que favorecen a los gobernantes y perjudican al resto del país son extremos en Venezuela y moderados en Argentina. En Venezuela la extracción de rentas es amplia y extensa y en Argentina más moderada, selectiva y elitista.
3 Existe un arraigo cultural populista en todas las esferas de la vida del país, hasta los factores democráticos radicales llevan en si la impronta populista de perpetuarse en el poder por la vía del manejo del presupuesto público.
4 En Argentina los males públicos son más recesivos que inflacionarios y en Venezuela a la inversa, pero en ambos prevalece un cuadro histórico de estanflación.
En ambos casos librarse del populismo exige plantear un esquema anti cíclico con una dolarización formal, un impedimento para incurrir en déficit fiscal en no más del 5% del PIB, el uso exclusivo de la deuda pública para la acumulación de capital con capacidad de pago del servicio y un gasto corriente sujeto a la suficiencia tributaria corriente. La verdadera tarea de estado es recrear un marco regulatorio que con base en alicientes materiales y morales liberen la capacidad productiva del país y promuevan la innovación frugal como cultura.
Las secuencias de los mecanismos anti frágiles en ambas economías se comparten a continuación.
