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Apagón de La Vega: ¿a quién beneficia?

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Alfredo Infante

corpoelec63010abrilEl hecho:

¡Fuáz! Se fue la luz en la parte alta de la Vega.  Eran las 9:03 de la noche del domingo 20 de septiembre. Los barrios más afectados fueron Los Bloques, Las Casitas, La Pradera, El Encanto y Las Torres. En estos barrios la luz se suele ir con frecuencia pero al poco tiempo vuelve.  Lo más que tarda son 2 horas. Esta vez el apagón se prolongó. En Las Casitas volvió a las 12 del mediodía del lunes 21, después se interrumpió el servicio a las 5 pm y no regresó hasta el martes 22 a las 9:30 de la mañana. En Las Torres y La Pradera, barrios más distantes de la ciudad y con difícil acceso de transporte, el apagón eléctrico fue continuo desde el domingo hasta el martes en la mañana.

El hecho generó profundo malestar en la población y el lunes 21,  hacia las 6pm de la tarde,  un grupo de vecinos salió a la calle y cerró la intercepción que comunica a Las Casitas, La Pradera y Las Torres con la autopista Panamericana.  Muchos, desde sus casas, cacerolearon por varias horas desahogando su indignación y apoyando a los que protestaban en la calle.

Las personas indignadas subían a pie y en pequeños grupos hacia sus residencias, después de un largo día de trabajo y colas. A los habitantes de Las Torres les tocó caminar hasta más de una hora para llegar a descansar a sus hogares.

El lunes 21 y el martes 22 las escuelas funcionaron a media máquina porque el apagón generó mucha incertidumbre y muchas familias prefirieron no enviar a los niños a clase. En las largas colas para tomar el transporte público ese era el comentario del día.

Las interpretaciones del hecho

El prolongado apagón suscitó incertidumbre y un desfile de opiniones de distintos corte y, por supuesto, el humor no se hizo esperar. Coloco aquí algunas de las interpretaciones que en forma de tuits orales se escuchaban en las conversaciones:

“Eso es que se está esperando una OLP para esta zona de La Vega”.

“¡Mmm! Es el mismo gobierno que hace esto para que la gente se indigne y se levante y así  decretar el estado de excepción y suspender las elecciones”.

“Es la oposición que está nuevamente iniciando una guerra energética”.

“No, no, no es nada político, es falta de mantenimiento, a esa vaina nunca le hacen mantenimiento”.

“Tranquilos que Corpoelec  tarda pero resuelve”.

“Está bien que tranquemos la vía, pero si vamos a trancar, tranquemos la Panamericana, trancar aquí es afectarnos a nosotros mismos”.

“Si trancamos la Panamericana o la India ahí sí que nos caen a plomo”.

“Eso es culpa de los colombianos que se están bachaqueando la luz pa´ Colombia”.

Risas irónicas irrumpieron en la noche.

El porqué de la incertidumbre y las distintas interpretaciones

En una atmósfera incierta es natural que un apagón tan prolongado profundice la incertidumbre que se vive a diario. Un apagón es oscuridad, tiniebla y simboliza pérdida, deterioro e inseguridad. Este hecho sumado al corre- corre cotidiano satura e indigna y da pie a salidas de calle como la de la noche del lunes 21 en la parte alta de La Vega. Pero son salidas reactivas, no organizadas, que sirven solo para liberar la rabia y la inconformidad ante la situación. Cada día que pasa la vida de la gente se hace más cuesta arriba.

Las distintas interpretaciones expresadas vía tuits orales tienen que ver, por una parte, no solo  on la inseguridad que se vive gracias a la delincuencia sino también de cara a los cuerpos de seguridad del Estado, así se explica el comentario “es que se está esperando una OLP para esta zona de la Vega”.

Otros comentarios tienen el filtro de la polarización política y, entonces,  el hecho se interpreta desde la parcialidad o trinchera a la que se es afecto.  El gobiernista pretende dar razón del hecho desde el filtro ideológico de la guerra energética, por eso, afirma “es la oposición que inicia una guerra energética”. Para él, por su interpretación, no cabe duda  de que estamos en una guerra multidimensional, y la energética es una de ellas. Por su parte,  el afecto a la oposición dentro del barrio está convencido que ante el descontento el gobierno va a ser todo lo posible por torpedear e impedir las elecciones de diciembre, y desde aquí formula su interpretación del hecho: “¡Mmm! Es el mismo gobierno que hace esto para que la gente se indigne y se levante y así  decretar el estado de excepción y suspender las elecciones”.

Los menos polarizados desmarcan el hecho del debate político y lo colocan en el ámbito de lo público,  señalando con indignación la irresponsabilidad del Estado en el mantenimiento del servicio eléctrico: “No, no, no es nada político, es falta de mantenimiento, a esa vaina nunca le hacen mantenimiento”.  Los más conformistas y resignados, que también los hay, dan su voto de confianza a la empresa responsable del servicio: “Tranquilos que Corpoelec tarda pero resuelve”.

Se da también un debate sobre si trancar la avenida es una respuesta pertinente.  Todos parecen acordar que es necesario manifestar la indignación y se desplaza la discusión sobre si el paro de vía se hizo en el lugar más adecuado siendo la posición más sentida  esta: “Está bien que tranquemos la vía, pero si vamos a trancar, tranquemos la Panamericana, trancar aquí es afectarnos a nosotros mismos”.  Pero la sombra del miedo a la represión no se hace esperar: “Si trancamos la Panamericana o la India ahí sí que nos caen a plomo”. Se transparenta en este diálogo sobre la protesta el miedo a la represión y la certeza de que se está ante un estado que criminaliza el derecho a la protesta.

El humor por su parte sirvió para contextualizar el hecho. Justo ese día se reunieron los presidentes  de Venezuela y Colombia en Ecuador para llegar a acuerdos sobre el tema fronterizo. Unas semanas antes el discurso oficial del gobierno venezolano señalaba como la raíz de todos los males al contrabando de extracción, y por eso, con tono irónico se decía a viva voz acompañado de risas: “Eso es culpa de los colombianos que se están bachaqueando la luz pa´ Colombia”.

La supuesta raíz del apagón y la pregunta final

En esta “democracia participativa y protagónica” a los ciudadanos de a pie no se nos informa.  Al parecer, aunque aún no hemos sido informados oficialmente  sobre cuál fue la causa del apagón, una fuente vinculada a Corpoelec nos hizo saber que hubo una falla en la línea que alimenta la parte alta de La Vega y la cual viene de Montalbán.  Si esto es así,  bastaría que la empresa prestataria del servicio informara a la comunidad la causa de la interrupción eléctrica y el tiempo de duración la misma;  esto evitaría que la gente se incomodara, ayudaría a calmar los ánimos y, sobre todo, despolitizaría un asunto más público y social que político.

Por eso, ante este hecho y sus interpretaciones salta la pregunta de los sabios maestros: ¿a quién beneficia?

 

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