Alfredo Infante sj
Repicó el móvil, miré, leí un mensaje «asómate a la noche que la luna está bella». Me asomé, y, soñé que la bella luna se vestía de arepa y descendía a la mesa de tantos pobres sin pan. Y es que el hambre, Señor, toca cada día a la puerta y, tú mandato «denles ustedes de comer», nos deja desconcertados, como a tus discípulos, en el descampado, ante la muchedumbre enferma y hambrienta aquel día que multiplicaste el pan.
Así estamos en esta Venezuela, en un descampado, delante de una muchedumbre hambrienta y enferma, con tu palabra como un aguijón «denles ustedes de comer». Señor, mientras el tirano y su séquito, engrosan sus cuentas en la banca extranjera y se entregan a sus bacanales como Herodes la noche que asesinó, por capricho de poder, al inocente Juan Bautista.
¿Qué significa hoy, Señor, tu mandato divino «denles ustedes de comer»? No, no se trata de soñar que la bella luna se vista de arepa y descienda a la mesa de los hambrientos. Tú, nos pides, Señor, desterrar la tiranía que nos ha robado el pan, sí, y cuando lo logremos, celebraras con nosotros invitándonos a tu fiesta: «vengan benditos de mi Padre porque tuve hambre y me disté de comer».