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Año escolar, las materias pendientes y los retos

La Escuela es Nuestra (1)

Por Luisa Pernalete

Educar nunca ha sido fácil, pero en estos tiempos, en Venezuela, es más difícil todavía. Sin embargo, en esta ocasión, al final de este año escolar, más que detenernos en los problemas que ya existían antes de decretarse el cierre de las escuelas por la cuarentena, queremos ver cuáles “materias pendientes” y retos tenemos para septiembre y los meses venideros.

La primera materia pendiente que queremos subrayar es la educación ambiental, obligatoria para todos los niveles y modalidades según reza el Artículo 107 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Eso significa que es obligatoria desde la educación inicial hasta la universitaria, y agregaríamos también para la informal y hasta para los medios de comunicación, pues el planeta está muy mal tratado, las consecuencias del cambio climático las estamos viendo en todo el mundo.

Tenemos una gran oportunidad ahora que en la Organización de Naciones Unidas (ONU), hace pocos días, se decidió con una amplia votación, de 161 a favor y 8 abstenciones –Venezuela no vota porque está morosa– que la educación ambiental es urgente, y no como saludo a la bandera, para el Día del Árbol y algo más por ahí, sino como eje transversal. Cuidar el planeta, el entorno, aprender a reciclar, reutilizar y reducir consumo es de verdad urgente.

La otra materia pendiente es la educación en y para la ciudadanía, ligada a la anterior. Desde la educación inicial, en realidad desde el hogar, los niños y las niñas deben saber que hay deberes que hay que cumplir y derechos que hay que exigir. Un ciudadano respeta las leyes, respeta a los demás. Lo contrario es “la ley de la selva”, que es la ley del más fuerte en detrimento de los más débiles, los más pequeños, los más vulnerables. Una democracia sana requiere de una ciudadanía activa. Eso es materia pendiente.

La calidad educativa y la medición del impacto de la educación son dos materias pendientes muy importantes. No basta con que las escuelas estén abiertas, lo que importa es que los estudiantes aprendan, que se imparta una educación de calidad, tal como lo dice el Artículo 103 de la Constitución, subrayado y en negrita, de calidad. Pero para verificar eso, hay que aplicar alguna medición, no tiene necesariamente que ser una de las pruebas internacionales – aunque no sería mala idea– pero de alguna manera tenemos que medir cuánto están aprendiendo los alumnos.

Materia pendiente, salario decente para los docentes. Porque sin maestros no hay escuela, ni educación presencial ni a distancia.

Materia pendiente también es atender de manera especial a los “niños dejados atrás”, esos cuyos padres, uno o los dos, se fueron a las minas del estado Bolívar o a otros países, y se quedaron con los abuelos, tíos, hermanos mayores o … solos. Es verdad que el Estado, el Sistema de Protección de Niños Niñas y Adolescentes, debería tener alguna política para atenderlos, pero ni siquiera sabemos cuántos hay en el país en esa condición. Las escuelas deberían monitorear esa población.

Vamos con los retos

Comencemos por el de recuperar a los que se han ido del sistema escolar. No decimos los que se han ido del país, los cuales esperemos sigan estudiando en el país al cual puedan llegar, decimos esos que dejaron de asistir no un par de semanas, sino de un mes en adelante y no volvieron. No sabemos si en las escuelas oficiales, a las que asiste el 85 % de los niños, niñas y adolescentes en edad escolar, se visita las casas de los estudiantes que dejan de asistir un par de semanas, como se hace en Fe y Alegría. La verdad es que no sabemos exactamente cuántos chicos están fuera del sistema escolar. Y hay que recordar que, sin educación, no hay ni presente ni futuro para niños y jóvenes ni para el país.

Otro reto no menos importante: la formación masiva de docentes para actualizarse, pues la educación ya no puede seguir siendo la misma, el mundo sigue cambiando, la educación tiene que ponerse a tono con nuevas exigencias.

Y seguido de este reto está el de la formación de la generación de relevo que pueda sustituir adecuadamente a tanto educador que ha renunciado o simplemente abandonado las aulas ante los salarios insuficientes que no le permiten vivir con dignidad. Hay escuelas de Educación que han cerrado sus primeros años de carrera por falta de alumnos, y hay institutos que hoy tienen la mitad de estudiantes que los que tenían hace 5 años. Educación no es oficio para el primero que pase por la esquina.

Finalmente, tenemos el reto de interesar de manera suficiente tanto al Estado como a todos los actores de la sociedad venezolana para firmar un acuerdo nacional que salve la educación del país; este tema no puede ser solo de los educadores. Empresarios, universidades, políticos de cualquier color… Hay que recordar a Nelson Mandela, que después de casi 3 décadas preso, y después de lograr impedir una guerra civil en Sudáfrica, decía: “La educación es el gran motor de desarrollo personal” y también que “la educación es el arma más potente para cambiar el mundo”.

Mucho trabajo por delante. Así que a descansar en vacaciones porque somos necesarios todos.

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