Este 29 de noviembre, celebramos los 244 años del nacimiento de Andrés Bello, que a pesar de ser considerado posiblemente como la figura intelectual y humanista más importante en toda América durante el siglo XIX, sigue siendo un gran desconocido, especialmente en Venezuela, su país. Posiblemente se deba a que la historia de Venezuela ha privilegiado a los héroes militares, y ha olvidado a los héroes civiles, personas capaces de sacrificar sus intereses personales en beneficio de los demás. No olvidemos que héroe, en su etimología griega, significa excelso, generoso, entregado, y sin duda alguna Bello fue un gran héroe del civilismo y el servicio.
Posiblemente el desconocimiento se deba también a que gran parte de su obra, la más importante, la realizó fuera de Venezuela, primero en Inglaterra y luego en Chile, donde fue varias veces senador, artífice de la constitución, de la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, y del código civil. Fue también el primer rector de la primera Universidad en Chile, por cuya fundación trabajó arduamente Bello. En Chile también murió. Pareciera que la suerte de numerosos venezolanos eminentes fue morir fuera de Venezuela: Miranda en Cádiz (España), Bolívar en Santa Marta (Colombia), Urdaneta en París (Francia), Páez en Nueva York (Estados Unidos), Padilla en Bogotá (Colombia), Sucre asesinado en la selva de Berruecos (Colombia), Simón Rodríguez en Amotape ( Perú), y Bello en Santiago de Chile.
Pronto sobresalió Bello en Caracas por sus inquietudes intelectuales y su hambre de aprender. Sabemos que fue maestro del Bolívar adolescente, a pesar de que era sólo año y medio mayor que él. Terminó su magisterio con Bolívar cuando este decidió estudiar la carrera militar y como su familia era muy rica, lo enviaron a la mejor academia militar en Madrid. Cuando en 1808, llegó la imprenta a Venezuela, y se creó el periódico la Gaceta de Caracas, Bello fue su primer redactor. Tomó parte en los acontecimientos del 19 de abril de 1810, y fue seleccionado por su dominio del inglés y amplia cultura, junto con Bolívar y Luis López Méndez, a viajar a Londres para solicitar el apoyo del Gobierno Británico para que ayudara a la causa de la independencia. El viaje fue un rotundo fracaso, en gran parte porque había cambiado mucho el panorama político con la invasión de Napoleón a España, y sus ambiciones expansionistas por toda Europa. Bolívar regresó a Venezuela a combatir por la independencia y Bello y Méndez se quedaron en Londres como embajadores. Fueron años muy difíciles, acosados por la miseria, pues con la caída de la primera República, no le enviaban el dinero de Venezuela. Quiso regresar a Venezuela pero el terremoto de 1812 que destruyó Caracas y otras ciudades, se lo imposibilitó. Afortunadamente, contó con la amistad y el apoyo de Francisco de Miranda que le abrió su casa y su amplia biblioteca, que le posibilitó, a pesar de las penurias, dedicarse a pensar América. Por ello, Bello se hizo un gran intelectual americano, pues toda su inquietud era formarse muy bien para regresar a América a poner en práctica sus conocimientos. Como le había dicho Roscio cuando partió a Londres, “Ilústrese muy bien para que luego ilustre a nuestra América”.
De las numerosas obras de esta época londinense, quiero subrayar, como muestra de su americanismo, su poema Silva a la agricultura de la zona tórrida, donde no sólo alaba la fecundidad de nuestras tierras, sino que defiende al campesino, alaba su sencillez, trabajo y entrega que le lleva a producir frutos con el sudor de su frente, mientras los adinerados abandonan el campo y viven de espaldas a él. Y resulta sorprendente ver que se muestra también ya como un ecologista, pues insiste en que hay que amar y defender la naturaleza y no vivir maltratándola pues nosotros pertenecemos a la naturaleza y no la naturaleza a nosotros. Destruirla es ir contra la fuente de la vida y destruirnos nosotros.
En Chile coincidió con el argentino Domingo Faustino Sarmiento, gran promotor de educación para todos, sin discriminación alguna por razones de raza, sexo, condición económica, rango social, posición política o creencia religiosa. No olvidemos que en tiempos de la colonia sólo los niños varones blancos podían ir a la escuela. Bello y Sarmiento , como también lo había hecho Simón Rodríguez, creían que la educación, que debía ser utilitaria y social, era el elemento esencial para lograr un genuino desarrollo económico y cimentar la República con ciudadanos libres. Sin educación, se impondría la barbarie y no sería posible la convivencia. Si Sarmiento fue en Chile director fundador de la Escuela Normal de instrucción primaria, primer establecimiento de su tipo en América y uno de los primeros en el mundo, Bello fue el promotor y primer Rector de la primera Universidad Chilena, pues era muy consciente de que el sistema educativo debía abarcar todos los niveles, y que de las universidades tenían que egresar buenos profesionales y con gran capacidad de servicio.
Bello fue también el redactor del código civil chileno que luego lo copiaron varias otras naciones. En él puso las bases para la convivencia social. En definitiva, Bello buscó durante toda la vida gestar repúblicas independientes, libres y soberanas, y su gran preocupación fue fomentar las virtudes ciudadanas y sociales, que todos deberíamos hacer nuestras, si queremos una Venezuela próspera y en paz.



