Por Félix Arellano
El sueño del pueblo armenio, de una república independiente, la llamada “República Artsaj”, en el enclave territorial del Nagor Karabaj o Alto Karabaj, ubicado en el contexto territorial de la república de Azerbaiyán, se desvanece, luego del impactante ataque de que fue objeto por las tropas azeríes, el pasado 19 de septiembre, que conllevó a la capitulación del llamado gobierno autónomo. Ahora la comunidad internacional debe estar alerta por el futuro del pueblo armenio, que masivamente está huyendo hacia la República de Armenia.
El Gobierno alemán ha propuesto firmar un alto al fuego y enviar observadores internacionales. Resulta urgente una negociación con el Gobierno de Azerbaiyán, para evitar que el pueblo armenio enfrente una vez más persecución y masacres, que ha sufrido desde los tiempos del Imperio otomano.
El conflicto entre las Repúblicas de Armenia y Azerbaiyán por el enclave de Nagorno Karabaj tiene sus raíces en la vieja Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), pues J. Stalin, en su política de fragmentar y debilitar los grupos étnicos, incorporó el Alto Karabaj, de mayoría armenia cristiano ortodoxa, a Azerbaiyán, de mayoría musulmana. El conflicto se exacerbó con la disolución de la URSS, y desde 1988 arrancó el primer enfrentamiento bélico, que culminó con un frágil acuerdo promovido por Rusia, firmado en 1994.
Desde los inicios el conflicto, además de los fundamentos religiosos, evidenció un carácter geopolítico, pues Turquía apoyó a Azerbaiyán en su objetivo de incorporar el Alto Karabaj en su territorio, y Rusia inicialmente apoyó a Armenia, donde ha mantenido una base militar. En el 2020 se presentó un segundo enfrentamiento que fortaleció la presencia del obierno de Azerbaiyán en la zona y, el 19 de septiembre del presente año, con la operación militar relámpago, los azeríes han logrado la capitulación del gobierno autonomista y la incorporación del enclave en disputa en su territorio.
Cabe destacar que en los actuales momentos la geopolítica ha experimentado algunos giros. Luego de la invasión a Ucrania, Rusia se ha inclinado a favor de Azerbaiyán, entre otros, por el papel estratégico de Turquía y en rechazo al respaldo del Gobierno armenio a Ucrania. En este contexto, Armenia se está vinculando a Occidente y se estima que pronto podría presentar su solicitud de ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Pero la situación es compleja y debemos tener presente que la Unión Europea ha incrementado sus relaciones con Azerbaiyán, particularmente con las recientes compras de gas.
Producida la invasión de Nagorno Karabaj, la comunidad internacional debe estar alerta sobre la situación del pueblo armenio, que está huyendo masivamente a la República de Armenia, por un estrecho camino llamado “corredor de Lachin”, que controla Azerbaiyán. Se calcula que han huido unos 90 mil armenios, situación que algunos expertos califican como “un crimen de guerra de deportación o traslado forzoso, o incluso un crimen contra la humanidad” (Infobae 29/09/2023).
El pueblo armenio se pudiera enfrentar una vez más a la persecución y las masacres como ha ocurrido en el pasado. Al respecto, cabe recordar que, en el marco del Imperio otomano, entre 1894 a 1896, se desarrolló la llamada “masacre de hamidianas”; luego, en 1909, producto de la derrota del Imperio otomano frente a Rusia, el Imperio acusó al pueblo armenio de cómplice e inició una persecución y masacre.
Pero uno de los capítulos más dramáticos del pueblo armenio ocurrió en el marco de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), cuando el Imperio otomano, en particular los llamados “jóvenes turcos”, promovieron su masacre sistemática, que ha sido calificada como “el genocidio armenio”. El proceso inicia con la detención de unos 250 líderes e intelectuales que luego fueron deportados y en su mayoría fusilados.
Lo más grave ocurrió seguidamente, cuando el pueblo armenio fue sometido a una llamada “deportación temporal”, pero forzosa y, sin alimentos ni agua, fue obligado a caminar en el desierto, en lo que actualmente es territorio de Siria, donde fue muriendo de hambre. Se calcula un millón de muertos.
El Gobierno de Turquía ha rechazado permanentemente definir tal situación como un genocidio, pues asume que ocurrió en el marco de la Primera Guerra Mundial.
Tal masacre constituye uno de los casos de genocidio más estudiados, luego del holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial, y si bien es cierto que para el momento no se había reconocido el crimen de genocidio, la situación que vivió el pueblo armenio, se corresponde claramente con la definición de genocidio, es decir: “La aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos”1.
Teniendo presente tan lúgubre expediente, resulta fundamental que la comunidad internacional apoye la propuesta del Gobierno alemán y ejerza la mayor presión posible ante el Gobierno de Azerbaiyán, para garantizar la vida del pueblo armenio que está huyendo desesperadamente del territorio de Nagorno Karabaj y, especialmente, los que se mantienen en el territorio bajo control azerie.
El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, ha expresado su disposición a colaborar, garantizando que la población civil no está amenazada y podría permanecer en el territorio ocupado reconociendo las nuevas autoridades, pues en su opinión se trata de aplicar el principio de la integridad territorial; por su parte, el pueblo armenio ha sostenido el principio de la autodeterminación. Las palabras del Presidente son positivas y deberían ser ratificadas en acuerdos concretos, supervisados por organizaciones internacionales como las Naciones Unidas.
Nota:
- Real Academia Española. (s.f.). Genocidio. En Diccionario de la lengua española. Recuperado de https://dle.rae.es
Fuente:
Este artículo ha sido publicado originalmente en TalCual Digital.