Por David Alandete | ABC.ES
La repetida desaparición de pequeños botes con los que los refugiados venezolanos tratan de huir a las islas frente a las costas de su país ha despertado la alarma de las organizaciones humanitarias. Estas advierten de la muerte de menores y mujeres embarazadas que abandonan su país por la falta de alimentos y medicinas y que acaban siendo presa de redes de trata de personas.
La última embarcación en hundirse lo hizo entre Venezuela y la isla de Curaçao, a 60 kilómetros de la costa del continente. Se trataba de una lancha sobrecargada con 32 personas huidas a través del estado de Falcón. Los familiares ya cruzados, que les esperaron durante horas en una playa, acabaron denunciando su desaparición a las autoridades de Curaçao, una isla que es territorio autónomo del Reino de los Países Bajos.
Aunque la mayoría de los cuatro millones de venezolanos exiliados por la grave crisis humanitaria del país lo ha hecho a pie, y viven refugiados en países vecinos como Ecuador o Colombia, otros han optado por cruzar los pocos kilómetros de mar que les separan de las islas antillanas del Caribe. Se trata de un cruce peligrosísimo, pues las aguas pueden embravecerse fácil e inesperadamente.
El cruce más corto es el de las Bocas del Dragón, unos estrechos que separan Venezuela y Trinidad y Tobago y que en su punto más corto tienen apenas 20 kilómetros. Ahí desapareció el 16 de mayo un pequeño bote pesquero con 31 personas a bordo, de las cuales al menos dos eran niños. En el último mes se han hundido al menos cuatro embarcaciones en similares circunstancias, con más de 50 desaparecidos en total.
Traficantes de personas
Estos cruces se pactan con traficantes de personas cuyas tarifas varían pero que cobran entre 400 y 500 dólares (entre 350 y 450 euros) por persona y que pueden rebajar el pago hasta los 1.000 euros por familia sin hay niños entre los viajantes. Se trata de verdaderas fortunas: el salario mínimo en Venezuela no supera los 5 euros mensuales, con una inflación galopante que ha hundido en la miseria a la mayoría de la población.
En ocasiones, el Comando de Guardacostas de Venezuela rescata a náufragos, como sucedió el 27 de abril con un bote que se volcó con 37 personas a bordo. Los uniformados apenas pudieron rescatar a 10 emigrantes, uno de los cuales murió.
La agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha pedido a Venezuela que tome medidas contra los traficantes de personas que se aprovechan de esta crisis para lucrarse poniendo en riesgo decenas de vidas cada semana.
El ejército de EE.UU. envió ayer un barco hospital que parará en las islas antillanas para atender a los venezolanos que no reciben tratamiento médico desde hace meses.