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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

A sus 455 años, Caracas requiere un Gobierno de la ciudad

Cortesía de El Pitazo(1)

Por Carlos Torrealba Rangel

La capital de Venezuela, Caracas, fue fundada hace 455 años, el 25 de julio de 1567. Su nuevo aniversario es una oportunidad propicia para pensar y repensar un tema fundamental que gravita sobre su realidad urbana: la necesidad de un Gobierno de la ciudad. Reflexionar sobre ello es mirar hacia el futuro para construir una nueva institucionalidad, la cual permita hacer de la capital una gran ciudad, reconocida por su alta calidad de vida.

En el siglo XX Caracas pasó de ser una pequeña ciudad colonial, que a finales de los años 20 apenas tenía 150 mil habitantes, cuya población se alojaba en su gran mayoría en las 25 cuadras de su núcleo fundacional y que vivía principalmente de la actividad agrícola, a una metrópoli moderna con una población cercana a 3,5 millones de habitantes, asentada a los pies del Cerro Ávila y que va extendiéndose sin parar hasta ocupar hoy en día el espacio que actualmente es sede de los municipios Libertador, Chacao, Baruta, El Hatillo y Sucre.

Con el crecimiento y modernización de Caracas, gracias al impulso de la renta petrolera, su principal y más crítico problema pasó a ser la gobernabilidad, a tal punto que expertos consideran que la ausencia de un Gobierno de la ciudad frena la planificación urbana en la capital, lo que no permite aprovechar sus muchas fortalezas y todo su inmenso potencial, quedando en consecuencia rezagada de las corrientes que en el mundo están empujando el progreso y el desarrollo económico y social de las ciudades.

Esta metrópoli se ha ido conformando, en los últimos 30 o 40 años, a través de la agregación de un conjunto de entidades político-administrativas autónomas, sin que ellas hayan logrado construir las instituciones y los instrumentos de integración y coordinación indispensables para el desarrollo de una gestión urbana exitosa de cara al siglo XXI.

El marco institucional de Caracas es el más enredado de todo el país y en él actúan simultáneamente los niveles de Gobierno central, regional y municipal. Por ser su espacio territorial el asiento de los Poderes Públicos, históricamente la administración central ha estado siempre vinculada al ejercicio del poder en la ciudad, tanto de manera directa como indirecta. Igualmente, el municipio como institución básica del Gobierno local ha sido importante, cobrando mayor relevancia a partir del proceso de descentralización en Venezuela y del impulso de la primera elección directa de los alcaldes de los municipios —realizada en 1989— y con la posterior Ley Orgánica de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público.

En la actualidad, la administración y gestión de Caracas es ejercida por 5 alcaldías, 2 Gobiernos regionales (estado Miranda y Distrito Capital), el Gobierno nacional y las empresas que participan en el suministro de servicios públicos, cuyo territorio de acción es la urbe como globalidad. Todas estas entidades político-administrativas autónomas actúan sobre la metrópoli de forma separada, descoordinada y sin tener como marco general de referencia una visión compartida de la ciudad que se quiere y de las estrategias que la hagan posible.

En la búsqueda de una solución para la gobernabilidad de Caracas, en el año 2000 la Asamblea Nacional Constituyente promulgó la Ley Especial sobre el Régimen del Distrito Metropolitano de Caracas, que a la postre no funcionó adecuadamente porque tuvo graves fallas de origen, lo que siguió agravando la previa fragmentación institucional. Como se sabe, la Alcaldía Metropolitana fue finalmente eliminada por la Asamblea Nacional Constituyente de 2017, el 20 de diciembre de ese mismo año, por razones fundamentalmente políticas.

Caracas no puede seguir sin un Gobierno, porque su inexistencia es la causa principal que impide enrumbar a la capital en una dirección de progreso y desarrollo económico y social. Arreglar su problema de gobernabilidad no solamente es de interés de la ciudad y de sus habitantes, también lo es de la nación, ya que a esta, como principal núcleo urbano nacional, le corresponde un rol estratégico en el desarrollo del país por su potencial económico, su influencia política y el peso de sus instituciones culturales, educativas y de investigación

Sin duda, este tema es una materia pendiente que no se debe seguir postergando. Conviene entonces reabrir el debate en la ciudad desde todos los espacios políticos, ciudadanos y académicos que sean posibles, para que surja una propuesta concertada dirigida al establecimiento de un nuevo régimen de gobierno para Caracas.

Como una contribución a ese debate, me permito resumir una propuesta que la Fundación Plan Estratégico de Caracas presentó ante la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 que, a pesar de los 22 años transcurridos, todavía sigue plenamente vigente. En esa ocasión se presentó el documento “Gobernabilidad Democrática de Caracas: Una Propuesta a la Asamblea Nacional Constituyente”, el cual puede ser consultado en la Revista Urbana Nº 29 del Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela.

En ese documento se proponía la creación de un nivel distrital de Gobierno que abarcara el ámbito territorial de los actuales municipios Libertador, Chacao, Baruta, El Hatillo y Sucre. Como resultado de ello, se aspiraba que la capital de la República tuviera una sola jurisdicción constitucional, un solo espacio urbano con el cual se superaría la fragmentación institucional, política y administrativa que había dado origen, sin interrupción hasta la fecha, a muy serios problemas de gobierno y coordinación.

Aparte de dejar en claro el tema del espacio territorial de la capital de la República como unidad político territorial de Caracas, también se planteó que este tuviera dos niveles de Gobierno: el distrital, con jurisdicción sobre todo el valle de Caracas, y el municipal, en cada una de las entidades locales; independientemente del número de ellos que llegara a existir dentro del nuevo territorio propuesto para la ciudad capital. El mantenimiento del régimen municipal dentro del ámbito de la ciudad capital no significaba, sin embargo, que no se revisaría el mapa territorial de los actuales municipios ni los criterios que se habían utilizado para su creación. Por el contrario, era aconsejable revisar ambos.

Con relación al régimen de nivel distrital, era fundamental que se estableciera un régimen de gobierno autonómico y democrático, cuyas autoridades, tanto para la rama ejecutiva, como la deliberativa, legislativa y de control, debían ser escogidas directamente por los electores residentes en la ciudad capital.

Para el órgano ejecutivo, se proponía la figura del Distrito Capital con un gobernador electo democráticamente. Optar por esta denominación se justificaba no solo por razones de respeto a la tradición, sino porque no debía haber diferencia alguna con los otros gobernadores en cuanto se refiere a su forma de elección, la duración de su mandato, las causales de remoción, las responsabilidades que asuma y el doble carácter como agente del Ejecutivo nacional y como primera autoridad de Gobierno y administración de la entidad distrital. Y en relación con sus funciones, eran las mismas que corresponden a todos los gobernadores, más aquellas especiales por ser el espacio distrital sede de los poderes nacionales.

Una vez establecido el régimen distrital capitalino en los términos propuestos por la Fundación Plan Estratégico de Caracas, se esperaba que más adelante, y en el ámbito del Consejo Legislativo del Distrito Capital, se procediera con la modificación del mapa municipal de Caracas con la creación de varios municipios a partir del fraccionamiento de Libertador, Baruta y Sucre. En el caso del municipio Libertador, que por su tamaño y configuración es un municipio inviable, era posible su fraccionamiento en 4 o 6 municipios, Baruta en 3 y Sucre en 2. La municipalización de Caracas (municipios más pequeños con Gobiernos locales cercanos a los ciudadanos) sería posible siempre que existiera un nivel superior de Gobierno (en este caso, el distrital) que abarcara la visión de conjunto de la ciudad con las competencias de escala distrital.

El otro tema fundamental que afecta a Caracas es la metropolitanización, que tampoco se ha podido solucionar. Son 17 municipios involucrados que conforman la Gran Caracas o la Caracas Metropolitana, ubicados en Guarenas-Guatire, en los Altos Mirandinos, en los Valles del Tuy Medio y en el Litoral Central. Este tema por su vital importancia la abordaremos en otra ocasión. Pero primero, hay que avanzar en arreglar el problema institucional de Caracas.

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