Por Gonzalo Oliveros Navarro
Observo en redes venezolanas exigencias cada vez más constantes de pase a retiro de dirigentes políticos. La justificación para ello, normalmente, es la edad.
Leí ayer –no sin sorpresa- que a una persona que excede por poco los 65 años, ya se le exige que vaya a cuidar nietos. Quienes normalmente hacen la exigencia son personas que, en su vida, han realizado actividad política. La juzgan desde la comodidad del hogar o de la oficina vía tuiter, pero son incapaces de asistir a una reunión de junta de condominio de su edificio a defender… sus propios intereses.
Algunos se sentirían supremamente cómodos si la dirigencia política estuviere entre los 30 y los 40 años. Ya -a partir de esa fecha- si fueran mujeres les sugerirían que se fueran a zurcir calcetas.
La política es un oficio que requiere no solo sensibilidad social, sino preparación. Ella no es para improvisados. Los políticos mueren con esa condición. No con la de negociantes o contratistas. Quien a ello decide dedicarse lo hace – las mas de las veces – por vocación de servicio. Muchos ejemplos hay de éllo en el mundo y casi ninguno es cuarentón.
Si tomamos un año emblemático del pasado siglo, ese fue 1945, ese en el que finalizó la segunda guerra mundial. El liderazgo mundial exitoso de la época lo representaron los representantes de los triunfadores de la misma. Así, para ese año, Rooselvelt tenía 63 años; Stalin 67. Churchill 71; De Gaulle 62 y el “muchacho” entre ellos- el comandante de las fuerzas aliadas- el General Eisenhower, 55 años. Admito que porque alteraría el promedio preferí no incluir como referencia de liderazgo a Mahatma Gandhi, quien para ese año de 1945, cumplió 76 años de vida.
La edad limita a quien quiera hacerlo. Lo cierto es que ella no debe ser la variable exclusiva a considerar para integrar el liderazgo de un país. Craso error se comete cuando ello ocurre. Y por cierto, lo afirma quien de joven también pedía esa jubilación, para terminar trabajando en Venezuela con distinguidísimos dirigentes políticos a edades muy avanzadas, teniendo el privilegio de observar su decencia, conocimiento, dedicación y amor por el país, a veces mucho mayor que la de los mas jóvenes.
El verdadero político solo se retira al morir.
@barraplural