Luisa Pernalete
“Educación con corazón” es el lema que Fe y Alegría ha elegido para este año. No se trata de poner a los “ositos cariñosos” en el logo de nuestra sexagenaria institución, es un lema con profundidad pedagógica y política.
Educación con corazón supone que el corazón va a la escuela, que estamos conscientes de la importancia de la educación emocional: aprender a expresar y manejar emociones y sentimientos, desarrollar la inteligencia intrapersonal y la interpersonal. ¡Cuánta violencia intrafamiliar no se evitaría si enseñáramos desde pequeños a niños y niñas, hombres y mujeres del mañana, a expresar adecuadamente lo que piensan y sienten!
Más allá del aula, educación con corazón supone atender al estudiante integralmente. No podemos tener solo la foto del alumno, necesitamos tener su película, esto es, conocer su entorno, lo que está pasando en la comunidad, cómo viene a la escuela. Por ello valoramos actitudes como las de Débora, una maestra de un centro en Aragua: “cuando los maestros vemos que un niño tiene cara de no haber comido, recolectamos entre nosotros y le compramos el desayuno”, ¡Hay que ver con los ojos del corazón el rostro que habla sin decir! No podemos cerrar los ojos cuando sabemos que hay familias que están haciendo sólo una comida al día, como me comentó un director de un centro de Valencia, “en noviembre eran 232 familias. Han aumentado”.
Una educación con corazón supone servicios que funcionen. Sin agua es imposible tener la escuela limpia, y una escuela sucia no es ambiente para el aprendizaje.
Una educación con corazón tiene que preocuparse y ocuparse de la seguridad de los alumnos y de sus familias. Hace unas semanas quedaron huérfanos tres alumnos de una de nuestras escuelas en La Vega, mataron a su madre frente a ellos. Rechazamos la violencia venga de donde venga. Por eso nos apuntamos a iniciativas que promuevan las vías pacíficas para resolver los problemas. Por eso investigamos y ensayamos qué hacer para prevenir, reducir y erradicar la violencia.
Por todo lo anterior, defender los Derechos Humanos de los niños, niñas y adolescentes es una obligación para Fe y Alegría. Por eso formamos parte de la REDHNNA (Red por los derechos de niños, niñas y adolescentes) porque los derechos son interdependientes y no basta con trabajar solo por más escuelas. Hay que garantizar todos los derechos a todos los niños.
Una educación con corazón también supone contar con educadores sensibles y bien pagados. La cabeza de una maestra a la que no le alcanza su ingreso para dar de comer sus hijos, no está libre para dejar que fluya su cerebro creativo y ponerlo al servicio de los estudiantes. De ahí el empeño institucional en defender la dignificación de la profesión docente.
Como verán, trabajo no nos falta, afortunadamente nos sobra corazón.